Rechazo a las vacunas en Europa del Este tiene un alto costo
KIEV, Ucrania (AP) — El conductor de camión Andriy Melnik nunca se tomó el coronavirus en serio. Junto a un amigo, compró un certificado de vacunación falso para que documentación de viaje pareciese en orden al llevar mercancías a otras partes de Europa.
Su visión cambió después de que el amigo contrajo el COVID-19 y terminó ingresado en una unidad de cuidados intensivos con un ventilador.
“Esto no es un embuste. Veo que esta enfermedad mata y que una inmunidad fuerte no será suficiente, solo una vacuna puede ofrecer protección", dijo Melnik, de 42 años, mientras esperaba a recibir su dosis en Kiev. “Estoy realmente asustado y le suplico a los doctores que me ayuden a corregir mi error".
“La muerte por coronavirus parece mucho más cercana de lo que nunca imaginé", añadió.
Ucrania está sufriendo un aumento de las infecciones por COVID-19, como ocurre en otras naciones del Este de Europa y en Rusia. El suministro de vacunas es abundante, pero existe una reticencia generalizada hacia ellas en muchos países, aunque hay notables excepciones como las naciones bálticas, Polonia, República Checa, Eslovenia y Hungría.
El ritmo lento de vacunación en el Este de Europa tiene su origen en varios factores, incluyendo la desconfianza pública y la experiencia pasada con otras vacunas, dijo Catherine Smallwood, gerente de incidentes de COVID-19 de la Organización Mundial de la Salud en Europa.
“Al final del día, estamos viendo un bajo consumo de vacunas en toda una franja de países en esa parte de la región", dijo a The Associated Press. “Entran en juego cuestiones históricas en torno a la vacunación. En algunos países, todo el asunto de las vacunas está politizado, en cualquiera de los casos".
Rusia reportó el miércoles su récord de 1.123 decesos en 24 horas, su peor dato desde el inicio de la pandemia, con apenas un tercio de sus cerca de 146 millones de habitantes totalmente vacunados. El Kremlin ordenó una semana no laborable que comenzará esta semana y se prolongará hasta el 7 de noviembre.
En Ucrania, solo el 16% de la población adulta tiene la pauta de vacunación completa. Es el segundo porcentaje más bajo de Europa solo por detrás de Armenia, con poco más del 7%.
Las autoridades ucranias exigen que maestros, empleados gubernamentales y otros trabajadores estén totalmente vacunados antes del 8 de noviembre o enfrentarán una suspensión de su salario. Además, para embarcar en aviones, trenes o buses de larga distancia se exige ahora prueba de vacunación o un test negativo de coronavirus.
Esto ha creado un floreciente mercado negro de documentos falsos. Los certificados de vacunación falsificados se venden por el equivalente a entre 100 y 300 dólares, y hay incluso una versión falsa de la app del gobierno. La policía ha abierto 800 casos penales por este motivo y ha desplegado 100 unidades móviles para rastreara sus poseedores.
La baja tasa de vacunación ha facilitado la rápida propagación del COVID-19 y pone de nuevo la presión sobre el ya saturado sistema de salud.
Un escepticismo similar reina en otras partes de Europa del Este, alimentado por la desinformación en internet, las creencias religiosas, la desconfianza hacia los funcionarios del gobierno y la dependencia de tratamientos no convencionales.
En Rumanía, donde alrededor del 35% de los adultos han completado la pauta de vacunación, las nuevas restricciones que entraron en vigor esta semana piden certificado de vacunación para realizar muchas actividades diarias como ir al gimnasio, al cine o al centro comercial. Se decretó un toque de queda a las 22:00 horas y las tiendas cierran una hora antes. Los bares, restaurantes y clubes permanecerán cerrados por 30 días y el uso de mascarilla será obligatorio en público.
Muchos tienen “miedo de las vacunas por la inmensa (cantidad de) información falsa que ha inundado las redes sociales y la televisión", afirmó el doctor Dragos Zaharia, del Instituto de Neumología Marius Nasta de Bucarest.
Bulgaria, con solo un cuarto de su población adulta inmunizada, reportó también su peor dato de contagios y decesos esta semana. De acuerdo con los datos oficiales, tiene la tasa de mortalidad por COVID-19 más alta de la Unión Europea en las dos últimas semanas, y el 94% de esos fallecidos no estaban vacunados.
En Georgia, donde el porcentaje sube al 33%, las autoridades lanzaron un sorte con premios en efectivo para incentivar la vacunación.
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Oleksandr Stashevskyi en Odesa, Ucrania; Jamey Keaten en Ginebra; Stephen McGrath en Bucarest, Rumanía; Veselin Toshkov en Sofía, Bulgaria; Sophiko Megrelidze en Tbilisi, Georgia, y Vladimir Isachenkov en Moscú contribuyeron a este despacho.