Más de 2.000 migrantes siguen en ruta por el sur México
HUIXTLA, México (AP) — Más de 2.000 migrantes, en su mayoría centroamericanos, continuaban el lunes caminando por el sur de México hacia el norte y llegaron por la tarde a la localidad de Huixtla, en Chiapas, en medio de una intensa lluvia y tras nueve horas de caminata.
El ayuntamiento de este municipio, a poco más de 40 km de Tapachula, de donde partió el grupo el sábado, había sanitizado el parque central como medida preventiva para evitar contagios de COVID-19.
En torno a un centenar de efectivos de la Guardia Nacional, el ejército y el Instituto Nacional de Migración y al menos un autobús se habían desplegado por la mañana en la carretera unos kilómetros antes de Huixtla, una zona donde han sido disueltos los anteriores grupos que salieron de también de Tapachula, casi en la frontera con Guatemala, en los últimos meses.
El lunes las fuerzas de seguridad no actuaron para intentar frenar a los migrantes y se limitaron a observar el paso del grupo a cierta distancia. En todas las anteriores ocasiones este año, las caravanas han sido disueltas antes de salir de Chiapas.
En agosto algunos operativos fueron denunciados por organizaciones internacionales por el uso excesivo de la fuerza. En otras ocasiones tuvieron lugar durante la noche, deteniendo a los migrantes de los lugares públicos donde dormían.
El lunes el gobierno mexicano aseguró que se respetarían los derechos humanos. "Se va a actuar con prudencia, respetando de los derechos de las personas” y con apego a la ley, garantizó el canciller Marcelo Ebrard cuando se le preguntó al respecto en una conferencia de prensa y tras lamentar que los migrantes estén siendo alentados a caminar hacia Estados Unidos mediante engaños.
El activista Luis García Villagrán dijo sin embargo que el objetivo era llegar hasta Ciudad de México para visibilizar la situación que viven los migrantes en el sur del país.
Este grupo de migrantes, el más numeroso en meses, comenzó a caminar el sábado y estaba conformado principalmente por migrantes centroamericanos, muchos acompañados por niños pequeños. El lunes muy temprano salieron desde la localidad de Huehuetán, donde habían pasado la noche.
El hondureño José Quintín Díaz pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador sensibilizarse con los migrantes y permitirles libre tránsito por México ya que en el sur no hay empleo.
“A mí me gusta trabajar”, aseguró. “Tuve que vender todo lo que tenía y estar pagando extorsión” a las pandillas, por eso se fue de su país, agregó.
Diaz, que dejó a un hijo de 9 años en Honduras, llegó a Tapachula en diciembre y en julio se le concedió la condición de refugiado, según constaba en el documento que mostró a AP. Aunque intentó trasladarse con ese documento al centro del país para buscar trabajo, fue detenido en dos ocasiones y regresado a Tapachula.
México requiere que los migrantes que solicitan una visa humanitaria o asilo permanezcan en el estado donde hacen la solicitud hasta que sus casos sean procesados pero una vez que se les reconoce el estatus ya pueden teóricamente moverse por el país.
A diferencia de caravanas anteriores, la que partió el sábado de Tapachula no incluía tantos migrantes haitianos, miles de los cuales llegaron a la frontera sur de Estados Unidos, a la altura de Del Rio, Texas, en septiembre. Miles fueron devueltos a Haití, otros al sur de México y también hubo muchos que fueron liberados dentro del territorio estadounidense.
“No estamos haciendo daño a nadie”, dijo Maryin Juárez, una universitaria nicaragüense que viaja con su tío y su primo y confía en volver a esquivar las detenciones como hizo durante el fin de semana, cuando tuvieron que correr para evitar que los detuvieran en un retén y hasta perdió los zapatos.
Juárez, como decenas de miles de otros migrantes han estado esperando en Tapachula que las autoridades mexicanas les contesten sobre sus solicitudes de refugio, pero se cansaron de las demoras en el proceso.
La joven nicaragüense, que dijo estar huyendo de la represión del gobierno de Daniel Ortega contra los estudiantes, llegó a esa ciudad hace dos meses y las primeras citas para el refugio se las dieron para enero y febrero de 2022, por lo que decidió empezar a caminar. “Nuestro poco dinero se nos fue ahí”, se lamentó.
Coincidiendo con el avance de la carava varios colectivos civiles lanzaron una campaña con el lema #ProtecciónNoContención, llamando al Estado mexicano “a poner fin a la represión, contención y deportación de personas con necesidades de protección y se garantice su derecho a solicitar asilo o regularizar su situación migratoria, conforme a la legislación nacional e internacional”.
En el primer retén con el que el grupo se encontró el sábado, policías estatales trataron de detenerlos pero sólo hubo altercados menores y un niño pequeño sufrió una herida leve en la cabeza. A pesar de ello continuaron su viaje.
“Nosotros no queremos problemas con nadie”, dijo Anthony Beltrández, un cubano que dejó su país en 2018 para irse a Uruguay y que llevaba un mes y medio esperando en Tapachula por unos documentos que le permitieran llegar a la frontera sur de Estados Unidos. “Queremos hacer todo pacíficamente”.
En enero, una caravana más grande trató de partir de Honduras pero las autoridades guatemaltecas le impidieron seguir adelante.
Estas caravanas son similares, aunque ni de cerca tan grandes, a las que cruzaron México en 2018 y 2019.