Buscan asilo, quedan varados en tierra de nadie en Chipre
NICOSIA, Chipre (AP) — La carpa azul se encuentra en un lugar insólito.
Para ser precisos, en el centro de la zona de seguridad vigilada por fuerzas de las Naciones Unidas que divide Chipre desde 1974, en el corazón de la capital medieval de la isla.
Dos cameruneses que buscan asilo político residen en esa zona de nadie, en una pequeña carpa azul, desde hace casi cinco meses.
El norte, turco y separatista, a través de donde esperaban llegar al sur, griego y miembro de la Unión Europea, los deportará si regresan allí. Y el sur parece empeñado en no dejarlos ingresar a su territorio, temeroso de que, si lo hace, otros migrantes ensayarán esa ruta en sus esfuerzos por llegar a Europa.
Para peor, los dos cameruneses ven gente que va y viene de un lado para el otro todo el tiempo, ya que la carpa se encuentra junto a uno de los nueve cruces fronterizos entre las dos comunidades.
Enjei Grace dice que ella y Daniel Ejube estuvieron mal al tratar de ingresar al sur de esa manera para pedir asilo.
“Lo lamentamos”, expresó la camerunesa de 24 años entre lágrimas. Agregó que espera que las autoridades no los dejen en ese limbo “eternamente”.
“Rogamos por que esto se resuelva, no ha sido nada fácil para nosotros”, comentó.
Ni el gobierno de Chipre ni las autoridades del norte han hablado directamente del caso hasta ahora. El gobierno no ha dado indicio alguno de que piense dejarlos entrar, para evitar que otros migrantes consideren la zona de seguridad como un punto de acceso fácil para los solicitantes de asilo.
Chipre dice que es el miembro de la Unión Europea que recibe más solicitudes de asilo de personas hacen esa gestión por primera vez en relación con su población de 1,1 millones de habitantes. El ministro del interior Nicos Nouris dijo a la comisionada del interior de la UE Ylva Johansson que el país no está en condiciones de recibir más pedidos de asilo porque su sistema de recepción de solicitudes está abrumado.
En una conferencia realizada la semana pasada en Malta, Nouris dijo que Chipre está “obligada a tomar medidas importantes y drásticas” en la zona de seguridad pues hay 15.000 migrantes cuyas solicitudes de asilo fueron rechazadas pero que no pueden ser deportados porque la UE no tiene una política coherente, ni un acuerdo con sus países de origen para enviarlos de vuelta.
El presidente chipriota Nicos Anastasiades dijo el viernes a sus colegas de la UE en una cumbre en Bruselas que su país lleva recibidas este año 6.800 solicitudes de asilo, 6.250 de las cuales son de personas que llegaron procedentes del norte de la isla.
El gobierno chipriota dice que Turquía envía sistemáticamente a personas que buscan asilo al norte de la isla en el mar Mediterráneo para crear nuevas presiones al sur. Aseguró que casi el 80% de los migrantes ingresan ilegalmente al sur a través de la zona de seguridad.
Chipre se dividió en 1974, cuando los turcos invadieron tras un golpe llevado a cabo por partidarios de una unión con Grecia. Turquía es el único país que reconoce la declaración de independencia que hizo el norte. El sur, la parte griega de Chipre, tiene todos los beneficios de un miembro pleno. Décadas de conversaciones con miras a una reunificación no han llevado a nada.
Grace y Ejube, de 20 años, no estaban al tanto de la compleja realidad política de la isla cuando volaron por separado a un aeropuerto del norte, en la esperanza de dejar atrás un pasado turbulento. Grace dice que se escapó de Camerún para huirle a la guerra civil y a un tío que la hostigaba sexualmente.
Ejube, por su parte, expresó que su padre pagó por su viaje a Chipre para que estudiase y no fuese reclutado por las fuerzas rebeldes de Camerún. Tanto él como Grace afirman que no sabían nada acerca de la división de Chipre.
Grace afirmó que la isla parecía la “principal” vía de acceso a la UE cuando decidió emigrar.
Cuando se dieron cuenta de que no era posible pedir asilo en el norte, un amigo les dijo a Grace y Ejuge en mayo que podían “saltar el cerco” fácilmente de noche y llegar al sur.
Pero la suerte no los ayudó.
Policías de la ONU que patrullaban un sector junto al muro veneciano del siglo 16 los detectaron cuando intentaban cruzar y los llevaron a la zona de seguridad. Normalmente las fuerzas de la ONU entregan a las personas que piden asilo a las autoridades del sur, pero en este caso no lo hicieron.
Desde entonces viven allí, en esa tierra de nadie. Reciben comida y ropa donada a través del programa de refugiados de la ONU y por personas de ambos lados de la zona de seguridad.
El portavoz de las Fuerzas de Paz de la ONU Aleem Sidiqque dijo que el gobierno de Chipre “tiene la responsabilidad” de aceptar a las personas que piden asilo y que la misión de las fuerzas de la ONU es coordinar entre ambos bandos para “prevenir el acceso no autorizado” a la zona de seguridad.
Emilia Strovolidou, vocera de la oficina de refugiados de la ONU, dijo que Grace y Ejube tienen derecho a solicitar asilo bajo las leyes nacionales, de la UE e internacionales.
“(Pero) A pesar de nuestras intervenciones ante las autoridades, ese acceso ha sido denegado”.