Papa aprueba acreditar milagro a Juan Pablo I hacia santidad
CIUDAD DEL VATICANO (AP) — El papa Francisco aprobó el miércoles que se acredite a la intercesión de Juan Pablo I lo que se describió como la curación milagrosa de una niña en Argentina, con lo que avanzó la causa de la santidad de uno de sus predecesores que murió en 1978 apenas 33 días después de ser elegido pontífice.
El aval de Francisco en relación con la recuperación de la niña en 2011 posibilita la beatificación de Juan Pablo I, cuya fecha será posteriormente fijada por Francisco. La beatificación es la declaración del papa de que un difunto es digno de culto. El beato es el penúltimo paso en el camino de la canonización de la Iglesia católica.
El cardenal Albino Luciani fue elegido el 26 de agosto de 1978 y fue encontrado muerto en cama en su apartamento de Ciudad del Vaticano el 28 de septiembre de ese año.
El Vaticano dijo que la curación de la niña de 11 años ocurrió en Buenos Aires, el lugar de nacimiento del actual papa, Francisco. La menor había padecido inflamación cerebral aguda, shock séptico y otros problemas graves de salud y los médicos la consideraron a punto de morir. Un párroco asociado con el hospital que la cuidaba tomó “la iniciativa de invocar al papa Luciani”, dijo el Vaticano.
La muerte inesperada de Juan Pablo I, de 65 años, tan temprano en su papado, desató conjeturas de que había sido asesinado.
El papa Francisco aprobó en 2017 un paso anterior en el proceso de santificación de la Iglesia: una declaración de que Juan Pablo I había llevado una vida venerable, de “virtud heroica”. Después de la beatificación, debe ocurrir un segundo milagro que debe ser aprobado por el Vaticano para que Juan Pablo I sea declarado santo.
Justo antes de la atribución de “virtud heroica” a Juan Pablo I, un periodista implicado en la causa de la beatificación y que tuvo acceso a los expedientes médicos del difunto papa, concluyó en un libro que murió de un infarto.
Apodado el “papa sonriente” por su comportamiento alegre en público, Juan Pablo I fue sucedido por el primer pontífice no italiano en siglos: el cardenal polaco Karol Wojtyla, quien se hizo llamar Juan Pablo II y que tuvo uno de los papados más largos de la Iglesia.