Raiders: Gruden, de adquisición de ensueño a pesadilla
Cuando Jon Gruden regresó a los Raiders en 2018, lo recibieron con jolgorio en una conferencia de prensa, y el dueño Mark Davis lo calificó como “un sueño hecho realidad” y el “día más importante de su vida”.
Hubo menos pompa y circunstancia en la súbita salida del entrenador, con un escueto comunicado de Davis. “He aceptado la renuncia de Jon Gruden como entrenador en jefe de los Raiders de Las Vegas”, dijo.
Aunque la salida de Gruden se debió a los correos electrónicos que envió años antes de que regresara a los Raiders y que los diarios Wall Street Journal y el New York Times revelaron estaban cargados de comentarios racistas, homofóbicos y misóginos, su gestión en el emparrillado nunca alcanzó los niveles que Davis esperaba cuando por fin logró convencer al entrenador que tanto anhelaba tras años de conversaciones.
Los Raiders tuvieron foja de 22-31, en poco más de tres temporadas con Gruden. Se ubican en el 22mo puesto en porcentaje de triunfos, últimos en puntos permitidos y 24mos en anotación. Los cambios de personal fueron una constante en su ciclo.
El destape de los emails también avergonzó a una organización que se enorgullece de su historia de inclusión, como rehusarse a disputar un encuentro de exhibición en el segregado sur de Estados Unidos en la década de los 60; contratar a Tom Flores, el segundo entrenador de ascendencia mexicana; y Art Shell, el primer entrenador afroestadounidense en la historia moderna de la NFL.
Esto no fue lo que Davis buscaba cuando fue por Gruden después de que tomó el control de los Raiders tras la muerte de su padre Al Davis en 2011. Mark Davis viajó en varias ocasiones a Tampa, Florida para reunirse con Gruden, buscando su opinión sobre los Raiders y sondear su interés en dejar su trabajo como comentarista y regresar al banquillo.
Finalmente recibió una respuesta en 2017. Esto llevó a que Davis despidiera a Jack Del Rio, quien llevó en 2016 a los Raiders a su primera postemporada en 18 años, y la única foja positiva para un entrenador de los Raiders desde que Gruden se fue Tampa Bay tras la campaña de 2001 y haber convertido a los Raiders en contendientes.
Gruden fue traspasado a Tampa Bay a cambio de varias selecciones del draft y dinero, procediendo a vencer a los Raiders en el Super Bowl en su primera temporada, la de 2002.
Pero no volvió a ganar otro juego de postemporadas en 10 temporadas como estratega, y sin poder transformar a los Raiders en auténtico aspirante el título en su segundo ciclo.
Blindado con un contrato de 10 años y control absoluto para los fichajes, Gruden decidió purgar el plantel en vez de reforzarlo, apenas un año después que los Raiders terminaron con una campaña de 12 victorias.
Optó por canjear al mejor jugador del equipo, el linebacker Khalil Mack, por selecciones de primer ronda en el draft, previo al inicio de su primera temporada. Y en medio de la misma, se desprendió del receptor Amari Cooper otra selección de primera ronda. Los Raiders acabaron 4-12.
Gruden no acertó con sus tres selecciones de primera ronda del draft. El equipo cerró 7-9 al despedirse de Oakland.
Hubo cierta mejoría en la primera campaña en Las Vegas, con el quarterback Derek Carr mucho mejor en su tercer año bajo Gruden. Pero el equipo fue endeble en defensiva y terminó 8-8 para quedar fuera de los playoffs.
Durante el último receso, Gruden canjeó a tres jugadores del bloque protector ofensivo con el fin de reforzar la defensa con el nuevo coordinador Gus Bradley.
El equipo tuvo un inicio prometedor de 3-0, pero el flojo desempeño de la formación protectora de la ofensiva propició dos derrotas por doble dígitos en los últimos dos partidos dirigidos por Gruden,
Ahora llegan las preguntas de si el entrenador interino Rich Bisaccia podrá enderezar el rumbo del equipo. De lograrlo, podría significar que el periodo de Gruden con los Raiders no sirvió de nada.