Centros para mujeres abusadas, ahora en manos del Talinán
KABUL (AP) — Cuando el Talibán se hizo con el poder, el operador del único albergue para mujeres en una ciudad del norte de Afganistán se marchó. Atrás dejó a 20 mujeres que habían huido tras soportar una serie de horrores en sus casas, algunas abusadas por sus esposos o familiares, otras obligadas a casarse jóvenes con hombres mayores.
Poco después, los insurgentes llegaron al refugio de la ciudad de Pul-e-Kumri.
Dieron dos opciones a las mujeres: regresar con sus abusivas familias — algunas de las cuales habían amenazado con matarlas por marcharse — o irse con el Talibán, dijo una de ellas, Salima, quien pidió ser identificada solo por su nombre.
La mayoría eligió volver a casa porque el grupo les daba más miedo que sus familias. Salima dijo que conocía a al menos una que había sido asesinada desde entonces, probablemente por un familiar enojado.
Pero ella decidir seguir con los talibanes. No sabía que le harían, pero no tenía otro sitio al que ir después de haber escapado de un esposo drogadicto y maltratador meses antes. Ahora vive en una prisión, pero está protegida y a salvo, contó.
Con o sin el Talibán en el gobierno, en la sociedad profundamente conservadora y a menudo tribal del país las mujeres estar sujetas a códigos de comportamiento arcaicos que las hacen responsables del honor de sus familias. Pueden ser asesinadas simplemente por casarse con un hombre de su elección. Normalmente suelen contraer matrimonio en la pubertad. Escapar de un esposo abusivo es considerado una vergüenza y cientos de ellas están presas por los llamados “delitos morales”, como adulterio o abandono del hogar, que no están recogidos en el código penal afgano.
En las dos últimas décadas, los activistas habilitaron docenas de albergues para mujeres en todo el país. Pero antes incluso de la llegada de los insurgentes al poder, los conservadores afganos, incluyendo funcionarios gubernamentales, veían con suspicacia estos lugares que ayudan a las mujeres y niñas a desafiar a sus familias o incitan a “delitos morales”.
Los albergues para mujeres son solo uno de los muchos cambios sociales que se hicieron cada vez más habituales en los últimos 20 años o que ni existían en el primer gobierno talibán en 1996 — como las redes sociales e internet o las mujeres empresarias o jueces. Ahora, desde que irrumpieron en Kabul y se hicieron con el poder el 15 de agosto, el grupo insurgente conservador está luchando para gestionar esos cambios, con el liderazgo talibán mostrándose a veces indeciso y los combatientes sobre el terreno actuando por su cuenta.