En “Chilangolandia”, ladrón roba a ladrón
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — En “Chilangolandia” ladrón que roba a ladrón... debe cuidarse de otro ladrón.
El thriller cómico del director Carlos Santos aborda la corrupción de la policía y las autoridades en una Ciudad de México plagada de delincuencia, así como los extremos a los que sería capaz de llegar una ama de casa por una suma millonaria. Todo esto enmarcado en una historia romántica entre un futbolista y una chica venezolana.
“Estaba en un taxi cuando se me ocurrió ‘Chilangolandia’”, dijo Santos en una entrevista por videollamada a propósito de la cinta estrenada el jueves en México. “Se me metió en la cabeza y no se pudo salir de ahí hasta que se hizo una realidad y dio frutos”.
El botín por el que todos se pelean es un soborno millonario que un diputado encarga entregar a sus guardaespaldas, pero llega por error a Miguel (Aarón Aguilar), quien junto con su esposa Carmen (Liliana Arriaga) no duda en escaparse con él.
La pareja, que vive en la zona conurbada de Ecatepec, cree que está a salvo; Carmen incluso va a pagar sus deudas en una tienda de electrodomésticos. Lo que no saben es que el dinero está siendo rastreado. Pronto los guardaespaldas llegan a amordazar a Miguel y se llevan una maleta con el efectivo mientras su hijo adolescente ni cuenta se da por estar conectado con los audífonos a internet.
“Se van a identificar porque la generación de hoy así todo el día está con su aparato en el oído y se pierden del mundo”, dijo Arriaga. “Puede pasarle cualquier cosa a los papás y ellos en su mundo”.
El hijo, sin embargo, finalmente les ayuda cuando se dan cuenta de que la maleta con el dinero tenía un celular de la familia, por lo que pueden tratar de recuperarla. Carmen no duda en hablarle a un tío delincuente para lograrlo, cueste lo que cueste.
Al mismo tiempo, en otra parte de la ciudad, el entrenador amateur de fútbol Ramiro (Silverio Palacios) por fin ha logrado que un director técnico profesional le dé una oportunidad para mostrar los talentos de su protegido, El Chulo (Pierre Louis), para buscar una plaza en un equipo local. Pero cuando lo va a buscar lo encuentra totalmente perdido en el alcohol por un mal de amores en la casa de su amiga La Beba (Priscila Arias).
“La oportunidad más grande de su vida en el futbol aparece justo cuando él está en la peor condición”, dijo Louis.
El Chulo sufre porque está enamorado de la novia venezolana de un mafioso y los tienen amenazados a los dos. Ramiro y La Beba, quien a su vez está enamorada de El Chulo, logran meterlo a bañar y le dan de beber leche para tratar de que se le baje la embriaguez. Se disponen a ir a la cita con el director técnico cuando los secuaces del mafioso los secuestran.
“Mi personaje se mete en rollos que ni la debe ni la teme por andar protegiendo a quien sí está metido en rollos medio truculentos”, dijo Arias. “Ha sido increíble hacer este personaje friendzoneadísimo”, agregó sobre su amor no correspondido ("friendzone", en inglés, se refiere a mantenerse únicamente como amigos pese a que pueda haber un interés romántico o sexual).
Una de las escenas más complicadas de rodar para Louis y Arias implicó un camión de basura al que se tenían que meter. A pesar de que les aseguraron que lo habían lavado varias veces y estaba sanitizado, no dejaba de tener su peculiar olor.
“Sí, es un camión de la basura chido y ya se lo tenían que llevar”, dijo Arias.
“Eso fue lo que más costó, lo que más nos retaba como actores a no perder esta ficción”, agregó Louis. “En la película se ve increíble. Si en cuadro está bien, no importa lo que haya pasado”.
El retrato de la Ciudad de México que plantea Santos es variado: tiene drama, suspenso y mucho humor. Entre tanto, vemos que también hay policías dispuestos a pelear por el soborno millonario y jefes de policía que se quieren quedar con él.
“Es una comedia satírica rara, con unos tintes súper oscuros”, dijo Louis. “Todo se toca con mucha risa y con mucha comedia, pero la situación o la corrupción y todo lo que se está viviendo es de una gravedad importante”.
Santos dijo que quería que su cinta — cuyo título juega con el adjetivo coloquial “chilango” para las personas originarias de la Ciudad de México, y el elemento compositivo “landia”, que significa “lugar de” — fuera lo más auténtica posible, mostrando personajes y calles tal y cómo son.
“El cine está estancado en que todos los personajes son diseñadores de la Roma o que viven en el centro y abren y tienen la vista al Zócalo”, dijo Santos. “Yo no vivo en ese México. En Chilangolandia está retratado de una forma más fidedigna”.