EEUU conmemora el 20mo aniversario de atentados del 11-S
NUEVA YORK (AP) — Estados Unidos conmemoró solemnemente el 20mo aniversario de los atentados del 11 de septiembre el sábado, lamentando las vidas perdidas y la unidad estadounidense destrozada en eventos que se llevaron a cabo semanas después del fin sangriento de la guerra de Afganistán que fue emprendida en respuesta a los ataques terroristas.
Familiares de las víctimas y cuatro presidentes estadounidenses rindieron honores en los sitios donde los aviones secuestrados provocaron la muerte de unas 3.000 personas en el acto más letal de terrorismo en territorio estadounidense.
Otros se reunieron para conmemorar el acontecimiento desde Portland, en Maine, hasta Guam, o para realizar proyectos de voluntariado en lo que se ha convertido en un día de servicio en Estados Unidos. Mandatarios extranjeros expresaron sus condolencias por un atentado ocurrido en Estados Unidos pero que cobró víctimas de más de 90 países.
“Se sintió como si un espectro maligno hubiera descendido sobre nuestro mundo, pero también fue un momento en que mucha gente actuó más allá de lo normal”, expresó Mike Low, cuya hija Sara Low era asistente de vuelo en el primer avión que se estrelló.
“Mientras avanzamos en estos 20 años, encuentro sustento en un continuo agradecimiento a todos aquellos que hicieron más que la gente ordinaria”, comentó el padre de familia ante una multitud reunida en la zona cero que incluía al presidente Joe Biden y a los expresidentes Barack Obama y Bill Clinton.
En un video publicado el viernes por la noche, Biden señaló que el 11-S ilustraba que “la unidad es nuestra mayor fortaleza”.
La unidad “es lo que va a afectar nuestro bienestar más que cualquier otra cosa”, añadió en su visita a una estación de bomberos voluntarios el sábado luego de depositar una corona de flores en el sitio donde se estrelló un avión cerca de Shanksville, Pensilvania. Más tarde, guardó un minuto de silencio en el tercer sitio, en el Pentágono.
El aniversario fue conmemorado bajo el mando de la pandemia de coronavirus y a la sombra del retiro de Estados Unidos de Afganistán, que ahora está bajo el control del mismo grupo Talibán que le ofreció un refugio seguro a los conspiradores de los atentados del 11-S.
“Esto es difícil porque uno esperaba que sería un momento diferente y un mundo diferente, pero a veces la historia comienza a repetirse y no de la mejor manera”, afirmó Thea Trinidad, quien perdió a su padre en los ataques y quien leyó los nombres de las víctimas durante la ceremonia en la zona cero de Nueva York.
Bruce Springsteen y los actores de Broadway Kelli O'Hara y Chris Jackson cantaron en el evento, pero, por tradición, ningún político habló en la zona cero.
En el sitio de Pensilvania, donde pasajeros y miembros de la tripulación lucharon por mantener el control del avión que se cree iba en camino al Capitolio federal o a la Casa Blanca, el expresidente George W. Bush dijo que los atentados del 11-S mostraron que los estadounidenses pueden unirse a pesar de sus diferencias.
“Gran parte de nuestra política se ha convertido en un llamado descubierto a la ira, el temor y el resentimiento”, dijo el presidente que estaba en el cargo el 11 de septiembre de 2001. “En el día de prueba y dolor de Estados Unidos, vi a millones de personas sujetar instintivamente la mano de su vecino y unirse a la causa de los demás. Ése es el Estados Unidos que conozco”.
“Es la versión más auténtica de nosotros mismos. Es lo que hemos sido y lo que podemos ser nuevamente”.
Calvin Wilson dijo que un país polarizado ha “perdido el mensaje” del heroísmo de los pasajeros y tripulación del vuelo, que incluyó a su cuñado LeRoy Homer.
“No nos centramos en los daños, en el odio, en la represalia, en la venganza”, dijo Wilson antes de la ceremonia. “Nos centramos en el bien que han hecho todos nuestros seres queridos”.
El expresidente Donald Trump visitó una estación de policía y una de bomberos en Nueva York, donde elogió el valor de los elementos que acudieron a la emergencia y censuró a Biden por la salida de Afganistán.
“Fue una enorme incompetencia”, señaló Trump, que tenía previsto ser comentarista en una pelea de box que tendría lugar durante la noche en Florida.
Los ataques marcaron el inicio de una nueva era de temor, guerra, patriotismo y finalmente, polarización. También reconfiguraron las medidas de seguridad, modificaron los controles en los aeropuertos, las prácticas de la policía y las facultades de vigilancia del gobierno.
La “guerra contra el terrorismo” condujo a las invasiones de Irak y Afganistán, donde Estados Unidos puso fin a su intervención el mes pasado con una apresurada evacuación aérea a gran escala marcada por un ataque explosivo que causó la muerte a 169 afganos y 13 militares estadounidenses, y fue atribuido a una rama del grupo extremista Estado Islámico.
El cuerpo de la sargento caída Johanny Rosario Pichardo, de la Infantería de Marina, fue traído el sábado a su ciudad, Lawrence, Massachusetts, donde las personas hacían hileras en las calles al paso del féretro envuelto en la bandera.
Estados Unidos está ahora preocupado de que Al Qaeda, la red terrorista que estuvo atrás de los atentados de 11 de septiembre, pueda reagruparse en Afganistán, donde la bandera de los talibanes fue izada de nuevo el sábado en el palacio presidencial.
Dos décadas después de que participara en las labores de valoración y atención de sus colegas heridos en el Pentágono el 11 de septiembre, el coronel retirado del Ejército, Malcolm Bruce Westcott, dijo sentirse triste y frustrado debido a la continua amenaza del terrorismo.
“Siempre creí que mi generación, mis compañeros militares, nos haríamos cargo, que no lo legaríamos nada a nadie”, dijo Westcott, de Greensboro, Georgia. “Y lo legamos”.
En la llamada zona cero, los parientes de múltiples víctimas agradecieron a los efectivos que lucharon en Afganistán, mientras Melissa Pullis señaló que estaba contenta de que hubieran regresado finalmente al país.
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Los periodistas de The Associated Press, Michael Rubinkam, en Shanksville, Pensilvania; David Klepper, en Providence, Rhode Island; Jill Colvin, en Nueva York; y Alexandra Jaffe, en Shanksville y Washington, contribuyeron a este despacho.