El fuego se acerca, pero algunos se quedan en el Lago Tahoe
SOUTH LAKE TAHOE, California, EE.UU. (AP) — Aunque la mayoría de sus vecinos huyeron de South Lake Tahoe cuando un gran incendio se acercó a la ciudad, Tod Johnson se quedó donde estaba.
El hombre retirado de 66 años barrió el martes agujas de pino del jardín y el tejado de su casa, tras pasar la noche pendiente de los reportes sobre el avance de las llamas. La policía sabía que estaba allí, pero le dijeron que si se marchaba no podría regresar hasta que la situación fuera segura.
Johnson prometió a su familia “que me iré en cuando vea cualquier llama. E intento estar aquí para ayudar a los bomberos”, dijo.
Al ver que se esperaban fuertes vientos y el fuego se acercaba a su vecindario, tenía previsto marcharse el martes por la tarde para reunirse con su novia en Reno, una vez hubiera empacado algunos objetos importantes para llevárselos.
Mientras más de 20.000 vecinos y probablemente miles de turistas llenaban las carreteras para abandonar el lago el lunes ante el avance del incendio Caldor sobre la localidad turística, un puñado de personas decidieron ignorar las órdenes de evacuación obligatoria y se quedaron en casa.
En la mayoría de los casos, la gente cumple las órdenes de evacuación por emergencias como incendios forestales o huracanes. Sin embargo, casi siempre hay quienes se resisten por diversos motivos.
Cuando el potente huracán Ida golpeó Luisiana el fin de semana, algunos vecinos dijeron que no podían permitirse marcharse porque no tenían el dinero para gasolina o una habitación de hotel.
En el oeste de Estados Unidos, donde cada año hay incendios forestales más grandes y agresivos, crece el número de poblaciones que afrontan órdenes de evacuación. Sin falta, hay quienes deciden quedarse en contra de todas las recomendaciones del gobierno y de responsables de emergencias.
Eso puede complicar los esfuerzos de los bomberos y hacer que tengan que centrarse en cambiar vidas en lugar de propiedades.
El incendio Caldor, que ha consumido casi 777 kilómetros cuadrados (300 millas cuadradas) desde que comenzó el 14 de agosto en California, se ha ido acercando al lado de Nevada del Lago Tahoe y provocó evacuaciones obligatorias en pequeñas poblaciones y, el martes, de la ciudad de South Lake Tahoe.
Apenas unos 20 vecinos de la ciudad se negaron a marcharse, según la vocera de la localidad Lindsey Baker. De los pocos que se quedaron, algunos dijeron que querían aguantar, empacar más de sus pertenencias y proteger su propiedad un poco más.
Bill Roberts dijo que había planeado irse con todo el mundo, pero decidió posponer el viaje porque estaba cansado y le dolía la espala. Luego lo volvió a retrasar porque su gato se escapó.
"Dependiendo de lo que haga el viento, podría preocuparme un poco más hoy. Pero espero que en algún momento simplemente atrape al gato y salga como un tiro de aquí", dijo.
Algunos vecinos se quedaron porque sentían que no tenían otro sitio al que ir, aunque las autoridades abrieron refugios de emergencia a ambos lados de la línea entre California y Nevada.
David Duet, un vecino sin hogar de South Lake Tahoe que acampa en un prado con media docena de amigos, dijo que en realidad no tenían a dónde ir. Estaban pendientes de las noticias sobre el incendio y tenían previsto marcharse en bicicleta o pedir que alguien les llevara si la situación empeoraba mucho.
Normalmente, las policías regionales vigilan el cumplimiento de las evacuaciones obligatorias, aunque no está claro con cuánta frecuencia amenazan con detener a los que se resisten.
Russ Crupi decidió quedarse para defender su casa y la de sus vecinos en el parque de casas rodantes donde su esposa y él viven y trabajan como gerentes. Su esposa y sus hijos evacuaron a Reno, pero él se quedó y colocó rociadores de agua y tractores en torno al parque.
Agentes de policía habían apuntado su nombre y su número de celular cuando les explicó que pensaba quedarse y esperar.
“Me preocupa qué habrá aquí cuando vuelva la gente. La gente quiere volver a sus casas y eso es lo que voy a intentar hacer", dijo.
Tonia Rhodes, que trabaja como camarera en un casino local, dijo estar preocupada por su marido y molesta por su decisión de quedarse en su casa en Meyers, al sur del lago.
Rhodes dijo que su esposo se había quedado en la casa con cuatro amigos para intentar defenderla de las llamas. Ya habían tenido que reconstruir su casa una vez, tras el incendio Angora de 2007.
Sentada en el bar del casino MontBleu en Stateline mientras esperaba a ver si el lugar sería evacuado también, Rhodes dijo que no pensaba que pudiera seguir viviendo con la ansiedad del inevitable próximo incendio, pero que tampoco se imaginaba mudándose a otro lugar.
“Ya no quiero hacer esto”, dijo. “Ni siquiera sé qué hacer. ¿A dónde iría?”.
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Price informó desde Las Vegas. Los periodistas de Associated Press Sam Metz en South Lake Tahoe, Brian Melley en Los Ángeles y Jocelyn Gecker en San Francisco contribuyeron a este despacho.