Comediante da voz a migrantes filipinos del Medio Oriente

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Comediante da voz a migrantes filipinos del Medio Oriente
La comediante filipina Imah Dumagay fotografiada durante una entrevista con la Associated Press en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), el 8 de agosto del 2021. Dumagay refleja en sus presentaciones los padecimentos de los más de 2 millones de filipinos que trabajan en el Medio Oriente. (AP Photo/Jon Gambrell)

DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos (AP) — Mirando a la audiencia en un oscuro bar de Dubái, la comediante Imah Dumagay se acercó al micrófono y habló de la percepción que mucha gente en el Medio Oriente tiene de los filipinos cuando ven a uno en un nightclub.

“Soy filipina pero hoy no tomo pedidos”, advirtió, ante el desconcierto de sus compatriotas que trabajaban de barmen y meseros en este bar en la terraza de un local cerca del lujoso hotel con forma de vela Burj Al-Arab. “¿Dónde está ese tipo que quería agua? Señor, no todas somos meseras”.

Dumagay hace una pausa y luego remata: “Pero si necesita una criada, estoy disponible los sábados. Soy muy buena limpiando. Limpio de todo, desde el techo hasta su joyero”.

Con su libreto moderadamente osado, Dumagay ofrece un vistazo a la realidad de los 2,2 millones de filipinos que trabajan en el Medio Oriente. Sus pequeños triunfos y el desprecio que deben soportar. Cuidan niños, son meseros y ayudan a mantener funcionando las economías de la región. Envían miles de millones de dólares a sus familiares en las Filipinas, pero enfrentan abusos y aislamiento en países donde a menudo los ven como algo descartable, empleados a los que se les paga poco.

“Quiero ser su voz”, declaró Dumagay a la Associated Press antes de una reciente presentación. “Cuando usas la plataforma que tienes, transmites un mensaje. La comedia es una gran forma de transmitir mensajes”.

Dumagay, de 38 años, de Mindanao, Filipinas, trabajó en Dubái por años antes de decidir probar fortuna como comediante. No es fácil en esta ciudad llena de rascacielos y de turistas, en la que la mayoría de los bares y nightclubs se enfocan en tragos y música, más que en comediantes.

Y cuando traen comediantes, prefieren estadounidenses, británicos e indios conocidos, dada la gran cantidad de trabajadores de la India que hay aquí. Algunos temas son tabú en los siete territorios gobernados por jeques que forman los Emiratos, donde la libertad de expresión está muy controlada.

De todos modos, hay muchos comediantes locales que se abren camino, como se ven los domingos en el Hi Five Restaurant & Lounge. Comediantes de todos lados suben al escenario con distintos niveles de aceptación.

Incluida Dumagay, quien dijo haberse casado primero con un sirio, después con su actual marido, un egipcio, para soltar luego un: “¡Hola libanés!”.

“Me gusta provocar un poco, soltar insinuaciones sexuales, pero no muy directas. No creo que me pase de la raya porque son cosas divertidas. Puedo hacer reír a la gente sin que se sienta ofendida”, expresó Dumagay. “Sé de lo que puedo hablar y de lo que no. No podemos hablar de religión, de política, del gobierno de los Emiratos ni de discriminación de nadie. Estamos conscientes de eso”.

Los chistes de Dumagay nacen de su experiencia trabajando en Dubái. Trabajó en una agencia publicitaria y como secretaria ejecutiva. ¿Fue mesera? Sí, también.

Las presentaciones de los domingos, abiertas a todo el mundo, se producen en momentos en que Dubái reactiva sus espectáculos en medio de la pandemia del coronavirus. Ante el cierre de los locales por el virus, Dumagay apeló a las redes sociales, con actos en los que respondía a llamadas de emergencia. Incluida una en la que alguien quería informar acerca de un asesinato y ella le decía que se necesitaban “solo cuatro personas para la limpieza” del lugar.

La experiencia de los filipinos en los estados del Golfo Pérsico, no obstante, no es tan alentadora. Las criadas sufren abusos físicos, sexuales y psicológicos a manos de sus empleadores, que a veces les retienen sus pasaportes y las fuerzan a trabajar sin parar. En Kuwait, en el 2018, las autoridades descubrieron el cadáver de una sirvienta filipina que había sido asesinad y dejada en una nevera durante un año.

Historias como esa hacen que Dumagay quiera incorporar temas más serios a sus presentaciones.

“Mis compatriotas filipinos no pueden ver a sus familias en nuestra patria”, comentó. “Se sacrifican para mantenerlas”.

De todos modos, Dumagay exhibe una característica típicamente filipina: Un optimismo y esperanza desbordantes a pesar de las penurias que sobrellevan.

“Hay que seguir adelante y confiar en uno mismo, experimentar y hacer cosas nuevas. No tener miedo”, dice la comediante. “Después de todo, ¿qué es lo peor que te puede pasar? No funciona y pruebas de nuevo”.

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Isabel DeBre colaboró en este despacho en Dubái.

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Jon Gambrell está en www.twitter.com/jongambrellAP.

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