Reina en Tokio, Yulimar Rojas ahora va por los 16 metros
TOKIO (AP) — Frente al sol de Tokio, Yulimar Rojas deslumbra con su alegría al recoger de la bandeja la medalla de oro.
La venezolana se apuró a darle un beso para después colgársela en el cuello y alza un puño al escuchar el himno de su país — el “Gloria al Bravo Pueblo”.
El lunes fue otro día inolvidable para la flamante campeona olímpica del salto triple, el día de la premiación.
Una noche antes, Rojas se había convertido en la primera mujer venezolana en proclamarse campeona olímpica y pulverizó un récord mundial que estuvo vigente algo más de un cuarto de siglo.
Su salto de 15,67 metros — en el último intento para el mejor efecto dramático de la competencia — eclipsó por 17 centímetros la anterior plusmarca, fijada por la ucraniana Inessa Kravets en 1995.
La pregunta era obvia: ¿Y ahora qué?
Cualquiera diría que misión cumplida para este dínamo de 25 años que mide 1,92 metros de estatura.
Ya tiene entre ceja y ceja otro objetivo: quiere rebasar los 16 metros.
Primero suelta una carcajada y traza su carta de intenciones.
“Los 16 metros es una meta muy presente en mi vida, y ya me quedé bastante cerca", afirmó. “Cada día pienso que lo tengo bien fiado, y que se hace más latente”.
“Soy una atleta que no se pone límites, no tengo techo. Yo puedo conseguir lo que mi mente y mi corazón quieren. Los 16 metros son parte de mi lucha diaria”, remarcó.
¿Frontera prohibida?
Rojas piensa que no. Tampoco Iván Pedroso, el entrenador cubano con quien trabaja en España. Igual lo cree Ana Peleteiro, su amiga española que quedó tercera en la final del domingo y con quien entrena bajo la dirección de Pedroso.
“Yulimar es Godzilla y yo soy un chihuahua que ladra mucho”, dijo Peleteiro con pura espontaneidad al resumir la amplia brecha que separa a Rojas de sus demás rivales en la fosa. "No me veo superando ese récord ni de cerca”.
Pedroso está convencido que Rojas tiene para dar mucho más.
“Tiene estrella, tiene personalidad”, dijo Pedroso, un ex campeón olímpico y tres veces mundial. “Es una guerrera, una batalladora”.
Por lo pronto, Rojas se propone cerrar la temporada de la Liga Diamante y disfrutar su título.
“Voy a seguir enfocada porque el año no termina aquí”, dijo.
La segunda semana de Tokio 2020 se puso en marcha con una velocista puertorriqueña y un luchador cubano en plan colosal.
OTRO ORO BORICUA
En Río 2016, Puerto Rico vibró cuando la tenista Mónica Puig fue eliminando a campeonas de Grand Slam hasta conseguir el primer oro de la isla en una cita olímpica. En esas mismas justas, una chica que apenas unos meses antes se decidió a representarles internacionales sufría una caída que le costó el pase a la final y acabó llorando desconsoladamente.
Cinco años después, Jasmine Camacho-Quinn arrasó en la final de los 100 metros con vallas. Puerto Rico volvía a tener una campeona olímpica. Otra mujer.
“Esto era lo que buscaba este año. Tenía muchas ganas de ser una medallista de oro”, dijo Camacho-Quinn.
Camacho-Quinn cronometró 12.37 segundos, superando por 15 centésimas a la estadounidense Keni Harrison, la dueña del récord mundial que debió conformarse con la presea de plata. Fue una diferencia sideral para una carrera tan corta.
EL CUARTO ORO DEL FORTACHÓN CUBANO
Beijing, Londres, Río de Janeiro y ahora Tokio. En cada uno, Mijaín López inscribió su nombre como campeón de la grecorromana por cuartos Juegos Olímpicos. Algo inédito en su disciplina.
López derrotó 5-0 al georgiano Lakobi Kajaia en la final de la categoría de 130 kilogramos, la misma en la que se coronó en Río. Los primeros dos fueron en 120 kg.
“Poder batir este récord hoy para mí es un gran logro, porque me he enfrentado a los mejores y por eso puedo estar orgulloso”, afirmó.
¿Se animará a buscar un quinto título en París 2024? No lo descarta, pese a que llegará con 41 años encima.
“No quiero decir sí o no, pero a todos, les digo: ¡Mijaín está vivo!”, dijo.