Sandinistas celebran revolución en clima preelectoral opaco

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Sandinistas celebran revolución en clima preelectoral opaco
Una joven porta un retrato del presidente nicaragüense Daniel Ortega durante las conmemoraciones del aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista de 1979 que derrocó al dictador Anastasio Somoza en Managua, Nicaragua, el domingo 18 de julio de 2021. (AP Foto/Miguel Andrés)

MANAGUA (AP) — Los sandinistas que gobiernan Nicaragua desde hace 15 años festejaron el lunes el 42do aniversario del triunfo de su revolución en medio de un clima preelectoral opacado por el arresto de los principales líderes opositores, entre ellos seis aspirantes presidenciales que pretendían disputarle el poder en las urnas al mandatario Daniel Ortega el 7 de noviembre.

Las celebraciones iniciaron el domingo con una fiesta nocturna en la Plaza de la Fe de Managua, una explanada junto al lago Xolotlán, donde la pandemia del COVID-19 no detuvo a miles de personas que se aglomeraron para bailar, comer y beber, entre juegos pirotécnicos y sones revolucionarios emitidos desde enormes altavoces.

“Aquí estamos respaldando la revolución, el amor, la libertad, la armonía”, dijo a The Associated Press Cinthia Cardoza, activista del gobierno.

La vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo, dijo que el gobierno promovió el fin de semana “más de 5.000 actividades culturales, recreativas, deportivas, vigilias, conciertos y piñatas para niños, para celebrar en grande” en todo el país, donde en las principales entidades públicas, alcaldías y colegios se colocaron banderas rojinegras del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

“Gracias a Dios por esta revolución que ha representado luchas y victorias de la dignidad nacional”, afirmó Murillo. El gobierno también organizó partidos de béisbol en las principales cabeceras departamentales, pese a la advertencia de especialistas médicos que aseguran que el país centroamericano enfrenta una tercera y agresiva ola de coronavirus.

Por la noche, Ortega presidió el acto central del 19 de julio en la Plaza de la Revolución ante varios cientos de funcionarios del gobierno y simpatizantes. A diferencia de otros años, no hubo líderes mundiales invitados. La figura extranjera más importante era el canciller de Abjasia, Kove Daur.

En un discurso inusualmente breve, Ortega acusó a Estados Unidos de querer “conquistar el espacio y someter a Rusia y China”, declaró que su gobierno “derrotó de un plumazo” a los opositores en 2018, y prometió aumentar el salario mínimo en un 5% a partir de agosto.

El 19 de julio de 1979, los sandinistas derrocaron al dictador Anastasio Somoza y comenzaron un gobierno revolucionario del que Ortega fue presidente de 1985 a 1990. El régimen sandinista enfrentó una larga guerra de los “contras” y fue derrotado en las urnas por Violeta Chamorro, quien pacificó el país.

Ortega cumplirá 76 años cuatro días después de las elecciones y espera reelegirse como único candidato del FSLN. Pero esta vez eliminó del camino a todos sus posibles rivales, comenzando por Cristiana Chamorro, hija de la exmandataria y aspirante presidencial que está bajo arresto domiciliario desde el 2 de junio.

Otros cinco aspirantes fueron encarcelados a partir de ese día.

“Son criminales, no son candidatos”, afirmó Ortega al culparlos por la revuelta social que puso en jaque a su gobierno en abril de 2018. El mandatario ha insistido en calificar esas protestas como “un fallido golpe de Estado”.

Pero no todo el mundo coincide con ese punto de vista.

“Para nosotros es una vergüenza que conmemoren el 19 de julio teniendo presos a los héroes de la lucha contra Somoza, como Dora María Téllez, Víctor Hugo Tinoco y Hugo Torres”, dijo a la AP la excomandante Mónica Baltodano, refiriéndose a los tres exguerrilleros disidentes hoy acusados de “terrorismo” y “traición a la patria”.

“Este régimen es todo lo contrario a la utopía por la que luchamos y por la que dieron la vida miles de compañeros”, agregó en una entrevista virtual. Baltodano vive con su esposo y su hija menor en una “casa de seguridad” en algún lugar de Nicaragua, porque también temen ser capturados. Su hermano Ricardo, un docente universitario, estuvo preso casi un año por apoyar a los estudiantes que protestaron en 2018.

Entre los últimos detenidos figuran Ana Margarita Vijil y su sobrina Tamara Dávila, dirigentes del grupo opositor UNAMOS. Josefina Vijil, hermana y madre de las detenidas, respectivamente, apoyó la revolución sandinista hace 40 años pero hoy no tiene motivos para festejar.

“Es imposible conmemorar una gesta que tuvo en sus raíces (aunque luego se haya desvirtuado) la demanda de libertad y justicia, mientras se reprime, encarcela y censura”, escribió Vijil en Twitter. Aseguró que actualmente hay más de 134 “presos políticos” en Nicaragua.

Según el influyente periodista Carlos Fernando Chamorro, exiliado por segunda vez en Costa Rica, Ortega “privatizó el sandinismo” y lo convirtió en “una maquinaria política al servicio de una dictadura familiar”. Chamorro dijo que eso le permitirá reelegirse por tercera vez.

“Las elecciones del 7 de noviembre son ya un fraude adelantado”, sostuvo Baltodano al cuestionar el control que Ortega ejerce sobre el aparato electoral, el Poder Judicial y la estructura partidaria del FSLN que manejará los centros electorales y contará los votos. El gobierno ha rechazado la observación nacional e internacional.

A su juicio, Ortega y Murillo “están decididos a no soltar el poder”.

“Y lo demostraron durante las protestas de 2018, porque un presidente que ha mandado a asesinar a más de 300 ciudadanos y más de 2.000 heridos no tiene por qué continuar” en el gobierno, subrayó.

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