México y EEUU buscan hacer más contra inmigración
CIUDAD DE MEXICO (AP) — En visitas consecutivas este mes, la vicepresidenta, Kamala Harris, y el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, le informaron al aliado más importante de Estados Unidos que el gobierno del presidente Joe Biden tiene un enfoque más matizado en materia migratoria que el de su predecesor. Sin embargo, se pregunta qué más puede hacer México.
Al concluir una sesión de dos días de reuniones de alto nivel, Mayorkas señaló el martes: “Nos hemos cuestionado el uno al otros sobre qué más podemos hacer cada uno de nosotros para atender el nivel de inmigración irregular que ha persistido por varios meses”.
En mayo, los encuentros con migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos aumentaron respecto al mes pasado a más de 180.000, más del doble de la cifra reportada en enero, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus iniciales en inglés).
El número récord de llegadas de niños migrantes ha sido particularmente desafiante para el gobierno de Biden, tal como lo fue para sus predecesores, al recoger a casi 60.000 menores que cruzaron la frontera sin compañía de un adulto entre febrero y mayo.
Cuando el presidente Donald Trump amenazó con imponer aranceles a todas las importaciones procedentes de México a menos que el país hiciera más para frenar el flujo de inmigrantes en 2019, el gobierno mexicano desplegó a la recién creada Guardia Nacional para reforzar sus fronteras.
El gobierno de Biden implementa lo que Mayorkas describió como una “postura multidimensional” al tiempo que rechazó cualquier insinuación de que la Casa Blanca ha enviado mensajes contradictorios que pudieron alentar a más migrantes a dirigirse a la frontera.
Harris encabeza las labores de Estados Unidos de identificar y atender las causas de origen de la inmigración. En su visita a Guatemala y México a principios de este mes, instó a los centroamericanos a que no intentaran llegar a la frontera con Estados Unidos mientras intentaba darle a la gente una sensación de esperanza que los aliente a permanecer en sus respectivos países.
El gobierno de Biden ha pasado problemas para mostrar un rostro más compasivo en cuanto a las políticas migratorias de Estados Unidos y revertir algunas de las medidas más estrictas de Trump sin fomentar un mayor flujo migratorio.
Samantha Power, directora de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), esta de visita esta semana en los países del Triángulo Norte para anunciar nueva ayuda con el objetivo de mejorar las condiciones de vida en estas naciones. Power y Harris se han expresado en contra de la corrupción endémica de la región y de la necesidad de una mayor oportunidad económica.
Mayorkas señaló que otros elementos de esta postura eran la apertura de recursos legales alternativos hacia Estados Unidos, incluyendo la expansión del Programa de Menores Centroamericanos, que fue anunciada el martes.
El gobierno de Biden anunció que expandiría una renovada labor de llevar a niños centroamericanos hacia Estados Unidos para reunirse de manera legal con sus padres que viven en ese país. En agosto de 2017, Trump anunció la suspensión del programa como parte de sus restricciones migratorias.
Estados Unidos reactivó el programa en marzo pasado para menores de Guatemala, Honduras o El Salvador que habían solicitado permiso condicional humanitario en Estados Unidos antes de que Trump le pusiera fin al programa. La expansión anunciada el martes otorga elegibilidad a familias cuyos padres están en Estados Unidos con distintas formas de estatus legal, incluyendo tarjetas de residencia permanente (green cards) y Estatus de Protección Temporal para países designados que resultaron afectados por desastres naturales o conflictos civiles.
Los padres con solicitudes de asilo pendiente y personas que solicitaron visas para víctimas de delitos antes del 15 de mayo también son elegibles a llevar a sus hijos desde Centroamérica.
El gobierno no señaló cuántas personas podrían beneficiarse de esta expansión, pero Mayorkas y el secretario de Estado, Antony Blinken, señalaron en un comunicado conjunto que los cambios “expandirán drásticamente” la elegibilidad.
Las visitas de Harris, Mayorkas y Power a la región fueron los primeros viajes internacionales para cada uno de ellos como parte del nuevo gobierno, lo que transmite un mensaje de que están atentos a los problemas de la región.
México tiene otras prioridades, en especial reabrir su frontera con Estados Unidos, la cual ha permanecido cerrada a los viajes no esenciales durante más de un año.
El martes, llegaron a México 1,35 millones de dosis de la vacuna de Johnson & Johnson contra el coronavirus que fueron donadas por Estados Unidos. El cargamento se utilizará para vacunar a mayores de 18 años en cuatro ciudades que colindan con Estados Unidos: Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez y Reynosa. México ha dicho que su objetivo es incrementar las tasas de vacunación a niveles similares a los de las ciudades estadounidenses con las que comparten frontera.
El secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, dijo que después de las vacunas no habrá argumentos de salud pública para mantener las fronteras cerradas.
Posteriormente, Ebrard indicó en su cuenta de Twitter que le dijo a Mayorkas que México quería acelerar la vacunación para las personas que viven en la frontera con Estados Unidos para que la vida en esa parte del país regrese a la normalidad. “El secretario señaló que facilitar comercio, turismo y viajes es su prioridad”, escribió Ebrard.
“Ambos entendemos las consecuencias económicas de las restricciones, no solo en las comunidades fronterizas de México, sino en la frontera de Estados Unidos”, declaró Mayorkas.
En cuanto al delicado tema de cooperación en materia de seguridad, Mayorkas dijo que salió “optimista” de una reunión con el titular de la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz Manero.
Después de que Estados Unidos arrestó el año pasado al exsecretario de Defensa de México, general Salvador Cienfuegos, por cargos de narcotráfico y posteriormente lo libero ante la presión del gobierno mexicano, la cooperación en materia de seguridad entre ambas naciones sufrió un golpe. México impuso restricciones a los agentes estadounidenses en el país.
“Salí de esa reunión, y espero que igual que el fiscal general, sintiéndome optimista de que esas restricciones no sean impedimento para atender nuestros imperativos de seguridad”, dijo Mayorkas.
Mayorkas se negó a opinar sobre la política de “Abrazos, no balazos” del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador para lidiar con los cárteles del narcotráfico, señalando que no entiende lo que significa en la práctica. El mandatario mexicano ha criticado las posturas de su predecesores que priorizaban la detención de capos del crimen organizado.