Curso: Io Parlo Solo Italiano
Dicen que nunca es tarde para aprender hablar otra lengua.
Dicen que es necesario.
Aunque creo que los jóvenes tienen un ritmo vertiginoso para las palabras nuevas, no puedo competir con su velocidad. En un segundo subieron en un helicóptero, entraron a una charla de poesía alemana, y festejaron en una fiesta clandestina antes de llegar a clase.
Lo cierto es que en plena pandemia he decidido intentar aprender italiano, ahora las clases son On-Line como parte de la nueva normalidad, un aislamiento compartido desde cavernas ocultas. Estás allí como en un simulacro contra incendio, todo es real y al mismo tiempo no lo es.
Estás allí.
Estás allá.
Y estas solo.
Toda una ventana de posibilidades, casi como si miráramos el ojo de un caleidoscopio.
Las cámaras de videos se abren al público, cada uno tiene la identidad distribuida en un cuadrito de un 1 por 1 tal vez.
Aunque tu cuarto sea pequeño, en él podrían entrar hasta cien participantes. Toda una ventana digital.
Hay compañeros que ni siquiera les conozco el rostro, su identidad es un nombre en medio de un telón negro, cada vez son menos los que encienden la luz del monitor, supongo que es normal, sin pensarlo estamos abriendo o recibiendo señales desde el espacio más íntimo. Pertenezco a los que resisten en dejar su cámara encendida y mostrar su rostro de incomprensión cuando la clase se torna complicada y los verbos no entran en la cabeza, somos pocos los que tratamos de lidiar con el ojo del lente que no pierde el más mínimo detalle.
Me pregunto qué será en el futuro del contacto.
Extraño el timbre del receso y relajarnos juntos con un café, un cigarro compartido, y en los casos más temerarios un porrito suicida para aventurarnos a entrar con lentes oscuros al final de la jornada. Ahora el receso es volver a transitar por la casa, calentar algo rápido, y esperar el regreso, una monotonía enorme, o una soledad engañada.
A pesar de que no hay mucho espacio en el ojo que nos vigila y proyecta nuestra imagen, siempre hay otras vías, es placentero entrar a los grupos ocultos en las redes, con que mis compañeros y yo desviamos la atención de la clase, compartimos nuestra incertidumbre y nos rolamos las respuestas. El simulacro trata de acercarse a lo que un día fue, o como dicen algunos "cuando podíamos salir" es cierto que ha pasado poco tiempo, pero también es cierto que el tiempo se ha desvirtuado... ya no sé, realmente no lo sé.
Me pregunto por qué decidimos aprender italiano en medio del fin del mundo.
Tal vez con la esperanza de revivir las palabras de Fellini y contemplar el final de todo desde la ciudad de Roma...como si fuéramos parte de una película del neorrealismo italiano.
Io parlo il italiano molto male.
Pero por lo menos ha servido para reír juntos.
Solo espero que el simulacro termine pronto y el encuentro sea la única escritura posible. No importa en que lengua pisemos el mismo espacio.
La clase termina y cerrar la ventana es la ultima parte del ritual, después de ello todo se cierra, el juego ha terminado...GAME OVER. Nadie cerca, todos a kilómetros de distancia.