Artista retrata en 100 dibujos horror de la pandemia en Perú
LIMA (AP) — Con un lápiz y una libreta, el artista peruano Edilberto Jiménez caminó por las calles de Lima y de los Andes para recolectar historias sobre la peor crisis sanitaria de Perú a causa del nuevo coronavirus.
Luego en su taller culminaba las escenas mientras leía la prensa o miraba por televisión las noticias sobre la pandemia que ha matado a decenas de miles en el país sudamericano.
“Cada dibujo tiene una historia que me impactó”, dijo Jiménez, quien dibujó 750 bocetos de los cuales escogió un centenar para su libro “Nuevo Coronavirus y buen gobierno”, cuyo título se asemeja a “Nueva crónica y buen gobierno” escrito en 1615 por Felipe Guamán Poma de Ayala donde en 400 dibujos y 1.200 páginas se relataban los sufrimientos de los indígenas a manos de los españoles.
“Es como una guerra con un enemigo invisible”, comentó Jiménez, quien en 2005 publicó otro libro de dibujos y testimonios de los sobrevivientes en Oreja de Perro, epicentro de los horrores de la guerra interna entre el grupo terrorista Sendero Luminoso y los uniformados.
“Son similitudes entre el conflicto armado y esta pandemia”, explicó el artista. “Los enfermos me traen a la memoria los heridos, los muertos, los hospitales, los cementerios llenos, el ‘sálvese quien pueda’, todo se repite”, añadió el artista, de 56 años, que entre 1980 y el 2000 vivió en Ayacucho, su región natal, y donde Sendero Luminoso desató un baño de sangre que fue respondido con igual violencia por los uniformados con un saldo de casi 70.000 muertos, la mayoría peruanos pobres.
El primer dibujo de su nuevo libro muestra la reacción de una familia de clase trabajadora que mira estupefacta el anuncio televisivo del inicio del estado de emergencia y encierro obligatorio ordenado por el gobierno para evitar la expansión del virus que duró 106 días y destruyó la economía.
Halló algunas escenas cerca de su propia casa. Una mañana cuando retornaba del mercado de alimentos vio caer al piso a un anciano que no pudo levantarse. La gente se alejó del hombre comentando que estaba infectado. “Sólo los perros callejeros se le acercaban y unas palomas”, contó.
Jiménez, que también es antropólogo, dijo que ver al hombre tumbado en el suelo y observado por testigos temerosos le recordó de inmediato otra escena de hace casi cuatro décadas cuando en otra calle de Ayacucho vio caer a un señor durante la época de la violencia política.
Sus dibujos se elevan a un nivel simbólico cuando ingresa a su taller y dibuja al infortunado que cayó al piso, pero esta vez rodeado por centenares de muertos que buscan llevárselo mientras es defendido por dos perros callejeros.
Otras escenas muestran a moribundos frente a la puerta de un hospital colapsado, a la policía persiguiendo a palos a los vendedores ambulantes que salen a las calles a ganar algunas monedas para comer, a millones de desempleados o a una familia que observa morir al padre por falta de oxígeno.
Jiménez se informó mirando la televisión y leyendo los cables de las agencias de noticias internacionales como aquel de The Associated Press del 20 de mayo de 2020 que relataba la historia de los recogedores de cadáveres y la de un jardinero que se ahorcó tras saber que había contraído el virus.
Los personajes de Jiménez muestran “la injusticia cruel de la vida peruana”, dijo Víctor Vich, profesor de estudios culturales de la Pontificia Universidad Católica de Perú, quien escribió el prólogo del libro del artista.
El país sudamericano tiene desde enero casi colapsadas las salas de cuidados intensivos de sus hospitales y la cifra exacta de muertos por el virus aún está en debate entre propias autoridades. Los decesos confirmados hasta el lunes por análisis suman 67.034 pero los que incluyen a los sospechosos alcanzan 173.374, según datos oficiales. De acuerdo con el Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins, hasta ahora se han registrado más de 1,9 millón de casos de coronavirus en el país.
Jiménez dijo que, aunque el virus es mortal, ha visto dos tipos de pandemia: una para el pobre y otra para el que tiene dinero. “Vivimos una completa desigualdad, el pueblo sigue buscando justicia, salud, educación”.