Israel destruye edificio que albergaba sede en Gaza de la AP
JERUSALÉN (AP) — Un ataque aéreo israelí dirigido intencionalmente destruyó el sábado un edificio de 12 pisos que albergaba las oficinas en Ciudad de Gaza de The Associated Press y otros medios informativos, horas después de que otro bombardeo, contra un campo de refugiados densamente poblado en la ciudad, mató al menos a 10 palestinos de una familia numerosa, la mayoría niños.
“Estamos impactados y consternados” por el “increíblemente perturbador” ataque contra el inmueble, afirmó el presidente y director general de la AP, Gary Pruitt, en un comunicado. “El mundo sabrá menos de lo que está sucediendo en Gaza por lo que pasó hoy”, agregó.
El sábado por la noche, el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken, conversó con Pruitt para manifestarle su preocupación por el incidente.
Pruitt señaló que la agencia de noticias AP busca información del gobierno israelí y mantiene la comunicación con el Departamento de Estado en busca de más detalles sobre el incidente.
La Asociación de Prensa Extranjera, que representa a unos 400 periodistas que trabajan para organizaciones internacionales de medios en Israel y los territorios palestinos, expresó su “grave preocupación y consternación” por el ataque.
Los empleados de la AP y otros inquilinos desalojaron el edificio de forma segura después de que los militares avisaran por teléfono que el ataque era inminente en una hora. Tres misiles pesados hicieron impacto en el edificio, derrumbándolo totalmente en medio de una nube gigantesca de polvo. Al menos 145 personas en Gaza y ocho en Israel han muerto desde que los enfrentamientos estallaron la noche del lunes.
Durante 15 años, la oficina de AP en el último piso y la terraza de la azotea fueron un lugar privilegiado para cubrir los conflictos de Israel con los gobernantes de Hamas en la Franja de Gaza, incluso las guerras de 2009 y 2014. La cámara de la agencia de noticias ofreció tomas en directo las 24 horas del día mientras los cohetes de los milicianos volaban hacia Israel y los ataques aéreos israelíes martilleaban la ciudad y sus alrededores esta semana.
El inmueble también era sede de las oficinas de la cadena Al-Jazeera, una cadena de noticias financiada por el gobierno de Qatar, y de apartamentos residenciales.
Al-Jazeera transmitió los ataques aéreos en directo mientras el edificio se derrumbaba. “Este canal no será silenciado. Al-Jazeera no será silenciada”, dijo una presentadora de Al-Jazeera English, con la voz cargada de emoción. “Podemos garantizarlo ahora mismo”, agregó.
Mostefa Souag, director general interino de Al Jazeera Media Network, describió el ataque como un “crimen de guerra” y un “acto evidente” para impedir a los periodistas que informen sobre el conflicto. La televisora estatal kuwaití también tenía oficinas en el edificio ahora destruido en la Ciudad de Gaza.
“El ataque a organizaciones noticiosas es completamente inaceptable, incluso durante un conflicto armado. Supone una violación flagrante a los derechos humanos y las normas internacionales acordadas”, sostuvo Barbara Trionfi, directora ejecutiva del Instituto Internacional de Prensa (IPI por sus siglas en inglés).
En una respuesta israelí habitual, el ejército afirmó que apuntó contra el edificio porque contenía equipos de las agencias de inteligencia de Hamas. Las fuerzas armadas israelíes alegaron que esas agencias estaban utilizando las oficinas de los medios de comunicación como “escudos humanos”. No aportó pruebas de estas afirmaciones.
El sábado por la noche, el primer ministro Benjamin Netanyahu insistió en que el edificio era utilizado por la inteligencia militar de Hamas.
“No era un edificio inocente”, afirmó.
Desde hace mucho tiempo, el ejército israelí tiene una relación complicada con los medios noticiosos extranjeros y acusa a los periodistas internacionales de estar predispuestos en su contra.
El portavoz de las fuerzas armadas israelíes, teniente coronel Jonathan Conricus, afirmó que Hamas utilizaba el edificio para tener una oficina de compilación de inteligencia militar y desarrollar armas. Señaló que “un instrumento tecnológico altamente avanzado” que el grupo combatiente utilizó en los combates se encontraba “dentro o sobre el edificio”.
Sin embargo, Conricus aseguró que no podía proporcionar las pruebas que respalden sus afirmaciones sin “comprometer” las acciones de inteligencia. Sin embargo, agregó que “considero que es una petición legítima pedir más información, e intentaré facilitarla”.
Algunos defensores de la libertad de prensa subrayaron que el ataque suscitó las sospechas de que Israel intenta obstaculizar la cobertura periodística del conflicto. El Comité para la Protección de los Periodistas, con sede en Nueva York, exigió a Israel “una justificación detallada y documentada” del ataque.
“Este último ataque contra un edificio que Israel sabía que albergaba medios de comunicación internacionales hace pensar que las Fuerzas de Defensa de Israel están atacando deliberadamente las instalaciones de la prensa con el fin de interrumpir la cobertura del sufrimiento humano en Gaza”, dijo el director ejecutivo del grupo, Joel Simon, en un comunicado.
Para los periodistas de la AP se trató de un momento difícil. La mayoría del personal de la AP había estado durmiendo en la oficina, que contaba con cuatro habitaciones en un apartamento ubicado en un piso superior, durante la actual ronda de conflicto, creyendo que la oficina de una agencia noticiosa internacional era uno de los pocos lugares seguros en Gaza. En un territorio paralizado por el bloqueo israelí-egipcio, la oficina estaba equipada con un generador que ofrecía las comodidades extraordinarias de electricidad, aire acondicionado y agua potable.
Fares Akram, corresponsal de la AP, narró que estaba descansando en una habitación del piso superior cuando escuchó gritos de pánico de sus colegas sobre la orden de desalojar. El personal recogió apresuradamente equipo como computadoras portátiles y cámaras, y huyó hacia abajo.
El bombardeo fue posterior al desconcierto que causó entre los medios de comunicación una declaración militar israelí que dio pie a que algunas organizaciones noticiosas, entre ellas The Wall Street Journal, informaran erróneamente el viernes que Israel había lanzado una invasión terrestre contra Gaza.
El otro ataque aéreo israelí contra el campo de refugiados, horas antes, fue el golpe individual más mortífero del conflicto actual entre Israel y el grupo radical Hamas. Ambas partes están tratando de conseguir ventajas a medida que aumentan los esfuerzos por lograr un alto del fuego.
El último estallido de violencia comenzó en Jerusalén y se extendió por toda la región durante la semana pasada, con enfrentamientos entre judíos y árabes y disturbios en ciudades mixtas de Israel. También hubo protestas palestinas generalizadas el viernes en la Cisjordania ocupada, donde las fuerzas israelíes mataron a disparos a 11 personas.