Al amainar la pandemia, resurge antiguo temor: los tiroteos
PORTLAND, Oregon, EE.UU. (AP) — Brianne Smith se sintió feliz cuando recibió un correo electrónico que le indicaba que sacara cita para la segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19. Horas después, su alivio fue reemplazado por temor: una alerta en el teléfono: otro tiroteo público masivo.
Antes de la pandemia, revisaba en dónde estaba la salida más cercana en lugares públicos y, de forma rutinaria, participaba en simulacros de tiroteos en la empresa en donde trabaja. Pero después de un año de estar en casa a causa de la pandemia, se habían disipado esas ansiedades. Hasta ahora.
“No he vivido con temor por el COVID porque puedo tomar decisiones informadas para mantenerme segura”, dijo Smith, de 21 años, quien vive en St. Louis, Missouri. “Pero no hay forma de que pueda tomar una decisión informada sobre qué hacer para evitar un tiroteo masivo. He estado en casa durante un año y no tengo tanta práctica para sobrellevar el temor como antes”.
Después de un año de cuarentenas a causa de la pandemia, los tiroteos masivos están de vuelta. Para muchas personas, el temor de contraer un virus invisible de repente se vio mezclado con el olvidado, pero más familiar, temor de quedar atrapado en un acto de violencia fortuito.
Una base de datos que registra masacres —definidas como cuatro o más muertos, sin incluir al agresor— compilada por The Associated Press, USA Today y la Universidad Northeastern, muestra que hubo sólo dos tiroteos masivos públicos en 2020. Desde el 1 de enero, ha habido al menos 11.
Sin embargo, aunque los tiroteos masivos dejaron de llegar a los titulares, las armas de fuego nunca desaparecieron. De hecho, incluso mientras Estados Unidos se mueve lentamente hacia un futuro pospandemia, las armas de fuego y la violencia con ellas se sienten más inmersas que nunca en la psique estadounidense. El temor y aislamiento del año pasado se han colado en cada aspecto de la conversación estadounidense sobre armas de fuego, desde su posesión hasta la erosión de la confianza en las instituciones para mantenernos seguros.
El año pasado, a más de 21 millones de personas les realizaron una revisión de antecedentes para comprar un arma de fuego, lo que superó todos los récords previos, y un sondeo halló que 40% se identificaron como nuevos propietarios de armas de fuego, muchos de los cuales pertenecen a grupos demográficos que no suelen estar asociados con ellas, según la Fundación Nacional de Deportes de Tiro, una asociación de la industria. La adquisición de armas de fuego por parte de estadounidenses de raza negra aumentó 58% respecto a 2019, y las ventas a hispanos subieron un 46%, según el grupo.
Los defensores de tenencia de armas de fuego vincularon este aumento a la ansiedad provocada por la pandemia y a una pérdida de confianza en la capacidad de los policías e instituciones gubernamentales de todos los niveles para mantener seguro al público durante lo que al principio era una amenaza poco comprendida e invisible. El estallido de las protestas contra la injusticia racial después de que la policía matara a George Floyd, y los llamados para reducir el financiamiento a la policía, también contribuyeron a que aumentara el interés en las armas de fuego.
Uno de esos compradores fue Charles Blain, un hombre de raza negra de 31 años residente de Houston, quien el año pasado compró por primera vez una pistola Glock 43 y una escopeta. Blain, quien se describe como conservador, dijo que el “delito por desempleo relacionado con la pandemia” y los reiterados llamados del año pasado para liberar a cientos de reclusos debido al aumento de infecciones de COVID-19 fue lo que lo motivó a comprar.
“Siempre estuve a favor de las armas de fuego, pero realmente nunca sentí la necesidad de comprar una”, dijo Blain, quien fundó Urban Reform, que ayuda a las comunidades desatendidas a involucrarse en decisiones políticas que los impactan.
El drástico aumento en la posesión de armas de fuego representa un “cambio tectónico en la conversación sobre las armas de fuego”, dijo Mark Oliva, director de asuntos públicos de la fundación.
“Para estas personas, la posesión de armas de fuego y el control de armas de fuego era hasta ahora un debate retórico. Era algo sobre lo que podías conversar a la hora del aperitivo, pero realmente no estaban involucrados. Y luego compraron armas de fuego”, comentó.
“Es complicado poner al propietario actual de un arma de fuego en una sola categoría”, agregó Oliva.
Los defensores de los derechos a la tenencia de armas de fuego se sienten optimistas con lo que esto puede significar para las leyes relacionadas con las armas de fuego, ya que un sector más grande de la sociedad se sienten aludidos cuando escuchan hablar del control de armas de fuego.
Al mismo tiempo, los homicidios relacionados con armas de fuego en ciudades medianas y grandes en Estados Unidos se han disparado durante la pandemia, y los criminólogos creen que la pandemia y la pérdida socioeconómica en muchas comunidades son los factores que impulsan esta tendencia.
Un estudio realizado por el Consejo de Justicia Criminal registró un aumento del 30% en homicidios en general en una muestra de 34 ciudades de Estados Unidos durante el 2020, así como un aumento del 8% en asaltos con armas de fuego.
“Hemos intentado hacer sonar la alarma, pero la prioridad es el COVID porque nada sucede hasta que no se solucione el COVID”, dijo Alex Piquero, un criminólogo y profesor en la Universidad de Miami que realizó investigaciones para la comisión del COVID-19 del Consejo de Justicia Criminal. “Este es el síntoma a largo plazo de la enfermedad y… los efectos en la salud mental a largo plazo serán impactantes”.
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