Venezuela: beatifican al “médico de los pobres"
CARACAS (AP) — José Gregorio Hernández, venerado por millones de venezolanos como el “médico de los pobres”, fue beatificado el viernes en una sencilla y emotiva ceremonia luego de más de 70 años de espera.
Los festejos multitudinarios quedaron postergados indefinidamente por la cuarentena vigente desde hace más de un año por el nuevo coronavirus.
Menos de 300 personas, casi en su totalidad sacerdotes y monjas, asistieron a la ceremonia de beatificación realizada en la pequeña capilla de un colegio católico ubicado al borde de un parque nacional montañoso, en el norte de Caracas, para evitar aglomeraciones y controlar mejor los accesos. El resto de los venezolanos siguió el rito por televisión.
La pequeña ceremonia también fue afectada por la pandemia. La celebración eucarística iba a ser encabezada por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, un exembajador de la Santa Sede en Venezuela; pero su viaje fue cancelado a último momento “por causas de fuerza mayor, ligadas principalmente a la pandemia de COVID-19”, informó la víspera el Vaticano sin dar otros detalles.
El nuncio apostólico Aldo Giordano, en representación del Vaticano, anunció que “de ahora en adelante sea llamado beato y celebrado cada año”.
“Parece providencial celebrar la beatificación de un médico en medio de una pandemia”, dijo Giordano al tiempo que pidió orar por los millones de víctimas del COVID-19 en el mundo.
“En la figura del beato doctor José Gregorio la Iglesia rinde hoy a los profesionales de la medicina y de la salud un homenaje de reconocimiento, agradecimiento y oración”, añadió, resaltando que el beato era capaz de unir a los venezolanos pese a sus diferencias religiosas e ideológicas.
En junio de 2020, 71 años después de iniciado el proceso canónico, el papa Francisco firmó el decreto para la beatificación del médico venezolano. En un mensaje en video la víspera el pontífice envió su saludo y comentó que sabía que los fieles “esperaban desde hace muchos años el momento en que la Iglesia confirmase algo que ustedes creían firmemente, que el médico del pueblo está junto a Dios” y que junto a la patrona de Venezuela, la Virgen de Coromoto, “intercede por sus connacionales y por todos nosotros”.
El papa Francisco señaló que la beatificación se lleva a cabo en un momento difícil para los venezolanos, destacando que conoce “bien la situación que sufren y soy consciente que sus prolongadas penalidades y angustias se han visto agravadas por la terrible pandemia del COVID-19”.
“Tengo muy presente en el día de hoy a tantos muertos, a tantos contagiados por el coronavirus”, acotó el pontífice y expresó que también tiene presente “a todos aquellos que han dejado el país en busca de mejores condiciones de vida y también a los que están privados de libertad y a los que carecen de lo más necesario”.
Hernández es el primer laico venezolano beatificado. Las otras tres son mujeres que integraban órdenes religiosas. La primera fue beatificada en 1995, la Madre María de San José.
La beatificación es el tercer y penúltimo peldaño hacia la canonización. Hernández podría convertirse en santo si se le atribuye un segundo milagro.
Muchos de los hombres y mujeres declarados beatos nunca llegaron a ser declarados santos, mientras en muchas ocasiones otros fueron canonizados siglos después. Entre los más de 10.000 santos reconocidos por la Iglesia católica, figuran menos de un centenar de laicos.
El ascenso al altar del ahora beato, nacido el 26 de octubre de 1864 y que falleció atropellado a los 54 años, estuvo lleno de obstáculos; pero en el corazón de los venezolanos ya es un “santo”.
“José Gregorio era un sanador, no habría querido que por él nos arriesgáramos a salir a la calle”, dijo María Delgado, una jubilada de 68 años, quien el viernes compraba velas para encenderlas y colocarlas frente a una estatuilla del médico venezolano que tiene en su casa cuando comenzase la transmisión televisiva de la ceremonia.
El caso que impulsó la beatificación fue el de la niña Yaxury Solorzano, quien quedó gravemente herida tras recibir un disparo en la cabeza en 2017 e inexplicablemente logró recuperarse por completo en un milagro que es atribuido a Hernández, luego de una exhaustiva investigación llevada a cabo por médicos, teólogos y cardenales.
En 1986 el Vaticano ya había declarado a Hernández “venerable”, lo que significa que llevó una vida cristiana ejemplar.
Cuando el papa Juan Pablo II, ahora santo, visitó Venezuela en 1996 recibió una petición firmada por cinco millones de personas, casi uno de cada cuatro venezolanos, pidiendo que lo declarase santo y oficializara su culto.
El proceso contó con el apoyo de la Iglesia católica venezolana desde 1949, tres décadas después de su muerte. El hombre fue un prestigioso científico y profesor universitario que se distinguió por sus obras en favor de la comunidad. Fundó dos instituciones de investigación y varias cátedras de Medicina en la Universidad Central de Venezuela, la más antigua y más grande del país.
Hernández nunca se casó. Graduado de médico en Caracas en 1888, viajó a Europa para estudiar y convertirse en monje católico, pero su frágil salud no le permitió soportar el clima frío y húmedo. Retornó a Venezuela pocos meses después para recuperarse y aunque posteriormente volvió a viajar a ese continente, nuevamente enfermó. Al volver a casa lo hizo cargado de equipos y conocimientos médicos avanzados.
El 29 de junio de 1919 fue atropellado cuando cruzaba una calle después de retirar unos medicamentos en una farmacia para llevarlos a una anciana pobre. Falleció a causa de un impacto que sufrió en la cabeza con el borde de una acera. Se estima que unas 20.000 personas participaron en su procesión fúnebre, cerca de una cuarta parte de la entonces población de Caracas.
Desde entonces la veneración por él no ha dejado de crecer, incluso fuera de las fronteras de este país sudamericano. Su culto se ha extendido a países como España, Portugal, Italia, Colombia y otras naciones a las que llegó por intermedio de inmigrantes que vivieron en Venezuela en momentos de grandes tribulaciones como las dos guerras mundiales; así como varios conflictos armados y severas crisis económicas en la región.