Presidente argentino ratifica aplicación de restricciones
BUENOS AIRES (AP) — La suspensión de las clases presenciales en las escuelas de Buenos Aires y sus alrededores en medio de la segunda ola de coronavirus en Argentina se ha convertido en el último y más álgido contrapunto entre el gobierno de Alberto Fernández y la oposición.
Mientras el mandatario peronista firmó un decreto que suspende las clases presenciales en establecimientos de los tres niveles de educación hasta el 30 de abril por considerar que fue uno de los factores que incidió en el repunte de casos en las últimas semanas, el alcalde de la capital y uno de los líderes de la oposición, Horacio Rodríguez Larreta, rechazó la medida y presentó una demanda ante la Corte Suprema para que se deje sin efecto.
El inminente cierre de las escuelas ha generado protestas callejeras, una catarata de demandas de particulares presentadas ante la justicia, opositores que llaman a la rebelión ciudadana y oficialistas que los acusan de militar a favor de la muerte en momentos en que Argentina atraviesa el peor momento de la pandemia, con un promedio de 25.000 casos diarios de coronavirus.
El presidente y el alcalde, las caras visibles de esta disputa, mantuvieron el viernes un encuentro a solas en la residencia presidencial de Olivos, suburbio en las afueras de Buenos Aires. No hubo acuerdo entre ellos, aunque se comprometieron a mantener canales de diálogo.
“La decisión está tomada y no va a ser alterada en lo más mínimo”, dijo Fernández en una rueda de prensa posterior al cónclave. Dijo que ha escuchado la “opinión de infectólogos” y que se ha basado en “datos científicos” para llegar a decisiones que "no son antojadizas".
Al respecto dijo que desde que a mediados de febrero comenzaron las clases de forma presencial subieron los contagios.“Se genera todo un movimiento social que incrementa mucho la circulación ciudadana... y algunos dicen que el riesgo de contagio crece 25%, 30% o más”, señaló Fernández.
Como consecuencia de ello, “el mayor incremento (de casos) se da entre personas de 9 y 19 años”.
“Las escuelas no son un lugar de mayor contagio”, lo refutó Larreta en una conferencia de prensa que ofreció a la tarde. Sostuvo que de 700.000 personas, entre alumnos, docentes y padres, que acceden a escuelas, se reportó “menos de 1% de contagios”.
Acotó que sólo uno de cada cuatro alumnos va a la escuela en transporte público.
A su vez el ministro de Salud de la alcaldía de Buenos Aires, Fernán Quirós, atribuyó el brote que azota a la capital al “cambio de clima” por el otoño, lo cual provoca que las personas tengan tendencia a “ir a lugares cerrados todos al mismo tiempo y generan los supercontagios”.
El regreso a una modalidad educativa virtual, que comenzará el lunes, se produce luego de que en febrero comenzó un sistema alternado de clases presenciales y a distancia.
Desde que en marzo de 2020 impactó la pandemia, gran parte de los chicos argentinos siguieron las lecciones desde sus casas, lo que para el alcalde capitalino redundó negativamente en su enseñanza y en su estado psicológico.
Fernández dijo que confía en que durante las dos próximas semanas se pueda "ganar el tiempo necesario para reducir contagios y despejar las camas y poner el sistema sanitario en funcionamiento en los términos que tienen que ser”.
“El presidente se comprometió que esta decisión es sólo por 15 días”, apuntó por su lado Larreta.
En la capital y sus alrededores, el gobierno nacional también amplió el horario de restricción de circulación; suspendió actividades deportivas, recreativas, sociales, culturales y religiosas en lugares cerrados; y dispuso que bares y restaurantes atiendan hasta las siete de la tarde en espacios habilitados al aire libre.
Dueños de locales gastronómicos temen volver a sufrir pérdidas económicas como las del año pasado y amenazaron con no cumplir la restricción de horarios y la orden de que deben atender a sus clientes únicamente en terrazas al aire libre.
Fernández ha prometido que continuarán las ayudas para ese y otros sectores y advirtió: “A mi la rebelión no, en el Estado de derecho las leyes se cumplen, a los que no les gusta que recurran a la justicia”.
El brote de casos se produce en medio de una llegada a cuenta gotas de vacunas y un plan de inoculación que transcurre más lentamente de lo que el gobierno desearía.
En Argentina hay unos 2,6 millones de infectados y cerca de 59.000 muertos a causa del nuevo coronavirus.