El Salvador: oposición política en crisis tras paliza
SAN SALVADOR (AP) — Saul Meléndez, un exguerrillero durante la guerra civil en El Salvador, fue durante muchos años un miembro leal del partido político de izquierda fundado por los exguerrilleros después del conflicto armado. Pero a fines de febrero, Meléndez ganó las elecciones municipales con el partido Nuevas Ideas del presidente Nayib Bukele.
El Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional — el partido que Meléndez dejó en 2015 y que expulsó a Bukele en 2017 — sufrió una paliza en las elecciones nacionales. Algunos se preguntan si con los cuatro diputados que le quedan, en comparación con los 23 previo a las elecciones, el FMLN podrá sobrevivir.
Meléndez fue uno de los miles de excombatientes y simpatizantes que desertaron del partido. Estima que el FMLN ha perdido el 60% de sus integrantes en Mejicanos —la zona donde ganó— que se volcaron en favor de Nuevas Ideas, “porque perdimos la esperanza que depositamos con nuestro liderazgo”.
Pero no fue solo el FMLN el que sufrió una caída histórica en las elecciones pasadas. La conservadora Alianza Republicana Nacionalista, mejor conocida como Arena, perdió más de la mitad de sus escaños legislativos, alcanzado apenas 14 en los pasados comicios después de haber ocupado 37.
Los dos partidos que gobernaron El Salvador durante las últimas tres décadas fueron barridos por Bukele en las urnas y ahora enfrentan un panorama incierto y con creciente descontento en sus filas en un país centroamericano que ha quedado sin contrapeso político, según los expertos.
“No sabemos si las marcas de Arena y el FMLN todavía pueden reconstruirse, oxigenarse y tener vigencia”, apuntó el analista político Eduardo Escobar, de Acción Ciudadana, una organización no gubernamental en San Salvador.
Los salvadoreños “se quedaron sin paciencia” con esos partidos luego de darles tres décadas en el poder y no ver una mejora en sus vidas, estimó Escobar.
Meléndez fue elegido alcalde de Mejicanos, un populoso suburbio en el lado norte de la capital, arrebatándole al Frente uno de sus más importantes bastiones políticos con una intensa campaña local que prometía, entre otras cosas, construir un nuevo mercado en la ciudad. Mejicanos es uno de los 152 municipios que estarán en manos de Nuevas Ideas a partir del 1 de mayo de un total de 262 en el país. Nuevas Ideas también ocupará 56 de los 84 escaños del congreso nacional.
“Estoy orgulloso de haber pertenecido a las estructuras del histórico FMLN (guerrillero) desde mi juventud, con la esperanza de un cambio para nuestro país, para nuestra gente”, expresó Meléndez.
Sin embargo, el exguerrillero dijo que comenzó a ver cómo la dirección del partido se corrompía, al tiempo en que asegura que comenzaron a marginarlo al punto de acabar con sus aspiraciones políticas.
El FMLN aglutinó todas las fuerzas de izquierda durante la guerra civil y se convirtió en un partido político en 1992, el año en que terminó la guerra, y con el objetivo de defender los intereses del pueblo y de los más pobres.
Arena, mientras tanto, fue fundada en 1981 por el exmayor del ejército Roberto d’Aubuisson, acusado de organizar los escuadrones de la muerte responsables de las peores atrocidades. Una Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas concluyó que d’Aubuisson había dado la orden de asesinar al arzobispo Oscar Arnulfo Romero en 1980.
Desde entonces, los dos partidos se vieron sacudidos por escándalos de corrupción. Los dos últimos presidentes de Arena fueron acusados de malversación de fondos públicos. Francisco Flores murió bajo arresto domiciliario en 2016 antes de ser juzgado. El otro, Tony Saca, fue condenado por robar más de 300 millones de dólares y cumple una condena de 10 años de prisión.
Le sigue el FMLN con el presidente Mauricio Funes, quien es reclamado por la justicia por cargos de corrupción, pero huyó a Nicaragua donde recibió asilo. El sucesor de Funes, Salvador Sánchez Cerén, aún no ha sido acusado, pero sus exministros de Seguridad y el de Gobernación están siendo procesados por acusaciones de ofrecer dinero a las pandillas a cambio de apoyo para las elecciones que ganó Sánchez Cerén en 2014.
Cuando Bukele asumió el cargo ordenó la remoción de decenas de familiares de líderes del FMLN de cómodos puestos de gobierno, incluidos al menos 12 de la familia de Sánchez Cerén. El expresidente de la Asamblea Legislativa, Sigfrido Reyes del FMLN, ha sido imputado junto a su esposa y otros asociados por malversación y lavado de dinero. Reyes recibió asilo político en México.
Tras la debacle de las elecciones de febrero, Oscar Ortiz, excomandante guerrillero y secretario general del FMLN, dijo que el partido experimentaría su reforma política más profunda. “No hemos estado a la altura de las demandas que han hecho los ciudadanos”, dijo.
Eugenio Chicas, ex portavoz de Sánchez Cerén, reconoció que “fuimos muy blandos y condescendientes ante las señales de descomposición y corrupción que empezaron a ver dentro de nuestras filas”.
“Nos hicimos del ojo pacho” ante casos flagrantes de nepotismo y actos corruptos, remarcó.
Para María Escalante, una mujer de 52 años que vende artículos de alta demanda como gel desinfectante y mascarillas en la economía informal, una búsqueda de esperanza la llevó a Nuevas Ideas después de toda una vida votando por el FMLN.
“No cumplieron sus promesas”, dijo. “Terminaron siendo tan corruptos como Arena”.
El presidente del consejo nacional ejecutivo de Arena, Erick Salgado, prometió después de las elecciones analizar el mensaje enviado por los votantes y modernizar el partido, pero hasta ahora ni el Frente, ni Arena han dado una repuesta ante la alta popularidad de Bukele y la baja credibilidad de sus partidos.
Bukele fue expulsado del FMLN en octubre de 2017, acusado de violentar los principios del partido. Había ganado las elecciones a la alcaldía en 2012 en la pequeña ciudad de Nuevo Cuscatlán y en 2015 se convirtió en alcalde de San Salvador. Y se hizo más franco en sus críticas públicas a los líderes del partido y al mismo presidente Sánchez Cerén.
Quizá pudo haber sido lo mejor que le pasó políticamente, ya que de repente el actual líder salvadoreño de 39 años emergió dispuesto a decir las cosas que una población harta quería escuchar.
En febrero, los votantes eliminaron uno de los últimos obstáculos para la administración de Bukele: un congreso controlado por la oposición. Su partido tiene ahora los votos para cambiar los magistrados de la Corte Suprema, que también se ha enfrentado a algunas de las iniciativas de Bukele, especialmente durante la pandemia.
Para Meléndez, el FMLN perdió credibilidad entre la gente porque se olvidó de quienes lucharon por su causa en el campo de batalla.
“Muchas de las esperanzas de nuestra gente se hicieron trizas”, subrayó.