SEVILLA, España (AP) — Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa.
Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo.
Las calles de Sevilla y de otras ciudades españolas volvieron a quedarse sin los actos litúrgicos del Domingo de Ramos, y el Jueves y el Viernes Santo que conmemoran la vida, la muerte y la resurrección de Cristo. La tasa de contagios sigue siendo demasiado alta para permitir las reuniones de grandes grupos.
Para Roberto Ruiz, de 50 años, las extravagantes procesiones de Semana Santa marcan el ciclo del tiempo en Sevilla. Sin ellas, siente que le falta algo.
“No terminas de despertar si no llega el Domingo de Ramos”, afirmó “Ni termina ni empieza el año. Es como vivir en el día de la marmota, los días pasan siendo todos iguales. La sensación es de un año perdido”.
En España, el coronavirus se ha cobrado decenas de miles de vidas, ha destruido cientos de miles de empleos y ha suspendido las tradiciones que se mantenían con más fervor.
Antes de la pandemia, Sevilla estaría tomada por multitudes ansiosas por ver como las hermandades católicas se echan los pasos adornados con las imágenes de Jesús, la BVirgen María y otras figuras de la Pasión a la espalda y avanzan lentamente por las calles. La fuerza de los costaleros que cargan con las carrozas sobre los hombros contrasta con la belleza de las tallas de madera; su lucha se une a la gloria del otro.
Pero esta semana, los sevillanos se conformaron con acudieron a misa en una parroquia local. Hicieron fila para entrar y debían usar mascarilla y respetar la distancia de seguridad.
Francisco Ortiz, sacerdote de la parroquia de Nuestra Señora de La Candelaria de la ciudad, espera que la fe pueda aliviar el dolor físico, emocional y material causado por el coronavirus.
“Esta celebración trae un sabor agridulce”, señaló Ortiz. “Estamos contentos de poder celebrar la Eucaristía de nuevo juntos. Esto es celebrar con una alegría que nos ayuda en la vida, al mismo tiempo que convives con la angustia y la amargura de que a la gente le ha cambiado la vida a peor. En este barrio, hay más pobres que nunca”.
La ausencia de los miles de turistas que solían abarrotar Sevilla ha obligado a los negocios que vivían de las procesiones a adaptarse.
“Para nuestro negocio la cancelación de la Semana Santa es un completo desastre”, afirmó Inmaculado Serrano, que elabora adornos bordados para los hábitos de los cofrades de las hermandades. “Gracias a que nos hemos reinventado con las mascarillas, hemos podido mantener la tienda abierta”.
María Morilla dijo estar agradecida por el simple hecho de poder vivir otra Semana Santa.
“La Semana Santa es más que los pasos en la calle”, dijo acerca de las procesiones. “Los católicos y cofrades somos personas que sabemos esperar”.
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El periodista de The Associated Press Joseph Wilson contribuyó a este despacho desde Barcelona.
Un cristo restaurado llega a la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en Sevilla, en el sur de España, el 25 de marzo de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Fieles católicos mantienen la distancia social durante un acto religioso en el exterior de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en Sevilla, en el sur de España, el 26 de febrero de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Operarios desembalan un cristo restaurado dentro de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en Sevilla, en el sur de España, el 25 de marzo de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Respetando la distancia, un grupo de fieles asisten a la misa de Domingo de Ramos en el exterior de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en Sevilla, en el sur de España, el 28 de marzo de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Tras la misa de Domingo de Ramos, miembros de una hermandad llevan la imagen de Jesucristo al interior de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en Sevilla, en el sur de España, el 28 de marzo de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Un sacerdote distribuye ramas de olivo entre los fieles antes de la misa de Domingo de Ramos, en el exterior de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en Sevilla, en el sur de España, el 28 de marzo de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Fieles católicos asisten a un acto religioso en el exterior de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en Sevilla, en el sur de España, el 26 de febrero de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Un altar improvisado, con sillas colocadas respetando las normas de seguridad, esperan para la celebración de la misa de Domingo de Ramos, en el exterior de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en Sevilla, en el sur de España, el 28 de marzo de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Un sacerdote escucha una confesión durante la Semana Santa en el interior de la iglesia de Los Estudiantes en Sevilla, en el sur de España, el 30 de marzo de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Pancartas con imágenes religiosas decoran los balcones de un edificio durante la Semana Santa, en Sevilla, en el sur de España, el 30 de marzo de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Fieles católicos esperan en fila para entrar a la iglesia Omnium Sanctorum durante la Semana Santa, en Sevilla, en el sur de España, el 30 de marzo de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Fieles presentan sus respetos ante una imagen de la Virgen María en el interior de la iglesia de El Cerro durante la Semana Santa, en Sevilla, en el sur de España, el 30 de marzo de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Un feligrés espera para entrar a la iglesia de El Cerro durante la Semana Santa, en Sevilla, en el sur de España, el 30 de marzo de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Transeúntes pasan por delante de la iglesia de La Esperanza de Triana durante la Semana Santa, en Sevilla, en el sur de España, el 30 de marzo de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Mascarillas con la imagen de Jesús, la Virgen María y jugadores de fútbol, expuestas en una tienda durante la Semana Santa, en Sevilla, en el sur de España, el 30 de marzo de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)
Moisés Viretti, miembro de una cofradía local, mira una imagen de Jesús en el interior de la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, en Sevilla, en el sur de España, el 25 de marzo de 2021. Pocos católicos en el devoto sur de España habrían imaginado jamás un mes de abril sin la pompa y el boato de las procesiones de Semana Santa. Pero con la incesante pandemia del coronavirus azotando el país, se las perderán por segundo año consecutivo. (AP Foto/Laura León)