México busca a 3 y detiene a 25 por masacre de policías
CIUDAD DE MEXICO (AP) — Las autoridades mexicanas identificaron y ordenaron la captura de tres personas que son señaladas como los presuntos organizadores de la emboscada de la semana pasada en la que fueron asesinados 13 funcionarios policiales e investigadores en el centro del país. Se presume que una banda de narcotraficantes podría estar detrás de la operación, anunció el martes la Fiscalía General de Justicia del Estado de México.
La fuerzas de seguridad están tras la búsqueda de los tres supuestos autores intelectuales de la masacre ocurrida el 18 de marzo en el Estado de México, que es considerada la más grande de fuerzas del orden público desde octubre de 2019, y se ofreció una recompensa de unos 25.000 dólares por cada uno de los solicitados a quienes proporcionen información que conduzca al arresto.
Como parte del proceso fueron apresadas 25 personas por su relación con los tres presuntos organizadores de la masacre, además de ser investigados por actividades de narcotráfico y robo vinculadas al grupo delictivo identificado como la Familia Michoacana que opera en el centro del país, indicó la Fiscalía General en un comunicado.
Durante las diligencias de investigación fueron incautadas cuatro armas oficiales y una arma larga sin identificación y se entrevistaron a ocho testigos.
Ocho policías estatales y cinco investigadores de la Fiscalía fueron acribillados el 18 de marzo durante un mortífero ataque a un convoy que se dirigía a establecer un puesto de control. En el lugar de la masacre fueron encontrados un total de 672 casquillos de bala gastados.
Tras la emboscada las fuerzas de seguridad activaron una amplia operación de rastreo en la que participaron 190 funcionarios y que abarcó cinco municipios del Estado de México, a las afueras de la capital mexicana.
En octubre de 2019 hombres armados tendieron una emboscada y asesinaron a 14 policías estatales en el estado central de Michoacán.
El cartel de la Familia Michoacana, que se ha mostrado dispuesto a atacar abiertamente a las unidades policiales y militares en el pasado, se mudó hace una década a los estados centrales de Guerrero y México.
Los ataques perpetrados contra las fuerzas de seguridad han representado un desafío para el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha seguido una estrategia de no confrontar directamente a los cárteles de la droga en un esfuerzo por evitar la violencia.