Trabajadores sociales se replantean colaboración con policía
CHICAGO (AP) — Rayshard Brooks murió en agosto del año pasado cuando la policía de Atlanta respondió a una llamada en la que se informó que había un hombre durmiendo en un automóvil que bloqueaba una calle y le disparó cuando trató de escapar. Poco después hubo un incidente similar en Eugene, Oregón, y el desenlace fue muy distinto: El individuo en cuestión fue enviado a su casa.
En el segundo episodio intervino una unidad pensada para actuar en lugar de la policía cuando hay incidentes no violentos. Los agentes calmaron al individuo, contactaron a su familia y lo metieron en un taxi para que lo llevase a su casa.
“Todo el tiempo pienso en cómo hubiera terminado eso si la policía era la que respondía”, comentó Michelle Perin, técnica de emergencias médicas que está sacando una maestría como trabajadora social. Perin colabora con un equipo conocido por sus siglas, CAHOOTS (Crisis Assistance Helping Out On The Streets), que interviene cuando surge alguna situación en la calle.
Los trabajadores sociales tradicionalmente colaboran con la policía al llevar casos de presos, pacientes de centros psiquiátricos y e inmigrantes detenidos. Un informe del 2020 de la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales (ANTS) dice que esa colaboración puede mejorar la seguridad pública, reducir los incidentes de trasfondo racista y mejorar las relaciones entre la policía y las minorías.
Luego de una serie de episodios de brutalidad policial, ciudades como Denver, Nueva York, Chicago y Seattle estudian la posibilidad de despachar trabajadores sociales y personal médico junto a la policía, o en lugar de la policía, para prevenir casos de brutalidad policial.
Pero mientras las ciudades buscan alternativas para mantener la ley y el orden, muchos trabajadores sociales dicen que si se aumenta la colaboración de ellos con la policía, se correrá el riesgo de alienar a las comunidades minoritarias, ignorando la historia de racismo sistémico en las mismas files de los trabajadores sociales.
Leigh-Anne Francis, profesora de estudios afroamericanos y estudios de mujeres, género y sexualidad en The College de Nueva Jersey, dijo que pensar que los trabajadores sociales pueden resolver el racismo sistémico es un error, a la luz del legado de esos servicios.
“Se decía que las personas de raza negra tenían defectos genéticos y no podían ser ayudados por los trabajadores sociales porque eran moralmente corruptas”, dijo Francis. “Eran irredimibles”.
Si bien dijo que hay muchos trabajadores sociales buenos, acotó que la mayoría de ellos son blancos y arrastran un legado de políticas racistas, como el Proyecto de Adopción de Indígenas de 1958, que buscó desintegrar las familias indígenas y adhirió al movimiento eugenésico que procuraba deshacerse de lo que los trabajadores sociales describían como características indeseables, incluido el hecho de ser de raza negra.
Los trabajadores sociales contribuyeron a la criminalización y las detenciones masivas de minorías, según Julia Lyon, trabajadora social de Pensilvania. Lyon dice que ve actitudes racistas casi todos los días en las evaluaciones que hacen los trabajadores sociales de la gente que atienden, agregando que son más proclives a responsabilizar a las minorías y a pedir castigos.
“Si eres un muchacho negro en Filadelfia que está haciendo una escena, la explicación que van a dar de tu comportamiento es muy distinta a la que darían si fueses un chico blanco de un suburbio acaudalado”, dijo Lyon.
La trabajadora social Deana Ayers, de Minneapolis, dijo que, en el peor de los casos, si los trabajadores sociales colaboran o reemplazan a la policía en ciertas situaciones no cambiaría nada y se mantendría el problema, con otro nombre.
“Para que los trabajadores sociales resuelvan todos estos problemas de la sociedad, primero hay que eliminar el racismo” que arrastra desde hace tiempo ese campo, sostuvo Ayers. “De lo contrario, los trabajadores sociales van a ser policías sin armas”.
Quienes promueven la colaboración entre trabajadores sociales y la policía dicen que las fuerzas policiales están demasiado arraigadas en la sociedad como para hacerlas a un lado.
“Es difícil que en la sociedad en que vivimos digamos que no podemos trabajar con la policía cuando están tan arraigados en nuestras comunidades”, dijo la directora ejecutiva de la ANTS de Carolina del Norte Valerie Arendt. “Los trabajadores sociales pueden hacer, y hacen, cosas maravillosas dentro de este sistema”.
Sin embargo, Leah Jacobs, profesor de la Facultad de Trabajos Sociales de la Universidad de Pittsburgh, dijo que hay poca evidencia de que la colaboración entre la policía y los trabajadores sociales es efectiva.
“De hecho, hay algunos indicios de que ocurre lo contrario, que cuando hay más colaboración, los resultados son peores”, manifestó.
En lugar de perpetuar enfoques basados en el castigo de cualquier infracción, los opositores a la colaboración de policías y trabajadores sociales recomiendan invertir más en intervenciones desde la misma comunidad.
Jacobs recomienda alentar la mediación en los conflictos y alternativas a la detención y la suspensión.
Scott Roberts, director de las campañas de justicia penal de Color of Change —la agrupación a favor de la justicia racial más grande del país en el ámbito digital— dijo que las intervenciones deben estar pensadas para satisfacer las necesidades de cada comunidad, lo que quiere decir que pueden variar de comunidad en comunidad.
“Cuando decimos que queremos cambiar la forma en que se maneja la policía, no queremos decir que sea reemplazada por otra institución, como los trabajadores sociales”, dijo Roberts. “Hay que replantearse todo, el funcionamiento de la policía, la seguridad pública y también el trabajo social”.
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Fernando integra el equipo de la Associated Press que cubre noticias sobre temas raciales y étnicos. Está en https://twitter.com/christinetfern.