Antiguo penal en isla de México podrá recibir visitantes
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Las autoridades mexicanas dijeron que los transbordadores y cruceros pronto podrán visitar la antigua prisión de las Islas Marías, luego de que la última colonia penal insular del Continente Americano fue cerrada y convertida en un centro de educación ambiental en 2019.
Al campamento de educación no le ha ido muy bien, solo se han capacitado 40 jóvenes en la isla, y la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador ahora está intentando un rumbo diferente, porque la isla no ha compensado los costos asociados con su operación.
Las autoridades dijeron el sábado que planean construir un muelle para barcos más grandes en la Isla Madre, la principal y única de las cuatro Islas Marías que está habitada. Los visitantes podrán recorrer la cárcel de la isla, pero no pasar la noche.
Las personas podrán salir con el crucero o ferry de Mazatlán o San Blas, a la Isla Madre, y en el viaje podrán admirar la belleza del océano, dijo el secretario de Turismo, Miguel Torruco. Sería un viaje bastante largo; las cuatro islas se encuentran a 110 kilómetros (70 millas) de la costa del Pacífico del estado de Nayarit.
Los visitantes tendrán su primer contacto con la antigua prisión de la isla que durante 100 años albergó a numerosos criminales, dijo el funcionario. Las autoridades lo comparan con la prisión estadounidense de Alcatraz, ahora cerrada, y dijeron que las visitas turísticas podrían comenzar dentro de tres meses.
La colonia penal, fundada en 1905, pasó por algunos períodos de infame brutalidad, y hasta 2013, tenía 8.000 reclusos.
El continente estuvo una vez salpicado de cárceles en islas remotas como la que se muestra en la película “Papillon”, pero todas se cerraron gradualmente. Cuando Panamá cerró su colonia penal de Coiba en 2004, Islas Marías era la última que quedaba en el hemisferio.
Pero lejos de la reputación sangrienta de lugares como la Isla del Diablo o de la colonia penal de la Guayana Francesa cerrada en 1946, las Islas Marías albergaron a muchos reclusos de bajo riesgo o de buen comportamiento y la colonia fue vista como un paso hacia la liberación o rehabilitación.
Si bien la prisión mantuvo a raya el turismo masivo, las islas sufrieron una severa degradación ambiental debido a más de un siglo de uso como colonia penal.