EEUU incrementa reserva de vacunas mientras el mundo aguarda
WASHINGTON (AP) — El presidente Joe Biden giró instrucciones a su gobierno el miércoles para ordenar 100 millones de dosis más de la vacuna de Johnson & Johnson contra el coronavirus, incrementando un posible superávit de dosis para finales de este año mientras que gran parte del resto del mundo pasa problemas de escasez.
Incluso antes de la orden del miércoles, Estados Unidos se encaminaba a recibir para mediados de mayo suficientes vacunas aprobadas para inocular a todos los adultos, y suficientes para 400 millones de personas para finales de julio. Dosis suficientes para 200 millones de personas más están pendientes en caso de que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) apruebe las vacunas de AstraZeneca y Novavax. Se prevé que las dosis adicionales de J&J, suficientes para 100 millones de personas, sean entregadas en el segundo semestre de este año.
Asistentes de la Casa Blanca señalaron que la prioridad de Biden es asegurarse de que todos los estadounidenses estén vacunados, antes de sopesar la posibilidad de distribuir dosis a otros países.
“Queremos tener un exceso de suministros y de preparación”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, el miércoles, señalando que Biden quería recursos en caso de imprevistos con los planes de producción existentes.
“Aún no sabemos cuál será la vacuna más efectiva en los niños”, añadió. “Aún no sabemos el impacto de las variantes o la necesidad de inyecciones de refuerzo. Y estas dosis pueden usarse como vacunas de refuerzo de ser necesario. Obviamente, es algo que sigue bajo estudio por parte de la FDA, pero, reitero, queremos tener un exceso de preparación”.
La Casa Blanca ha rechazado solicitudes de aliados de Estados Unidos, incluyendo México, Canadá y la Unión Europea, de vacunas producidas en Estados Unidos, donde la producción de varios meses ha resultado en vacunas para uso exclusivo en el país.
En tanto, Rusia y China, cuyos gobernantes no enfrentan a los votantes en elecciones libres y justas, han utilizado sus vacunas de producción local para obtener una ventaja estratégica.
China se ha comprometido a entregar casi 500 millones de dosis de sus vacunas a más de 45 países, de acuerdo con un conteo de nación por nación realizado por The Associated Press. Cuatro de los varios fabricantes de vacunas en China aseguran que serán capaces de producir al menos 2.600 millones de dosis este año.
Rusia ha enviado millones de dosis de su vacuna Sputnik V a países de todo el mundo, incluso mientras vacuna a su propia población. Los analistas aseguran que uno de los objetivos de esta campaña es proyectar la imagen de Rusia como potencia científica, tecnológica y benevolente, en especial mientras otros países se topan con problemas de escasez de vacunas de COVID-19 debido a que naciones más ricas acaparan las versiones fabricadas en Occidente.
Israel, que ya ha vacunado a más de la mitad de su población con la vacuna de Pfizer producida en Europa, también ha intentado este tipo de diplomacia para recompensar a sus aliados.
Biden ha tomado medidas para que Estados Unidos realice una contribución financiera a las Naciones Unidas y a la alianza COVAX, que ayudará a distribuir vacunas a más de 90 países de recursos bajos y medios. Sin embargo, Washington no se ha comprometido hasta el momento a compartir ningunas de sus dosis.
La estrategia de adquisición de Biden ha sido criticada por organizaciones no gubernamentales que han alentado a la Casa Blanca a desarrollar planes y límites claros para compartir sus vacunas con el resto del mundo.
“La única forma de vencer definitivamente a este virus es vencerlo en todos lados, y eso requiere de un plan inmediato para compartir el exceso de dosis a nivel global”, dijo Sarah Swinehart, directora de comunicaciones de The ONE Campaign.
Cuestionado sobre el superávit de vacunas, Biden dijo el miércoles a reporteros que “si tenemos un excedente, lo compartiremos con el resto del mundo”.
“Esto no es algo que se pueda frenar con una valla, sin importar qué tan alta sea la valla o el muro que se construya. Así que no vamos a estar a salvo hasta que el mundo esté a salvo", admitió el mandatario. "Así que vamos a empezar asegurándonos de que se cuide primero a los estadounidenses, pero luego vamos a intentar ayudar al resto del mundo".