Un año de pandemia COVID-19 a través de los fotógrafos de AP
Mirar fotografías de hace un año es contemplar un mundo dividido. Había lugares en los que la vida ya había sufrido un cortocircuito a causa de la pandemia, y otros en los que apenas se avizoraban los efectos de la enfermedad.
En Madrid, los estantes de las tiendas lucían vacíos mientras los habitantes se preparaban para una cuarentena de emergencia. Las puertas de la Ciudad Prohibida de Beijing fueron cerradas con llave, custodiadas por guardias con cubrebocas. Un solo operario palestino rocía desinfectante en la mezquita de Al-omari en la Ciudad de Gaza.
Sin embargo, en retrospectiva, una foto de una reunión informativa sobre el COVID-19 realizada por el doctor Anthony Fauci, el vicepresidente estadounidense Mike Pence y otros asesores en materia de salud el 10 de marzo —un día antes de que la Organización Mundial de la Salud declarara la pandemia— es toda una muestra de la inconsciencia que imperaba entonces: ocho personas apretujadas en el podio y todas sin mascarilla.
Muchas de las fotografías muestran rostros descubiertos, lo que a los ojos de 2021 resulta algo desconcertante.
¿Era posible que tres jugadores de baloncesto de la Universidad de Gonzaga, al celebrar la victoria sobre St. Mary en la final de la Conferencia Oeste de la NCAA, se abrazaran a cara descubierta? ¿Que los miembros del Congreso se amontonaran en los ascensores? ¿Que los asistentes al festival hindú de los colores bailen con entusiasmo en las calles?
Los periodistas se agolpaban para interrogar a los abogados de Harvey Weinstein tras su condena por violación y agresión sexual; los manifestantes se enfrentaban a la policía en Caracas. No obstante, en ese mismo momento, equipos médicos con trajes herméticos desinfectaban la casa de ancianos Life Care Center de Kirkland en Washington, el epicentro del brote de coronavirus en ese estado.
Las diferencias se observan también en los partidos de la Liga de Campeones en toda Europa: algunos se jugaron con espectadores y otros no por temor a la propagación de la enfermedad. En Liverpool, en Inglaterra, un estadio lleno presenció el acrobático disparo de Kieran Trippier para el Atlético de Madrid; en París hubo fuegos artificiales pero no hubo público en el partido entre el París-Saint-Germain y el Borussia Dortmund.
Y en Linz, en Austria, hay una foto de un hincha de pie, solitario y fantasmal: portando una sábana en medio de asientos vacíos.