EEUU honra a enfermera venezolana por su coraje
MIAMI (AP) — Ana Rosario Contreras es enfermera y una de las protagonistas del movimiento que promueve un cambio democrático en Venezuela.
Desde hace casi una década ha levantado su voz para defender los derechos de los trabajadores de enfermería, criticar al gobierno socialista, denunciar la falta de insumos médicos y pedir a gritos elecciones democráticas transparentes.
Como presidenta del Colegio de Enfermería de Caracas ha organizado protestas y huelgas nacionales y por su activismo ha puesto en riesgo su vida al ser reprimida junto a otros manifestantes por la policía estatal.
Pero Contreras asegura que las amenazas y amedrentamientos que recibe no la harán abandonar su activismo.
“Estamos elevando nuestra voz de protesta porque quedarnos callados no es la solución”, dijo Contreras en una reciente entrevista telefónica con The Associated Press. “Estamos construyendo un tejido social de lucha para defender nuestro derecho a vivir en libertad, nuestro derecho a vivir en democracia”, explicó.
Y por ese coraje, liderazgo y tenacidad el gobierno estadounidense la honró el lunes como una de las 15 mujeres excepcionales de todo el mundo que lucha en defensa de la paz, la justicia y los derechos humanos, la igualdad de género y el empoderamiento femenino, en ocasiones poniendo en riesgo su vida.
Se trata de los Premios Internacionales a las Mujeres de Coraje, un galardón que desde que fue creado en 2007 ha reconocido a más de 155 mujeres de todo el mundo.
Junto con Contreras fueron reconocidas también siete mujeres líderes de Afganistán asesinadas por su activismo en favor de mejorar la vida de los ciudadanos de su país y otras dos latinoamericanas: Mayerlis Angarita, una activista de Colombia que fundó una organización que ayuda a mujeres víctimas de conflictos y pugna por la protección de los derechos humanos y la jueza Erika Aifán, que ha intervenido en causas de corrupción y crímenes de guerra en Guatemala.
Las galardonadas son postuladas por las misiones diplomáticas de Estados Unidos en el extranjero y funcionarios de alto rango del Departamento de Estado se encargan de seleccionar a las ganadoras.
Contreras, una enfermera y abogada venezolana de 57 años, recibió el premio desde la sede del Colegio de Enfermería de Caracas conectándose a través de su teléfono móvil a una conferencia virtual presidida por el secretario de Estado, Antony Blinken, en la que participó también primera dama Jill Biden.
Desde hace años Venezuela atraviesa una severa crisis política, económica y social que ha llevado a más de cinco millones de personas a buscar mejores condiciones de vida en otros países de la región.
La crisis económica -que los críticos atribuyen a dos décadas de gobiernos socialistas que han dejado en la bancarrota al otrora rico país petrolero- ha desencadenado la falta de alimentos, medicinas e insumos médicos.
Desde la llegada al poder del fallecido presidente Hugo Chávez, en 1999, se han realizado más de dos decenas de elecciones, pero particularmente en los últimos años la oposición las consideró fraudulentas. En enero de 2019 el líder opositor Juan Guaidó se autoproclamó presidente interino y fue reconocido por varias decenas de países, entre ellos Estados Unidos, argumentando que el presidente Nicolás Maduro fue reelecto en mayo de 20218 en unos comicios fraudulentos.
El país sudamericano tiene además un alto índice de criminalidad y violencia y muchos de los que se oponen al actual gobierno de Maduro aseguran que son víctimas de represión por parte de la policía estatal y supuestos simpatizantes armados del gobierno, que son identificados como “colectivos”.
Contreras, que preside el Colegio de Enfermería desde 2013, asegura que “todo el que eleve su voz en contra de las circunstancias adversas” en Venezuela “corre riesgo”. Pero eso no la ha paralizado.
En 2018 la crisis humanitaria de Venezuela se profundizó y ella fue una de las líderes de una huelga nacional del personal de la salud para denunciar la falta de insumos y los magros salarios.
Como parte de la defensa de sus derechos, le reclamó a Guaidó un subsidio económico para los trabajadores de salud que fue aprobado.
Desde septiembre de 2020, después de haber aparecido junto a Guaidó en el anuncio de se programa, no ha podido acceder a su sueldo como enfermera que trabaja para el Ministerio de Salud, equivalente a tres dólares mensuales.
Por eso vive de la ayuda económica que le mandan dos de sus hijos, uno desde Israel y otro desde Estados Unidos. Aún así, no piensa dejar su activismo.
“Quiero decirle a la mujer que su participación es muy importante en cualquier lucha”, dijo tras explicar que el premio representa un reconocimiento al trabajo de la enfermera venezolana. “Tenemos que dejar el miedo”.