Defensores del Capitolio superados por falta de comunicación
Los defensores del Capitolio de Estados Unidos no pudieran anticipar el violento asalto de una turba por fallas en la comunicación de informes de inteligencia, dijeron los agentes que estaban a cargo de la seguridad ese día. Son sus primeros testimonios públicos sobre el ataque que buscó detener la certificación de la elección presidencial el 6 de enero.
El exjefe de la Policía del Capitolio y otros funcionarios señalaron a las diversas agencias federales —y se señalaron entre ellos— como culpables de su incapacidad para defender el edificio de los partidarios del entonces presidente Donald Trump cuando derribaron barreras, rompieron puertas y ventanas y provocaron la huida de los legisladores reunidos en las cámaras. El asalto dejó un saldo de cinco muertos, incluidos un policía y una mujer abatida de un balazo cuando intentaba irrumpir en el recinto donde estaban los legisladores.
El exjefe de la Policía del Capitolio, Steven Sund, quien renunció bajo presión inmediatamente después del ataque y otros funcionarios dijeron el martes que habían previsto una protesta similar a la de dos eventos a favor de Trump a fines de 2020, que fueron mucho menos violentos. Sund dijo que no le había llegado un informe de la oficina local del FBI que advertía sobre la posibilidad de violencia y citaba mensajes en línea de los manifestantes, sobre una “guerra”.
Dijo que cuando llegó la turba al perímetro era algo “nunca visto” en sus 30 años de trayectoria y que la insurrección no fue producto de la falta de planificación por la Policía del Capitolio (USCP por sus siglas en inglés) sino de un conjunto de fallas que abarcaron a todos los organismos.
“Ninguna agencia policial civil —y esto cierto de la USCP— está entrenada y pertrechada para rechazar, sin ayuda significativa militar o de otras policías, una insurrección de miles de individuos armados, violentos y coordinados, empeñados en irrumpir en un edificio a toda costa”, declaró.
La audiencia fue la primera de una serie de indagaciones en los sucesos de ese día, casi siete semanas después del ataque y más de una semana después que el Senado absolvió a Trump de incitar a la insurrección al decirles a sus partidarios que “peleen como demonios” para revertir su derrota electoral. Un amplio perímetro de barreras y efectivos de la Guardia Nacional aún rodea el Capitolio, bloqueando calles y aceras habitualmente atestadas de autos y de gente, tanto locales como turistas.
La audiencia conjunta de dos comisiones del Senado fue la primera ocasión en que los agentes declararon públicamente sobre los sucesos del 6 de enero. Los declarantes fueron, además de Sund, el exSergeant-at-Arms (funcionario encargado de mantener el orden en un cuerpo legislativo) del Senado, Michael Stenger; el exSergeant-at-Arms de la Cámara, Paul Irving y el jefe interino de la Policía Metropolitana.
Irving y Stenger también renunciaron bajo presión inmediatamente después del ataque mortífero. Eran los supervisores de Sund y tenían a su cargo la seguridad de las cámaras.
“Debemos conocer los hechos y las respuestas están en esta sala”, dijo la presidenta de la Comisión de Reglamento del Senado, Amy Klobuchar, al inicio de la audiencia. La comisión realiza la investigación juntamente con las de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales.