Minorías se unen a protestas masivas contra golpe en Myanmar
YANGÓN, Myanmar (AP) — Miembros de las minorías étnicas de Myanmar marcharon el jueves por las calles o cruzaron un pintoresco lago en botes de madera para protestar por el golpe de Estado de la semana pasada, una señal de la amplia y creciente resistencia a la toma del poder por parte de los militares.
La oposición al golpe recibió un fuerte impulso desde el extranjero cuando el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ordenó nuevas sanciones y prometió más medidas, mientras exigía que la junta devolviera el poder al gobierno electo. Otros gobiernos sopesan imponer sanciones a los militares.
Decenas de miles de manifestantes han marchado a diario por las calles de Yangón y Mandalay, las dos principales ciudades del país. La capital, Naipyidó, y otras ciudades y pueblos también registraron grandes movilizaciones. Los asistentes han ignorado las órdenes emitidas el lunes que prohibieron las protestas y concentraciones de más de cinco personas, pero las autoridades han realizado relativamente pocas detenciones.
Entre los asistentes hay empleados de fábricas, funcionarios, estudiantes y maestros, personal médico y gente de todos los ámbitos de la vida. Además, pudo verse tanto a monjes budistas como a curas católicos, así como a colectivos LGBTQ con banderas arcoíris.
En Dawei, una ciudad del sur del país, los manifestantes se limpiaron los pies y pisaron un cartel con la imagen del general Min Aung Hlaing, el denostado líder del golpe que ahora encabeza la junta militar gobernante.
Decenas de botes largos de madera utilizados para la pesca y el transporte en el pintoresco lago Inle, un importante destino turístico en el estado oriental de Shan, celebraron una original protesta flotante en la que los pasajeros mostraron carteles denunciando el golpe y pidiendo justicia. Algunos de los manifestantes colocaron mensajes en los remos de las barcas, con lemas como “Respeten nuestros votos” y “Di no al golpe”.
Los inconformes exigen que se devuelva el poder al gobierno civil depuesto y la liberación de los políticos detenidos, incluyendo la líder del país, Aung San Suu Kyi. Según la independiente Asociación de Asistencia a Prisioneros Políticos, unos 220 políticos y activistas han sido detenidos tras el alzamiento militar.
La junta no ha dado signos de dar marcha atrás y el miércoles en la noche detuvo a más altos cargos del partido de Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia, además de a otros políticos y activistas. Irrawaddy, un sitio noticioso, publicó que al menos seis altos cargos de la LND fueron arrestados, incluyendo Kyaw Tint Swe, un destacado asesor de Suu Kyi. Las detenciones se produjeron luego de que ejecutivos del partido comenzaron a denunciar el golpe en mensajes en internet.
También se reportó que las autoridades se llevaron de sus casas a miembros de la comisión electoral estatal que certificaron la aplastante victoria de la LND en las elecciones de noviembre
El ejército justificó su golpe del 1 de febrero denunciando que los comicios estuvieron plagados de irregularidades, aunque la comisión no halló pruebas de ello. La junta ha formado una nueva comisión para investigar las acusaciones y promete entregar el poder a los vencedores de las nuevas elecciones que se celebrarán cuando venza el estado de emergencia de un año.
La participación de miembros de minorías étnicas en la protesta en Yangón, muchos de ellos vestidos con los coloridos atuendos tradicionales de sus regiones, puso de manifiesto la profundidad y amplitud de la oposición al golpe de la semana pasada.