Irlanda del Norte complica divorcio comercial GB-UE
LONDRES (AP) — Separarse está resultando difícil para Gran Bretaña y la Unión Europea, cuyo acuerdo de divorcio se encuentra en aguas turbulentas solo seis semanas después de que el Reino Unido se separara económicamente del bloque.
El ministro británico para el Brexit, Michael Gove, y el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, se reunirán en Londres el jueves para tratar de solucionar los problemas, pero pocos esperan una resolución rápida.
La turbulencia se centra en Irlanda del Norte, cuyo complejo estatus ha sido uno de los problemas más delicados en el divorcio entre el Reino Unido y la UE.
Michel Barnier, el principal negociador del bloque sobre el Brexit, dijo que “la situación nunca ha sido fácil en Irlanda y todo es complejo” y ambas partes “deben ser conscientes de sus responsabilidades” con Irlanda del Norte.
Desde que Gran Bretaña abandonó las estructuras económicas de la UE el 31 de diciembre, los bienes que se mueven entre ambos han enfrentado a controles aduaneros y veterinarios según los términos de un nuevo acuerdo comercial.
Esos controles han alterado el delicado equilibrio político en Irlanda del Norte, una parte del Reino Unido donde algunas personas se identifican como británicas y otras como irlandesas. Las nuevas medidas están diseñadas para evitar que se imponga una frontera dura entre Irlanda y el Norte, algo que podría socavar el proceso de paz irlandés, pero los unionistas probritánicos se oponen a ellas, porque dicen que abren una brecha entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido.
Las autoridades norirlandesas detuvieron los controles veterinarios y retiraron al personal fronterizo de los puertos durante varios días este mes después de que aparecieran grafitis amenazantes.
El delicado estatus de Irlanda del Norte quedó en evidencia a principios de este mes cuando la UE amenazó brevemente con prohibir los envíos de vacunas contra el coronavirus en medio de una disputa con la farmacéutica anglo-sueca AstraZeneca. Eso habría trazado una frontera dura entre Irlanda del Norte e Irlanda, exactamente lo que se quería evitar.
La UE abandonó rápidamente la idea después de que políticos británicos e irlandeses expresaron alarma. Pero Gran Bretaña se ha aprovechado del error para acusar a la UE de socavar el acuerdo de divorcio.
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Samuel Petrequin en Bruselas contribuyó a esta historia.