Médico que perdió 3 hermanos se vacuna contra COVID en Perú
LIMA (AP) — El doctor Oscar Zúñiga —sobreviviente del coronavirus pero que perdió tres hermanos y dos sobrinos— recibió con esperanza el pinchazo que lo protegerá en Perú, donde han muerto cientos de colegas.
“Tengo que defender a mis pacientes, familia, a mis trabajadores, porque para eso estudié en San Marcos, para eso estudié medicina”, dijo el miércoles Zúñiga, director del hospital Santa Rosa de Lima que además es microbiólogo y médico de emergencias graduado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
La llegada de la vacuna fue recibida con aplausos y alegría por los trabajadores de este hospital limeño que en más de diez meses de guerra contra COVID-19 transformaron su sala de emergencias en unidad de cuidados intensivos, su espacio de consulta externa en sala emergencias y hasta su playa de estacionamiento en sala de atención diferenciada para pacientes infectados con el virus.
La enfermedad contagió al 25% de los trabajadores del hospital y mató a varios en lentas agonías. Zúñiga, endurecido por haber sobrevivido a la epidemia del cólera que mató a más de 3.000 en 1991 en Perú, recordó con ojos enrojecidos al año 2020 como uno de los más difíciles de su vida.
“He perdido amigos, colegas médicos, maestros universitarios, tres hermanos, dos sobrinos. Yo mismo estuve afectado de COVID, hospitalizado por más de dos semanas”, comentó mientras observaba a médicos y enfermeras inocularse con el fármaco chino Sinopharm.
Perú recibió el domingo 300.000 vacunas contra el coronavirus que están siendo distribuidas por todo el país a los médicos y enfermeras que intentan aplacar una segunda ola de contagios que han provocado el colapso de las salas de emergencia y de las unidades de cuidados intensivos.
“Mi hermano Fernando falleció en menos de tres días. Vino a la emergencia y en dos días se me fue”, dijo Zúñiga. Luego perdió a otros dos hermanos más, pero luego de sus entierros volvió al hospital a enfrentar el virus que ha llevado al gobierno restringir el comercio, las misas y las reuniones.
Lidia Jiménez, jefa del servicio de emergencia del Santa Rosa, dijo que la vacuna los empuja a “trabajar con más ánimo” para olvidar las escenas del último año. Padres que ingresaban a despedirse de los cadáveres de sus hijos, doctores que observaban cada día cómo hasta sus propios familiares empeoraban e incluso enfermeros que atendían a otros enfermeros, como le ocurrió a ella.
“Mi amigo Ramón Quispe, tan servicial y atento, que laboró muchos años en el servicio de emergencia se murió”, dijo limpiándose las mejillas humedecidas. “Lo tuvimos que intubar, lo tuvimos que dormir. ¿Me sanaré?, me preguntó y le dije que sí. Al mes falleció”, recordó Jiménez.
Perú, un país con escasez histórica de médicos y enfermeras, ha perdido 306 galenos y más de 12.000 se han contagiado desde el inicio de la pandemia en marzo. Unos 50 están graves en camas de cuidados intensivos. También han muerto 125 enfermeras y casi 8.000 se infectaron.
Perú registra casi 1,2 millones casos de coronavirus y 42.626 fallecidos, según el Centro de Ciencia e Ingeniería en Sistemas de la Universidad Johns Hopkins.
Bajito, con pocos cabellos, pero enérgico en sus palabras, el doctor Zúñiga indicó que con el inicio de la vacunación el personal de salud no sólo aleja el temor de contagiar a sus familiares. Ahora, además de defensas inmunológicas, tienen también "defensas del alma y del espíritu”.