Cuarentena estricta pasa 'factura' en Abierto de Australia
MELBOURNE, Australia (AP) — El haber estado encerrada durante dos semanas en una habitación de hotel en Melbourne con ventanas que no podía abrir “realmente le pasó factura” a Victoria Azarenka antes del Abierto de Australia.
La dos veces campeona del primer Grand Slam del año confesó que tuvo problemas para respirar al quedar eliminada en su estreno.
Cuando Tennys Sandgren pudo volver a entrenar, tras el fin de su rígida cuarentena, le salieron ampollas en las manos al tomar la raqueta, detalló el estadounidense el martes. Le dolió el resto del cuerpo. "Me tome dos días de descanso debido a que no podía caminar”, contó.
El tiempo que Vasek Pospisil estuvo encerrado lo dejó “un poco resentido” por estar “poco preparado” y preocupado por la falta de nivel de juego, según aseguró el canadiense en una entrevista por video con The Associated Press. El campeón de dobles de Wimbledon 2014 criticó a la Federación de Tenis de Australia y dijo que: “No están familiarizados con las necesidades de los jugadores y como son los atletas profesionales”.
Azarenka, Sandgren y Pospisil fueron parte de los 70 jugadores que se vieron obligados a quedarse en sus habitaciones de hotel cada minuto por al menos los primeros 14 días tras arribar a Melbourne. Ello respondió a una orden del gobierno de un país que tomó serias medidas para contener los casos de coronavirus (Australia ha reportado menos de 1.000 muertes).
Azarenka, Sandgren y Pospisil perdieron a las primeras de cambio.
“Nunca había entrado a una cancha en un Grand Slam sabiendo que probablemente no ganaría. Físicamente no estoy en forma para enfrentar a mi adversario”, reconoció Sandgren, quien perdió en el segundo día por 7-5, 6-1, 6-1 ante Alex De Miñaur, el 21er cabeza de serie, un año después de que tuvo puntos de partido frente a Roger Federer en los cuartos de final. “Diría que el torneo es una broma, pero para algunos jugadores no es factible. No es posible”.
A algunos les ha funcionado bien hasta el momento. Por ejemplo, Ann Li, una estadounidense de 20 años, ha ganado cinco partidos desde que completó la cuarentena, incluyendo un triunfo 6-2, 6-0 ante Zhang Shuai, la 31ra preclasificada.
La española Paula Badosa, de 23 años, dijo que tuvo que lidiar con problemas físicos y ansiedad durante el aislamiento que duró 21 días debido a que dio positivo por COVID-19 al llegar a Australia.
Azarenka y otros jugadores fueron declarados en riesgo de exposición al virus después de que otro pasajero del vuelo fletado dio positivo.
“Ha sido una experiencia dura”, dijo Badosa, la número 70 del ránking que perdió 6-7 (4), 7-6 (4), 7-5 ante Liudmila Samsonova, una rusa que superó la fase previa. “Creo que mi nivel, ni siquiera llegó al 70% de lo que estaba antes de esto":
Badosa dispuso de una oportunidad para llevarse la victoria, pero acabó fundiéndose tras un trajín de 2 horas y media, cediendo los últimos cuatro juegos.
“Me vi muy cansada... me dolía todo, tuve que tomar algo para evitar acalambrarme”, dijo la española.
Los jugadores que estuvieron en cuarentena “normal” tuvieron permiso de dejar sus habitaciones durante cinco horas al día en sus primeras dos semanas en Australia.
Ese tiempo estuvo dividido de esta forma: hora y media para entrenar en la cancha, hora y media de gimnasio, una hora para comer y una hora para trasladarse a sus actividades.
Quizá no es ideal, pero les dio una oportunidad de alistarse para competir.
Azarenka no estaba de humor para meditar sobre los “hubiera” tras perder con la estadounidense Jessica Pegula.
“No me voy a sentar aquí y preguntar: ¿Debí venir o no debí venir? Es una pérdida de tiempo”, admitió Azarenka. “Vine, lo que pasó, pasó. Hoy estoy aquí, perdí mi encuentro, la vida sigue. Así es”.