Republicanos hacen las paces con la extrema derecha
NUEVA YORK (AP) — A lo largo de 24 horas esta semana, los representantes republicanos votaron en defensa de una legisladora debutante, promotora de teorías conspirativas conocida por su retórica violenta y de una dirigente del establishment partidario que votó a favor del juicio político a Donald Trump.
Estas decisiones aparentemente contradictorias indican que los dirigentes republicanos, sobre todo en la cámara baja, apuestan a crear una amplia coalición de partidarios y aborrecedores de Trump para recuperar el poder. También sugieren que los republicanos no pueden o no quieren eliminar a los extremistas de derecha de sus filas, cualesquiera que sean los deseos de algunos dirigentes.
“Creo que, como partido, debemos averiguar qué representamos”, dijo el senador John Thune al exhortar a los republicanos a “apartarse de los miembros que promueven teorías conspirativas”.
El jueves, los legisladores demócratas votaron —cosa que no hicieron sus contrapartes republicanos en la víspera— a favor de despojar a la representante Marjorie Taylor-Greene de sus puestos en las comisiones, lo cual en los hechos la inhabilita para afectar la aprobación de leyes. Greene ha utilizado las redes sociales para promover los prejuicios raciales, el antisemitismo y la violencia contra los demócratas, posiciones vinculadas al grupo trumpista de teorías conspirativas QAnon.
Antes de la votación del jueves, la legisladora por Georgia dijo en un discurso en el recinto que dejó de creer en QAnon en 2018. Se negó a disculparse por sus denuncias concretas, entre ellas la de que una adinerada familia judía habría utilizado láseres espaciales para iniciar incendios forestales en California y obtener con ello beneficios económicos.
“No he dicho ninguna de estas cosas desde que me eligieron al Congreso. Son palabras del pasado y estas cosas no me representan”, dijo Greene y en su conclusión asemejó los informes de la prensa a las teorías conspirativas de QAnon.
La teoría central de QAnon es que los demócratas están vinculados con una pandilla global de traficantes sexuales, además de practicar el satanismo y el canibalismo.
El Partido Republicano trata de dejar atrás la presidencia de Trump, promotora de la violación de normas e inspiradora del mortífero ataque al Capitolio en sus últimos días de gobierno. Ahora que los demócratas controlan la Casa Blanca y las dos cámaras, el éxito político del partido —acaso su misma supervivencia— dependen de que pueda unir a sus facciones beligerantes. Adicionalmente, les guste o no a los republicanos en Washington, los que piensan como Greene constituyen un sector importante de la base partidaria.
Los demócratas felices festejaron el evidente dilema político de sus rivales, sobre todo después que todos menos 11 legisladores republicanos votaron en defensa de Greene el jueves, pero con sus estrechas mayorías en las cámaras, enfrentan sus propios retos estructurales de cara a las elecciones de medio mandato del año próximo.
El representante republicano Tom Emmer, dirigente de la campaña de su partido para la cámara, acusó a los demócratas de concentrarse en Greene para desviar la atención de las medidas iniciales de tendencia izquierdista del presidente Joe Biden, incluso las destinadas a combatir el cambio climático y podrían eliminar empleos en la industria de los combustibles fósiles.
“Es la misma táctica de QAnon que ensayaron en 2020 y perdieron 15 bancas”, dijo Emmer. “Les aseguro que este ciclo será aún peor para ellos”.
Para aplacar al ala proestablishment del partido, los legisladores republicanos votaron conservar el sitio de la representante Liz Cheney en la dirección partidaria. Los leales a Trump habían pedido su expulsión porque culpó a Trump por incitar el ataque al Capitolio y votó a favor de su juicio político.
Pero la negativa a tomar distancia de Greene amenaza con perseguir al partido durante el futuro previsible.
“Marjorie Taylor Greene será el rostro del partido, el rostro en las elecciones de medio término, el rostro de los extremistas”, dijo el estratega republicano Steve Schmidt, un cofundador del grupo antitrump Proyecto Lincoln que pretende ser un jugador de peso en las elecciones legislativas de 2022.
Al mismo tiempo, el grupo prodemócrata Mayoría Legislativa Adelante emitió una publicidad televisiva en la que acusa al líder de la minoría en la cámara baja, Kevin McCarthy, de empoderar a los extremistas.
“Las conspiraciones de QAnon suenan a locura, pero el peligro es real”, dice el narrador en el aviso al hacer la lista de acusaciones falsas de Greene, que incluyen negar la realidad de las matanzas de escolares en Florida y Connecticut y los ataques terroristas del 11 de septiembre.
El nuevo aviso aparecerá en el distrito de California que representa McCarthy y en la TV por cable de Washington a partir del viernes.
En su reunión a puertas cerradas el miércoles por la noche, el bloque republicano escuchó las explicaciones de Greene y le brindó una ovación de pie. McCarthy condenó sus declaraciones en el pasado, pero defendió su permanencia en las comisiones.
A pesar de los retos, muchos dirigentes republicanos se mostraron optimistas acerca de su futuro político y ven la oportunidad de recuperar el control de al menos una de las cámaras, si no las dos.
La historia está de su parte.
Los demócratas tienen una mayoría de 10 bancas en la cámara baja. Desde 1994, el partido que tiene la Casa Blanca ha perdido no menos de 40 bancas en la primera elección de medio término de una presidencia nueva. La excepción fue la de 2202, tras los ataques del 11 de septiembre.
Pero con su partido unificado detrás de Biden, al menos por ahora, los dirigentes demócratas dijeron que no permitirán que los votantes olviden la renuencia republicana a enfrentar los extremistas trumpistas.
“Kevin McCarthy y su bloque republicano en Washington acaban de demostrar que son demasiado débiles para resistir a la turba violenta de QAnon que está consumiendo su partido”, dijo el representante Patrick Maloney, que dirige la rama de campaña de los legisladores demócratas.
“Si son demasiado débiles para hacer eso”, añadió, “no se puede confiar en que puedan cumplir su tarea para el pueblo estadounidense”.