Juicio político es improcedente, la apuesta de Trump
WASHINGTON (AP) — Ya empezaron las escaramuzas legales relacionadas con el juicio político de Donald Trump y los dos bandos plantearon posturas radicalmente opuestas en sus primeras presentaciones con miras al proceso en el Senado de la semana que viene.
Los fiscales de la Cámara de Representantes y los abogados del expresidente están dando a conocer sus argumentos acerca de los disturbios del 6 de enero en el Congreso y la legalidad del proceso. También debaten la enmienda que protege la libertad de expresión y la afirmación de los demócratas de que la toma del Capitolio hizo peligrar la línea sucesoria de la presidencia.
Los aspectos salientes de las presentaciones:
¿UN ÚNICO RESPONSABLE?
¿Quién es responsable por los disturbios? Los demócratas atribuyen toda la culpa a Trump.
Lo acusan de haber “creado un barril de pólvora, encendido la mecha y luego tratado de sacar ventaja personal del caos que siguió”. Afirman que sería “imposible” imaginar los disturbios sin el aliento de Trump a la turba y destacan que la representante republicana Liz Cheney avaló esa visión de lo ocurrido.
Los abogados de Trump, por su parte, sostienen que Trump jamás empujó a la gente a “incurrir en un comportamiento destructivo”. Admiten que la invasión del Congreso, que provocó varias muertes y heridos, fue ilegal. Pero dicen que la responsabilidad recae en los manifestantes, que están siendo debidamente investigados y juzgados.
LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Los abogados de Trump no niegan que el presidente les dijo a sus partidarios que diesen pelea antes del asedio al Congreso. Acotan, no obstante, que el mandatario está amparado por la Primera Enmienda, que protege su derecho “a expresar su sentir de que los resultados de las elecciones fueron dudosos”.
Los demócratas opinan distinto. Para empezar, dicen que la Primera Enmienda está pensada para proteger a los ciudadanos del gobierno, no para permitir que los funcionarios abusen de su poder. Y que, si bien un ciudadano privado puede tener el derecho a promover el totalitarismo o a derrocar un gobierno, “nadie en su sajo juicio diría” que un presidente que asumió esas posturas es inmune a un juicio político.
LA LÍNEA DE SUCESIÓN
Quienes promueven el impeachment dicen que los partidarios de Trump, empujados por el mandatario, pusieron en peligro a los legisladores, que escaparon de sus cámaras cuando la turba ingresó al Congreso.
Incluida la primera línea de sucesión de Trump: el vicepresidente Mike Pence, la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y el presidente pro tempore del Senado Chuck Grassley, quienes tuvieron que esconderse. La conducta de Trump “hizo peligrar la vida de todos los miembros del Congreso”, dijeron los demócratas en su presentación, “y comprometió la transición pacífica del poder y la línea de sucesión”.
La presentación detalla escalofriantes amenazas a Pence y Pelosi mientras los invasores saqueaban el edificio y “buscaban específicamente” a esas dos figuras. Según el documento, que se basa en informes de prensa y videos, los sublevados gritaban “¡cuelguen a Mike Pence!”, a quien tildaban de traidor porque se negó a cuestionar los resultados de las elecciones, como quería Trump. Se atribuye a una persona haber dicho que Pelosi hubiera sido “despedazada” de haber sido encontrada.
Los demócratas describen asimismo el terror que sintieron los legisladores y sus colaboradores durante el asedio. “Algunos miembros (del Congreso) llamaron a sus seres queridos por temor a no sobrevivir al ataque de la turba de sublevados del presidente Trump”, dice la acusación.
NEGAR, NEGAR, NEGAR
Ese es el mansaje del equipo de Trump, que emplea la palabra “negó” o “niega” 29 veces en una presentación de 14 páginas.
La gente de Trump dice que no se puede enjuiciar a alguien que ya no está en la Casa Blanca. Niega que haya incitado a sus partidarios a que apelasen a la violencia o que haya hecho algo ilegal en las semanas previas al 6 de enero o cuando ese mismo día arengó a la gente, convenciéndola, sin pruebas fehacientes, de que le habían robado la elección.
Cuando le dijo a la multitud que “si no pelean como demonios, se van a quedar sin país”, simplemente promovía “la necesidad de luchar por la seguridad de las elecciones en general”, dicen los abogados de Trump. No trataba de interferir con el conteo de los votos, a pesar de que le había pedido a Pence que hiciese precisamente eso.
“Se niega que el presidente Trump haya comprometido la seguridad de Estados Unidos y de las instituciones del gobierno”, escribieron. “Se niega que haya comprometido la integridad del sistema democrático, interferido con la transición pacífica del poder y haya hecho peligrar a una rama del gobierno equivalente”.
Por el contrario, sostienen, “desempeñó en forma admirable su papel de presidente, haciendo en todo momento lo que pensó era lo mejor para el pueblo estadounidense”.
No hubo un fraude generalizado en las elecciones, como confirmaron una cantidad de funcionarios electorales de todo el país y el exsecretario de justicia William Barr. Prácticamente todas las demandas radicadas por Trump y sus aliados fueron desestimadas.
LECCIÓN HISTÓRICA
Un aspecto central es si Trump puede ser juzgado ahora que dejó la presidencia.
Sus abogados dicen que el Senado no tiene jurisdicción para intervenir en vista de que Trump ya no ocupa la Casa Blanca. Muchos senadores republicanos apoyan esa postura y 45 de ellos se pronunciaron formalmente a favor de anular el proceso. Hacen falta dos tercios de los votos en el Senado para condenar a Trump.
Los demócratas dicen que Trump fue acusado cuando estaba en la Casa Blanca y por lo tanto el juicio es procedente.