Ecuador y su inédita cantidad de candidatos a la presidencia
QUITO (AP) — El maestro albañil Luis Tipán no sabe cuantos candidatos buscan suceder al presidente Lenín Moreno en las elecciones de febrero en Ecuador, pero cree que “son bastantes”. Mientras tanto, el estudiante universitario Luis Silva responde con solvencia que son 16, una cantidad que para los analistas obedece a fallas en el sistema electoral.
La cantidad de postulantes para los próximos comicios es la más alta desde el retorno a la democracia en 1979. Desde entonces, sólo en tres ocasiones ha habido más de una decena de presidenciables: 12 en 1992, 11 en 2002 y 13 en 2006.
Entre las principales causas destaca la facilidad para crear partidos políticos: basta con reunir 200.000 firmas para ello y una vez que se logra es relativamente sencillo acceder a recursos estatales para publicidad y propaganda de candidatos a toda clase de puestos de elección popular, desde concejalías municipales hasta la presidencia.
Por otra parte, el analista político Alejandro Zabala comentó a The Associated Press que otro tema de fondo es la constitución de Montecristi de 2008, que “determinó que el Estado debe pagar las franjas electorales de los candidatos”, es decir, según en experto, en "ese momento se instauró el negocio de ser candidato”.
Explicó que eso ocurrió porque el entonces presidente, Rafael Correa, “quería controlar el gasto de todos sus rivales asumiendo que él siempre iba a ser candidato-estado, y el candidato-estado siempre iba a ganar porque iba a tener la posibilidad de recurrir al gasto público de ministerios y otras entidades estatales” mientras el resto de candidatos quedaban en desventaja porque tampoco tenían acceso a fondos privados.
El director de Política Internacional del Centro de Investigación en Economía y Política, con sede en Washington, dijo a la AP que “en general me parece positivo e incluso más democrático permitir un amplio y diverso espectro de candidatos postularse en una contienda presidencial”. Sin embargo, podría haber algo más de fondo. “Tengo la impresión que varios de los candidatos actuales están motivados en parte por el acceso a subsidios públicos previstos por la ley para el financiamiento de sus campañas” y esto, agregado, podría provocar “abusos, por ejemplo, cuando se utilizan los fondos públicos para contratar a empresarios amigos ”.
Gustavo Isch, catedrático de la universidad Andina Simón Bolívar, dijo a la AP que la suma de votación de al menos una decena de candidatos oscilaría entre 5% y 8%. “Son candidatos que no tienen un programa sensato, que han caído en ofertas traídas de los cabellos, ridículas, evidenciando una desconexión absoluta la realidad de Ecuador y con los electores”. Añadió que, con este panorama, Ecuador volvería a lo que ha sucedido hace tiempo, cuando los ecuatorianos votan “por el mal menor. Va a llegar mucha gente a las urnas a votar por cualquiera, sin importar la propuesta o el candidato ”.
Entre los 16 postulantes, los más conocidos son el banquero de derecha Guillermo Lasso, que por tercera vez aspira al cargo; Andrés Arauz, candidato del expresidente Rafael Correa (200-2017) y Yaku Pérez, del movimiento indígena. También está el derrocado exmandatario Lucio Gutiérrez (2003-2005) y otros 12 de menor perfil.
“Esto no es patrimonio de Ecuador. Desde México hasta la Patagonia ocurren cosas bastante parecidas. Tenemos sistemas democráticos muy débiles con democracia basadas en la corrupción, con partidos políticos manchados por escándalos, robos y que no tienen ideología sino más bien maquinarias electorales que se montan para llegar al gobierno, a donde todos, absolutamente todos, sean de derecha, centro o de izquierda, llegan con su grupo de amigos para hacer negocios”, aseveró el consultor político Alejandro Zavala.
A menos de un mes de las elecciones, el grupo de indecisos oscila entre 30% y 40%, de acuerdo con estudios realizados por varias empresas de encuestas que señalan que la intención de voto sería liderada por Lasso y Arauz.
Tipán, padre de tres hijos y que a diario viaja una hora desde la población de Amaguaña para laborar en Quito, aseveró que “la verdad yo conozco unos tres o cuatro, del resto ni siquiera se ha escuchado sus nombres”.
Uno de los casos que más podría visibilizar los vicios del sistema electoral ecuatoriano es el candidato presidencial del partido Unión Ecuatoriana, Geovanny Andrade, un desconocido en el ámbito nacional al que su propio partido le quitó el apoyo y pidió en diciembre al Tribunal Electoral no darle los fondos de campaña tras descubrir que alteró su hoja de vida y que buena parte de su plan de gobierno fue copiado de internet. Sin embargo, el Tribunal no pudo hacer nada debido que no cuenta con leyes o reglamentos que sancionen esas faltas, por lo que los candidatos gozan de inmunidad judicial hasta que se proclamen los resultados de la contienda.
En medio de la pandemia de coronavirus, que ha dejado más de 225.000 contagiados y casi 14.300 fallecidos, las primeras escaramuzas de campaña han estado matizadas porque los postulantes han volcado sus esfuerzos iniciales a realizar caravanas motorizadas, propaganda en redes sociales y, de manera aún incipiente, en medios convencionales como radio y televisión.
Desoyendo los pedidos de las autoridades, se ha observado que junto a los postulantes se congregan espontáneamente grupos considerables de seguidores que no tienen cuidado de acatar medidas sanitarias y el distanciamiento social para evitar el contagio del coronavirus.
Moreno, que también fue candidato apoyado por Correa, debe entregar el poder a su sucesor el 24 de mayo próximo. Si no hay un ganador en primera vuelta electoral, está previsto un balotaje el 11 de abril.
Silva, de 30 años y soltero, dijo desde Guayaquil que “este es un caso de locos, en un país tan pequeño que haya tantos candidatos, como si a Ecuador le sobrara la plata para entregarla a desconocidos para que hagan campaña”.