El Origen del Árbol de Navidad
Al acercarse la Navidad, en todos los rincones del mundo, se empiezan a sacar las cajas con detalles, luces y esferas de colores, para decorar nuestras casas con la alegría de estos días. Pero sin duda, el elemento principal es el árbol de Navidad, en el que empleamos el mayor tiempo posible, la creatividad y cantidad de adornos, para darle nuestro muy particular toque personal.
Los más populares son los pinos, las coníferas de hoja perenne o los abetos, pero desde hace muchos años se ha popularizado el uso de árboles artificiales elaborados de papel, plástico u otros materiales sintéticos, de diferentes colores, ya sea en el tradicional verde, el plateado de los años 70´s o los que van del blanco, pasando por el rosa, amarillo, morado, azul, turquesa, rojo, naranja, café o gris, hasta llegar al negro, como se han visto recientemente.
Pero ¿Cuál fue su origen o quién fue el que puso el primer árbol de Navidad? Al llegar los primeros católicos al norte de Europa, encontraron que los nórdicos celebraban el nacimiento del dios del Sol Frey y que adornaban un árbol perene, cerca del 25 de diciembre. Simbolizaba el árbol del Universo, llamado Yggdrasil. En su copa se encontraba la morada de los dioses o Agard, como también el Valhalla o reino de Odín, el dios más importante en la mitología nórdica. Por otra parte, en sus raíces se ubicaba el reino de los muertos o Helheim.
Con la evangelización, se tomó la idea del árbol pero le cambiaron por completo su significado. Se dice que San Bonifacio en 740 d.C., el evangelizador de Inglaterra y Alemania, derribó un gran roble con un hacha, que estaba consagrado al dios Odín, el más importante en el panteón nórdico para colocar uno distinto que tuviera un significado más espiritual. Se cree que el primer árbol decorado como los conocemos viene de Alemania del año 1605, que se utilizó para ambientar una fría navidad, dando así inició a su difusión.
Por otra parte también se cree que se cree que Martín Lutero fue el que lo puso por primera vez en su casa. Cuando cruzó un bosque de abetos, quedó maravillado por la luz de las estrellas que se filtraba a través de ellos. Y queriendo recrear ese bello paisaje dentro de su casa, cortó uno de esos árboles y lo decoró de una manera muy especial, dándole un significado más religioso.
Su forma triangular representa a la Santísima Trinidad, pero también es una representa el Árbol del Conocimiento del Jardín del Edén. Lo adornó con velas, para representar la luz de las estrellas y manzanas, evocando el fruto prohibido que Eva le dio a Adán. Se le conoció como el Tannebaum y lo coronó una vela dentro de un marco triangular para representar el nacimiento de Cristo, al ser la luz del mundo. Hoy en día se adorna con luces, esferas, cintas y otros elementos.
Cada uno de los adornos del árbol de Navidad moderno, tiene un significado, que es:
Las luces.- Ya sean en series o diseminadas, representan la Luz de Cristo. Vinieron a sustituir a las velas con las que en un principio iluminaron el árbol de Navidad en el siglo XVII. No importa de qué color sean o si tienen cierto ritmo al encenderse y apagarse, muchos piensan que iluminan nuestro camino en la fe.
Los moños y lazos.- Representan la unión de las personas que festejen estas fechas, para poder recibir y dar los dones y la gracia de Dios. Los hay de los más diversos materiales, que van desde listones y cintas, hasta los elaborados con palomitas de maíz.
Las esferas.- Vinieron a sustituir a las manzanas, con las que en un principio se adornaron los primeros árboles navideños. Son los dones que Dios entrega a los hombres. Sin embargo, hay algunos países que las siguen utilizando mientras que otros, las han sustituido por otros adornos, como el caso de México, donde se usan pequeñas piñatas, cruces huicholes, adornos de hoja de lata, las esferas tejidas de palma y otro tipo de artesanías. Los colores y estilos de las esferas son tan variados como la creatividad de cada pueblo.
Hay personas que les dan un simbolismo a cada color como por ejemplo, las doradas son alabanzas, las plateadas, el agradecimiento por las bendiciones recibidas, las rojas se refieren a las peticiones que se quieran hacer en ese año, las azules se refieren a las cosas por las cuales estamos arrepentidos, las verdes son la abundancia, las naranjas muestran la fortaleza, las moradas son la espiritualidad y las rosas, los sueños que se desean cumplir.
Los ángeles.- Ya sean grandes o chicos, son los intermediarios entre Dios y los hombres, que actúan como mensajeros y nuestros protectores.
La estrella.- Se coloca en la punta del árbol y representa la estrella de Belén que guío a los Reyes Magos hasta el pesebre donde nació Jesús, como también la fe que guía la vida de los católicos y cristianos. Algunos la sustituyen con un ángel, que nos guía para llegar al sitio donde está Dios.
Posteriormente, se le agregó la traición de poner regalos para los niños debajo de él y que dejaba San Nicolás, también conocido con Papá Noel o Santa Claus, como también el niño Dios o los Reyes Magos, dependiendo del país donde se celebre la Navidad. De igual manera, al adoptar los belenes o nacimientos de Italia y luego de España, se incorporaron al pie del árbol, sobre todo en las familias católicas.
México, siempre poniendo su sello muy particular, realiza los árboles más coloridos, armados con macetas de Nochebuenas de varios tamaños. Pero no solamente son de ese rojo encendido que todos conocemos, sino que los combinan con las múltiples variedades de esta bella flor, que van desde el blanco, el azul, el rojo hasta las combinadas en diversas tonalidades.
Ya sea verde, natural, grande o chico, el árbol de Navidad no solamente se ha convertido en el adorno principal de estas fechas. Es el pretexto ideal para una maravillosa convivencia familiar, en la que cada uno de sus miembros aporta su toque y desarrolla su creatividad, con el fin de trasmitir el amor que nos mostro Jesucristo.