De vuelta en Roma, el cardenal Pell se siente reivindicado

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De vuelta en Roma, el cardenal Pell se siente reivindicado
El cardenal australiano George Pell fotografiado durante una entrevista con la Associated Press en su residencia de Roma el 30 de noviembre del 2020. (AP Photo/Gregorio Borgia)

ROMA (AP) — El exministro de economía del Vaticano, cardenal George Pell, dice que se siente en cierta medida reivindicado ahora que los desfasajes en el manejo financiero de la iglesia que él trató de sacar a la luz están siendo expuestos en el marco de una amplia investigación de corrupción en la Santa Sede.

Pell hizo sus comentarios en una entrevista con la Associated Press, la primera que concede desde que regresó al Vaticano tras ser exonerado en el juicio por abusos sexuales que se le hizo en Australia. El religioso declaró a la AP que cuando asumió el cargo en el 2014 sabía que las finanzas del Vaticano “eran un poco caóticas”.

“Pero no sabía que se habían cometido tantos delitos”, expresó en la sala de estar de su departamento frente a la Plaza de San Pedro.

Pell habló con la AP antes del lanzamiento del primer volumen de su autobiografía escrita en la cárcel, “Diario desde la prisión”, sobre los primeros cinco meses de su confinamiento, pasados en solitario en una cárcel de Melbourne. En total estuvo preso 404 días.

Pell abandonó el cargo en el 2017, para enfrentar las acusaciones de haber abusado sexualmente de dos monaguillos de 13 años en la sacristía de la catedral de Melbourne en 1996. Un jurado no logró emitir un fallo y en un segundo juicio fue hallado culpable por unanimidad y condenado a seis años de cárcel. El fallo fue confirmado por una corte de apelaciones, pero en abril la Corte Suprema de Australia determinó que había dudas razonables en torno al testimonio del único acusador.

En su diario de prisión, Pell reflexiona acerca de la naturaleza del sufrimiento, el papado de Francisco y las humillaciones vividas bajo confinamiento solitario, mientras trataba de limpiar su nombre.

Pell y sus partidarios creen que fue usado como chivo expiatorio, para tapar la fallida respuesta de la Iglesia Católica Australiana a las denuncias de abusos sexuales por parte del clero.

En su libro, Pell alude reiteradamente a los tres años que pasó en el Vaticano tratando de imponer transparencia y de modernizar la contabilidad y el presupuesto de la Santa Sede, famosa por su burocracia.

Esa cultura hermética está bajo la lupa de fiscales del Vaticano que investigan una inversión de 350 millones de euros de la secretaría de estado en propiedades en Londres y las decenas de millones de euros de donaciones de los fieles pagados a intermediarios italianos que facilitaron el negocio.

Luego de más de un año de investigaciones, nadie ha sido acusado, aunque un puñado de funcionarios del Vaticano y de empresarios italianos están siendo investigados. Pell dijo que observa todo lo que está sucediendo.

“Tal vez todo esto sea solo pura incompetencia”, declaró en torno al escándalo.

“Sería mejor para la iglesia que nada de esto hubiese sucedido, que yo no hubiese sido reivindicado de esta manera”, agregó. “Pero a la luz de lo sucedido, está bastante claro” que las reformas que trató de imponer eran necesarias.

Pell, con su estilo un tanto brusco y directo muy australiano, tuvo fuertes enfrentamientos con la vieja guardia italiana del Vaticano al tratar de controlar las finanzas de la Santa Sede. Su rival más conocido fue el número tres de la jerarquía de la secretaría de estado del Vaticano, el cardenal Angelo Becciu.

Pell afirmó en el 2014 que había “descubierto” cientos de millones de dólares “guardados en cuentas particulares que no aparecían en los balances”. Aludía a inversiones que manejaba Becciu.

Becciu no ha sido acusado de nada, pero fue despedido por Francisco el 24 de septiembre, aparentemente por otras denuncias de malversación de fondos, que el religioso niega.

Pell felicitó a Francisco en esa ocasión y dijo: “Espero que siga la limpieza en el Vaticano y en Victoria”, el estado australiano donde fue condenado en primera instancia.

Cuando regresó a Roma el mes pasado, tuvo un publicitado encuentro privado con Francisco.

“Reconoció lo que trataba de hacer”, declaró en referencia al pontífice. “Creo que (esos esfuerzos) fueron tristemente reivindicados por las revelaciones y todo lo sucedido”.

Pell y sus abogados han insinuado que puede haber alguna relación entre la resistencia que enfrentaron sus reformas y su partida forzada de Roma para hacer frente a las acusaciones en Australia.

“Espero, por el bien de la iglesia, que no haya nada de eso”, dijo Pell. “De hecho, y lo digo sinceramente, algunos australianos y mi propia familia me dijeron: ’Bueno, si la mafia o algún otro te persigue, eso es una cosa. Pero es mucho peor si viene de la iglesia”.

Pell dijo que no está seguro de si hay una conexión o no.

“Pero creo que lo vamos a saber”, indicó. “Esto no se acabó todavía”.

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