CIUDAD DE MÉXICO (AP) — En un edificio colonial del centro de la Ciudad de México, docenas de activistas feministas y víctimas de delitos se han asentado después de casi tres meses ocupando la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Las mujeres dicen que tomaron el edificio porque el gobierno ha tardado en proteger o apoyar a las mujeres que han sufrido abusos o en ayudarlas a encontrar a sus seres queridos desaparecidos.
Las activistas respaldan a mujeres como Erika Martínez, que reclama justicia para su hija de 10 años, víctima de abusos sexuales. Hace tres años, Martínez denunció al hombre que abusó de su hija ante la fiscalía de delitos sexuales, pero sigue libre. Así que decidió unirse a la ocupación.
Martínez, que cuenta que también sufrió abusos sexuales cuando era una niña y que su madre no la defendió ni reportó lo ocurrido, señaló que decidió dar el paso para llamar la atención sobre el caso de su hija.
Ahora, Martínez vive con su hija de 10 años y otros parientes en el inmueble. Participan en manifestaciones y la pequeña juega con su chihuahua entre paredes cubiertas de grafitis. Martínez pinta rostros de mujeres en llaveros que vende en las marchas. Las mujeres que apoyan el movimiento compran estas baratijas, que sirven para reconocer a quienes empatizan con la causa.
La Comisión de Derechos está financiada por el gobierno mexicano, pero tiene cierta independencia. Puede hacer recomendaciones a agencias gubernamentales, que suelen seguirse. Sus oficinas se han convertido ahora también en un refugio también para otras víctimas de abuso.
El presidente, Andrés Manuel López Obrador, fue criticado en septiembre luego de expresar su malestar porque las manifestantes estaban desfigurando retratos de héroes mexicanos en el interior. Además, sugirió que sus oponentes políticos estaban detrás de la ocupación.
Las activistas han dicho que han visto pocos avances por parte de su gobierno en la violencia perpetrada contra las mujeres.
Luego de multitudinarias protestas en marzo por el asesinato de mujeres, López Obrador dijo que las movilizaciones no cambiarían el enfoque a largo de plazo de su gobierno sobre este problema. Hace hincapié en abordar las causas de base de estos delitos a través del empleo y el respaldo a la integridad familiar.
Según cifras oficiales, 3.825 mujeres murieron de forma violenta en 2019 en México, un promedio de más de 10 al día y un 7% más que en el año anterior.
Una mujer mira la fachada de la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que lleva casi tres meses ocupada por activistas feministas, que la han convertido en un refugio para víctimas de la violencia de género, en la Ciudad de México, el 17 de noviembre de 2020. Las activistas ocupan el inmueble para pedir justicia para las víctimas de abusos sexuales, feminicidio y otros tipos de violencia de género, y dan refugio a algunas mujeres y a sus hijos luego de que el gobierno no resolvió o investigó ataques sexuales a las hijas de sus invitadas. (AP Foto/Ginnette Riquelme)
Erika Martínez recibe un beso de su hija de 10 años, que esconde su identidad cubriéndose la cara con una camiseta, mientras elabora llaveros para vender en el interior de la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que tras su ocupación hace casi tres meses se ha convertido en un refugio para víctimas de violencia de género como Martínez y su hija, en la Ciudad de México, el 17 de noviembre de 2020. Martínez cuenta cuenta que sufrió abusos sexuales cuando tenía 10 años pero que sus padres nunca reportaron la agresión, y que su hija fue agredida por su cuñado hace tres años. El hombre sigue libre aunque ella sí denunció los abusos a las autoridades. (AP Foto/Ginnette Riquelme)
Activistas, que se cubren el rostro por seguridad, preparan la cena en la cocina de la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que ocupan desde hace casi tres meses, en la Ciudad de México, el 16 de noviembre de 2020. Las activistas ocupan el edificio de la CNDH para pedir justicia por las víctimas de abusos sexuales, feminicidio y otros tipos de violencia de género, y lo han abierto como refugio para víctimas de violencia sexual. Algunas madres viven allí con sus hijas mientras el gobierno no resuelve o no investiga siquiera las violaciones de sus hijas. (AP Foto/Ginnette Riquelme)
Una niña de 10 años víctima de abusos sexuales, que se cubre la cara para ocultar su identidad, juega con su chihuahua Miel en una escalera cubierta con pintadas contra la violencia sexual en la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, ocupada desde hace casi tres meses por activistas feministas y convertida en un refugio para víctimas de violencia de género, en la Ciudad de México, el 17 de noviembre de 2020. La pequeña vive en el inmueble con su madre, Erika Martínez, quien también sufrió abusos sexuales. Martinez dijo que hace tres años denunció ante la fiscalía para delitos sexuales que su hija, que entonces tenía 7, fue abusada por su cuñado, pero el hombre sigue libre. (AP Foto/Ginnette Riquelme)
Los rostros de mujeres pintados a mano decoran unas almohadillas que Erika Martínez convertirá en llaveros, que vende para lograr algo de dinero mientras vive con su hija en las ocupadas oficinas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que se han convertido en un refugio para víctimas de la violencia de género como ellas, en la Ciudad de México, el 17 de noviembre de 2020. Martínez, empezó a vender las baratijas el año pasado, y desde entonces se han convertido en una forma de identificar a simpatizantes del movimiento feminista. (AP Foto/Ginnette Riquelme)
Erika Martínez elabora llaveros que vende para lograr algo de dinero mientras vive con su hija en las ocupadas oficinas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que se han convertido en un refugio para víctimas de la violencia de género como ellas, en la Ciudad de México, el 17 de noviembre de 2020. Martínez cuenta que sufrió abusos sexuales cuando tenía 10 años pero que sus padres nunca reportaron la agresión, y que su hija fue agredida por su cuñado hace tres años. El hombre sigue libre aunque ella sí denunció los abusos a las autoridades. (AP Foto/Ginnette Riquelme)
Una niña de 10 años víctima de abusos sexuales, que se cubre la cara para proteger su identidad, posa para una fotografía mientras juega con telas para acrobacias aéreas en el interior de la sede de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, donde vive con su madre, quien también sufrió abusos cuando era niña, luego de que activistas feministas ocupasen el inmueble y lo convirtiesen en un refugio, en la Ciudad de México, el 17 de noviembre de 2020. La madre de la niña, Erika Martinez, dijo que hace tres años denunció ante la fiscalía para delitos sexuales que su hija, que entonces tenía 7, fue abusada por su cuñado, pero el hombre sigue libre. (AP Foto/Ginnette Riquelme)
Una activista por los derechos de las mujeres limpia el piso en la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que ocupan desde hace casi tres meses, convirtiéndola en un refugio para víctimas de la violencia de género, en la Ciudad de México, el 17 de noviembre de 2020. Las activistas ocupan el edificio de la CNDH para pedir justicia por las víctimas de abusos sexuales, feminicidio y otros tipos de violencia de género, y lo han abierto como refugio para víctimas de violencia sexual. Algunas madres viven allí con sus hijas mientras el gobierno no resuelve o no investiga siquiera las violaciones de sus hijas. (AP Foto/Ginnette Riquelme)
Una niña de 10 años, víctima de abusos sexuales y que se cubre la cara para ocultar su identidad, posa para el equipo de un documental de "Las Rudas Film" en el interior de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, donde vive con su madre, también víctima de abusos, luego de que activistas feministas ocuparon el inmueble hace casi tres meses y lo convirtieron en un refugio, en la Ciudad de México, el 17 de noviembre de 2020. La madre de la niña, Erika Martinez, dijo que hace tres años denunció ante la fiscalía de delitos sexuales que su hija, que entonces tenía 7, fue abusada por su cuñado, pero el hombre sigue libre. (AP Foto/Ginnette Riquelme)
Un cuadro con la imagen desfigurada del expresidente mexicano Benito Juárez, bajo una pintada con la frase "Nuestra rabia es incontenible", realizada por activistas en el interior de la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que está ocupada desde hace casi tres meses y sirve de refugio para víctimas de violencia de genero, en la Ciudad de México, el 17 de noviembre de 2020. Las activistas ocupan el inmueble para pedir justicia para las víctimas de abusos sexuales, feminicidio y otros tipos de violencia de género, y dan refugio a algunas mujeres y a sus hijos luego de que el gobierno no resolvió o investigó ataques sexuales a las hijas de sus invitadas. (AP Foto/Ginnette Riquelme)
Una niña de 10 años, víctima de abusos sexuales y que se cubre la cara para no ser identificada, posa para una foto con sus animales de felpa en el interior de la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, donde vive con su abuela, su madre, un primo y dos hermanos luego de que activistas feministas ocuparon el edificio y lo convirtieron en un refugio para víctimas de violencia de género hace casi tres meses, en la Ciudad de México, el 17 de noviembre de 2020. (AP Foto/Ginnette Riquelme)