En Perú, preocupa brote doble de COVID-19 y dengue
PUCALLPA, Perú (AP) — Dos de los familiares cercanos de Lidia Choque ya se habían enfermado con el nuevo coronavirus cuando llegaron los mosquitos.
La mujer de 53 años vive en una casa de madera cerca del aeropuerto de una ciudad peruana en la selva amazónica. Los fumigadores de la ciudad suelen visitarla varias veces durante la temporada de lluvias para eliminar las plagas, pero este año, debido a la pandemia, estuvieron ausentes.
Cuando fue a un hospital después de haber tenido fiebre y dolores en el cuerpo, los médicos dieron un doble diagnóstico: COVID-19 y dengue.
“Ya no podía ni caminar”, dijo.
Mientras Perú atraviesa uno de los peores brotes de SARS-CoV-2 en el mundo, otro virus empieza a generar alarma: el dengue.
Los funcionarios de salud han reportado más de 35.000 casos este año, concentrados principalmente en la Amazonía. En tanto, el número de nuevas infecciones diarias de coronavirus ha disminuido en lo general, pero las autoridades temen que se produzca una segunda oleada mientras aumentan los casos de dengue.
En la ciudad de Pucallpa, donde vive Choque, los médicos dicen que ya están encontrando pacientes con ambas enfermedades. Dos médicos dijeron que los síntomas del dengue como la fiebre y los dolores musculares tienden a dominar, aunque la combinación con COVID-19 puede resultar mortal.
“Hay más riesgo”, dijo la doctora Rosmery Rojas, una médica de un hospital público que dice que atiende a 120 pacientes de dengue al día.
La región de Ucayali, situada a lo largo de un río fangoso, ha sufrido durante mucho tiempo brotes periódicos de dengue, aunque Rojas y otros dijeron que las cifras de este año ya triplican a las de 2019. En todo el continente hubo más de 3,1 millones de casos de dengue el año pasado, la cifra más alta de la que se tiene registro, según la Organización Panamericana de la Salud.
La oficina regional de la OMS para las Américas dice que ha habido una disminución general de los casos de dengue durante la pandemia, con un poco más de 2 millones de casos registrados en lo que va del año, incluyendo 845 muertes. Cerca de 1,4 millones de esos casos se han producido en el Brasil.
No está claro si la reducción está relacionada con el COVID-19, aunque una portavoz dijo que las medidas de salud pública destinadas a prevenir el nuevo virus pueden haber desempeñado un papel.
Sin embargo, en la Amazonía peruana, un número creciente de pacientes con dengue está llenando las camas de los hospitales que meses atrás fueron abrumados por los pacientes de COVID-19. A algunos, como Choque, se les dice que tienen ambas enfermedades cuando llegan al hospital.
“Mucha gente viene coinfectada”, señala el doctor Mariano Alarcón.
El dengue es una enfermedad transmitida por mosquitos, y es conocida en algunos países como “fiebre rompehuesos” por sus síntomas severamente dolorosos. Los países del sudeste asiático, como Singapur e Indonesia, también se han enfrentado este año a brotes dobles de dengue y coronavirus, ya que las medidas de confinamiento incluyen la suspensión de las actividades de prevención.
El dengue no suele ser mortal, pero los casos graves pueden requerir hospitalización. La eliminación de basura, neumáticos viejos y otros objetos que contienen agua estancada puede ayudar a frenar la enfermedad, acciones que los funcionarios del Perú están llevando a cabo ahora con la esperanza de acotar el aumento de los casos de dengue.
Choque dijo que fue al hospital después de que sus síntomas no desaparecieran. Una prueba rápida de anticuerpos contra el virus —que puede indicar una infección previa— resultó negativa, pero una doctora vio manchas en una radiografía de tórax que la llevaron a diagnosticar COVID-19. La madre de tres hijos todavía es escéptica sobre si tenía el virus.
Permaneció casi dos semanas en una sala con ocho pacientes femeninas de dengue, llenas de ansiedad por la enfermedad.
“Yo sentía una desesperación”, manifestó.
Choque cree que la ausencia de fumigación probablemente contribuyó a que se enfermara de dengue. Colocó latas llenas de carbón encendido y hojas secas de eucalipto para ahuyentar a los mosquitos, pero dijo que todavía estaban desbocados cuando se enfermó.
“Se han enfocado más en la enfermedad del COVID”, dijo. “Se han descuidado del dengue”.