Luis Arce, el cerebro del éxito económico de Evo Morales
LA PAZ (AP) — Desde un alto cargo en el Banco Central, Luis Arce desentrañaba las contradicciones del neoliberalismo que aplicaban los gobiernos conservadores de Bolivia y compartía sus opiniones con alumnos y colegas de la universidad.
Hasta que en 2006 el recién elegido presidente Evo Morales le dio la oportunidad de dirigir el Ministerio de Economía con la misión de reorientar la política económica.
Para propios y extraños, Arce fue el cerebro del éxito económico del gobierno de Morales (2006-2019).
En las elecciones del 18 de octubre, Arce -un economista pragmático de 57 años con estudios en el Reino Unido y defensor del estatismo- es la apuesta de Morales para el retorno al poder de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS).
Pero aunque la mayoría de las encuestas lo ubican en primer lugar en intención de voto, no le alcanzaría para ganar en primera vuelta.
Para los expertos, Arce no ha logrado romper “el voto duro” fiel a Morales, anclado en los sectores rurales y en los centros urbanos populares, a pesar de su origen de clase media.
El principal objetivo de Arce es, justamente, recuperar el voto de esa clase que se distanció de Morales en sus casi 14 años en el poder.
Con la camisa arremangada, Arce hace campaña como un profesional pero rehúye al debate. Sólo ha participado en uno y en todas las entrevistas se muestra como un abierto antiliberal.
“Optamos por Lucho porque el tema económico será fundamental”, dijo Morales recientemente.
Acelerada por la pandemia, la crisis económica juega a favor del exministro. “Recuperaremos la democracia, reconstruiremos la economía y devolveremos la estabilidad a Bolivia”, es la frase que más ha repetido durante la campaña.
Pero para sus críticos el éxito económico de Arce no se debió tanto a su capacidad sino a la bonanza de los precios de las materias primas durante más de una década hasta 2012, lo que llenó las arcas del gobierno de Morales.
En su defensa el exministro ha dicho que no sólo fue “el efecto precio” sino la redistribución del ingreso y la inversión estatal, que apalancaron la industrialización.
Sin embargo, Bolivia sigue dependiendo de la exportación de materias primas -gas natural, minerales y productos agropecuarios- y su estabilidad económica y política dependen de las fluctuaciones de los precios internacionales, dijo el economista Jaine Dunn.
“El modelo económico se basó en aprovechar los precios de las materias primas, la inversión pública y la redistribución de ingresos mediante el pago de bonos sociales. El asunto es que la bonanza terminó y los planes económicos no cambiaron de orientación”, agregó el economista.
Con Arce como ministro, la economía creció durante más de una década a un promedio anual de 4,6% y la pobreza bajó al 37% gracias a los subsidios, logros que podrían “revertirse” debido a la “coyuntura crítica” que atraviesa Bolivia, opinó Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano con sede en Washington.
Ser el delfín el Morales también pone en duda su capacidad para reunificar a un país polarizado entre los simpatizantes y detractores del exmandatario, quien renunció luego de las elecciones de octubre del año pasado en las que buscaba su cuarto mandato. Los comicios fueron anulados tras denuncias de fraude, lo que desató estallidos sociales en todo el país que dejaron más de una treintena de muertos.
Desde su exilio en Argentina, Morales no ha contribuido a lograr la paz social y son recurrentes sus arengas contra el gobierno interino de Jeanine Áñez, que muchos de sus seguidores han plasmado en protestas.
Arce se ha mostrado leal a los lineamientos políticos de Morales y ha tomado distancia de las acusaciones del gobierno contra el exmandatario.