El proyecto deportivo de Qatar catapultó al PSG
LISBOA (AP) — Hace una década, un almuerzo en el Palacio del Elíseo estrechó los vínculos deportivos y de negocios entre Qatar y Francia, de cara a la compra de las acciones del París Saint-Germain.
El domingo, los más de 1.000 millones de dólares invertidos en el club podrían llevar finalmente a la obtención del mayor premio que otorga el fútbol europeo de clubes.
Las elevadas y costosas ambiciones de un proyecto deportivo entrelazado con objetivos políticos alcanzarán nuevos niveles cuando el París Saint-Germain dispute su primera final de la Liga de Campeones, ante el Bayern Múnich.
“Mañana habrá una oportunidad para que nosotros nos unamos a la elite, al ganar la Champions”, dijo el sábado Kylian Mbappé.
El delantero del PSG es uno de los símbolos de la onerosa transformación de la escuadra, de un club que solía decepcionar a uno de los más glamorosos del fútbol mundial, desde 2011, cuando los magnates qataríes realizaron aquella toma de acciones.
La incorporación de Mbappé al equipo terminó costando 145 millones de euros hace dos años, una cifra que sin embargo palidece con los 222 millones de euros desembolsados por el mismo club por Neymar un año antes.
“Sabemos lo grande que es este club”, aseveró Mbappé. “Y sabemos lo mucho que el equipo ha crecido en los últimos años”.
Su rival del sábado, cinco veces campeón europeo, cuenta también con financiacion desde Doha, mediante el patrocinio de Qatar Airways. Esa asociación con el país del Golfo Pérsico ha generado críticas por parte de organismos defensores de los derechos humanos.
“Un partido para el recuerdo, al que denominamos el #Qlásico”, escribió la aerolínea en Twitter, haciendo referencia a Qatar, de cara al encuentro en Lisboa.
Pero es el PSG, controlado por el Estado qatarí tras la compra de acciones mediante un vehículo de inversión en el deporte, el que se ha convertido en un mecanismo diplomático para ejercer poder en el fútbol de parte de la nación que albergará el Mundial de 2022.
Ese torneo se llevará a cabo en Medio Oriente por primera vez, luego de que Qatar obtuvo la sede en diciembre de 2010. La polémica votación de la FIFA se realizó semanas después de que el entonces presidente francés Nicolas Sarkozy, seguidor del PSG, atestiguó la reunión en el Palacio del Elíseo con el futuro emir de Qatar y con el legendario exfutbolista francés Michel Platini, quien era entonces líder de la UEFA.
Como vicepresidente de la FIFA, Platini tenía voz para definir el destino de la Copa del Mundo.
“Sarkozy nunca me pidió votar por Qatar”, dijo Platini a The Associated Press en 2010. “Pero yo sabía que eso sería bueno”.
En siete meses, un alicaído PSG que no había ganado el cetro de Francia desde 1994, fue comprado por una empresa vinculada con Tamim bin Hamad Al Thani, quien se convirtió después en emir.
Nasser al-Khelaifi, como presidente de Qatar Sports Investments, se convirtió en mandamás del club. Dirigía también la cadena deportiva de propiedad qatarí que se convirtió en beIN al año siguiente.
Compró los derechos de transmisión de la Ligue 1, donde el PSG se ha coronado en siete de las últimas ocho temporadas, y lanzó canales televisivos en Francia.
Cuando llegó el momento de reemplazar a la aerolínea Emirates, con sede en Dubai, como patrocinadora de PSG, Accor Hotels compró los derechos para aparecer en las camisetas mediante un acuerdo suscrito en 2019. El tercer mayor accionista de Accor, con 11,3%, es la Autoridad de Inversiones de Qatar.
El PSG se negó a una entrevista con algún dirigente del club para hablar sobre el crecimiento de éste, de cara al encuentro de este domingo.