Los grandes interrogantes acerca del voto por correo en EEUU

Los grandes interrogantes acerca del voto por correo en EEUU
Un cartero del servicio postal haciendo entregas en Salt Lake City, Utah, el 17 de agosto del 2020. (AP Photo/Rick Bowmer)

El Servicio Postal de Estados Unidos dice que no puede garantizar que los votos enviados por correo en las elecciones generales del 3 de noviembre lleguen a tiempo para ser contados. Esto plantea la posibilidad de que millones de personas no pueden hacerse oír.

Este es un nuevo capítulo en el caos que envuelve a la agencia, que se encuentra en medio de un intenso debate en torno a quién vota y cómo. Son preguntas particularmente relevantes en una época de pandemia, en la que mucha gente considera votar por correo en lugar de acudir a las urnas personalmente por temor al coronavirus.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan el voto por correo para evitar exponerse al contagio en los centros de votación. Pero el presidente Donald Trump, sin ofrecer evidencias, dice que el voto por correo será fraudulento. Aparentemente teme que podría costarle la elección. Los demócratas fueron más proclives que los republicanos a votar por correo en las primarias.

Vistazo al estado de cosas con el formato de preguntas y respuestas:

¿CUÁL ES EL PROBLEMA CON EL SERVICIO POSTAL?

El servicio pierde dinero desde hace años, pero sus partidarios dicen que es un servicio del gobierno y que su función no es generar ganancias.

En junio, Louis DeJoy, un donante republicano y ejecutivo de una compañía de logística, asumió como director del servicio y Trump le encomendó la tarea de hacer que genere ganancias. Para ello debería quitarle clientes a Amazon. El director ejecutivo de Amazon Jeff Bezos ha sido criticado por Trump por la cobertura de su gestión que hace el Washington Post, que es de su propiedad.

DeJoy redujo las horas extras, las entregas tarde y otros gastos que garantizan que el correo llega a destino a tiempo. El resultado de esto fueron demoras en las entregas.

El Servicio Postal espera que el Congreso le asigne 10.000 millones de dólares para seguir operando, pero las conversaciones entre demócratas y republicanos sobre un plan de alivio para la pandemia que hubiera incluido ese dinero se desmoronaron.

El jueves Trump reconoció abiertamente que está privando al servicio postal de ese dinero para hacer que le resulte más difícil procesar la gran cantidad de votos por correo que se espera. El sábado trató de suavizar ese comentario y dijo que apoya darle más fondos al servicio, pero se niega a ceder a otros aspectos de la propuesta de los demócratas, incluidos fondos para estados necesitados de dinero.

¿POR QUÉ TODO ESTO IMPORTA EN UN AÑO ELECTORAL?

El voto por correo ha aumentado mucho desde que empezó la pandemia a mediados de marzo, en plenas primarias. En algunos estados se quintuplicó, si no más. Las autoridades electorales se preparan para la posibilidad de que la mitad de los votantes --y tal vez más-- usen el correo para pronunciarse en noviembre.

Los estados de Colorado, Hawái, Oregón, Utah y Washington tienen sistemas en los que se vota exclusivamente por correo y California, Nevada y Vermont los estrenarán en noviembre. Pero los demás estados tienen poca experiencia en el manejo de una gran cantidad de votos emitidos por correo.

Cuando se vota por correo, es vital que el voto llegue para cierta fecha. Los formularios son enviados por correo y el voto debe ser recibido generalmente no más allá del día de la votación.

A fines del mes pasado, el consejero general y vicepresidente ejecutivo de la oficina de correos Thomas J. Marshal envió a los estados una carta en la que les informaba que los plazos eran demasiado estrechos en este nuevo mundo de entregas más lentas.

Pensilvania, por ejemplo, permite a la gente pedir el formulario hasta el 27 de octubre. Marshall dijo que los votantes de ese estado deberían despachar su voto para esa fecha si quieren asegurarse de que llega para el 3 de noviembre.

Este es un problema que viene de los años en que gobernó Barack Obama, cuando se flexibilizaron las pautas para las entregas. Pero se hace especialmente visible cuando hay un gran aumento en la cantidad de cartas que se espera haya en estados como Pensilvania, que aprobó una expansión del voto por correo a fines del año pasado. Y las cosas se agravan si el presidente dice abiertamente que quiere limitar los votos de su rival evitando que voten por correo.

¿ENTONCES, QUÉ PASA AHORA?

No está claro. El primer interrogante es si habrá un plan de alivio para el coronavirus con dinero para el servicio postal. Demócratas y republicanos están muy lejos en estos momentos y el Congreso está en receso por algunas semanas.

La presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi convocó a la cámara baja para que analice el tema del Servicio Postal. Se espera que el sábado se vote un proyecto que prohibiría cambios en las entregas o los servicios en lo que queda del año. El Senado, mientras tanto, sigue en receso y no se propone tomar el tema por ahora.

Si no hay un alivio, el asunto surgirá sin dudas en septiembre, cuando se considere la financiación del gobierno, el cual dejará de funcionar si Trump no firma un plan de alivio para el 30 de septiembre.

Los estados también pueden cambiar los plazos para la llegada del voto por correo. Eso es lo que hizo Pensilvania la semana pasada, en que se pidió a un tribunal que amplíe el plazo hasta el 6 de noviembre, tres días después de la votación, siempre y cuando el voto haya sido despachado antes del cierre de las urnas.

La senadora Elizabeth Warren y otros legisladores demócratas piden que se revisen las medidas tomadas por DeJoy.

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Los reporteros de la Associated Press Anthony Izaguirre (Charleston, Virginia Occidental) y Lisa Mascaro (Washington) colaboraron en este despacho.

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