Conductora argentina bebe dióxido cloro en TV y la denuncian
BUENOS AIRES (AP) — Una famosa presentadora de la televisión argentina que bebió dióxido de cloro en su programa para combatir el coronavirus fue denunciada penalmente este martes tras la muerte de un niño de cinco años al parecer por la ingesta de esa sustancia.
El caso pone otra vez en el centro de la polémica a celebridades y líderes políticos que, aún en contra de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), difunden supuestas curas para la pandemia de coronavirus que en América Latina contabiliza más de 6 millones de contagios y cerca de 240.000 muertos.
Viviana Canosa, conductora del programa Nada Personal del canal 9 de Buenos Aires, bebió en vivo de una botella con una sustancia que dijo era dióxido de cloro. “Oxigena la sangre y viene divino. Yo no lo recomiendo, les muestro lo que hago”, afirmó la periodista el pasado 6 de agosto.
El video se viralizó en redes sociales, pero la conductora se volvió blanco de fuertes críticas luego del fallecimiento el último viernes de un niño de cinco años en la provincia de Neuquén. Los padres informaron a los médicos que le habían suministrado el dióxido de cloro porque temían que se hubiera contagiado de COVID-19.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) han desaconsejado el uso del compuesto ante la falta de evidencia científica. A su vez el ministerio de Salud emitió un comunicado horas después del deceso del niño en el cual advirtió que “puede causar irritación en el esófago y estómago, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones severas, entre otras complicaciones que pueden incluir graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales”.
Este lunes Canosa fue denunciada por presuntamente violar un artículo del código penal que castiga con prisión de 15 días a un año a quien sin título médico “anunciare, prescribiere, administrare o aplicare habitualmente medicamentos, aguas, electricidad, hipnotismo o cualquier medio destinado al tratamiento de las enfermedades de las personas, aun a título gratuito”.
La denuncia fue presentada por un diputado provincial de Neuquén.
“Durante estos días vengo escuchando y leyendo en diferentes medios, muchas expresiones que me lastimaron, que ofendieron mi honor, sustentadas en falsedades sobre mi persona y en interpretaciones mal intencionadas, por las que además intentan socavar y vulnerar mi libertad de expresión”, se descargó Canosa a través de Twitter.
La autopsia realizada al niño confirmó que no tenía coronavirus y que su muerte obedeció a una falla multiorgánica. Se esperan los resultados de los estudios toxicológicos para determinar la ingesta o no de dióxido de cloro. La muerte está caratulada como “dudosa”.
En Bolivia, donde se ha popularizado el consumo de dióxido de cloro durante la pandemia, la legislatura aprobó la semana pasada una ley que autoriza su uso como tratamiento contra el COVID-19, aunque todavía no ha sido promulgada por la presidenta interina Jeanine Áñez en medio de una profunda pugna de poderes en el país andino.
Según la OPS, el dióxido de cloro es un gas de color amarillo-rojizo utilizado como blanqueador que al mezclarse en agua genera iones clorito. Ambas especies químicas son altamente reactivas, por lo que tiene capacidad de eliminar bacterias y otros microorganismos en medios acuosos. Sin embargo, el organismo no recomienda utilizar ningún producto a base de este compuesto bajo ninguna circunstancia —trátese de pacientes contagiados o no— porque no hay evidencia sobre su eficacia.
Por su parte, la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) lo cataloga como un desinfectante que puede dañar la salud y advirtió por primera vez sobre su consumo en 2010.