Tras una tregua, EEUU reimpone arancel a aluminio de Canadá
WASHINGTON (AP) — Después de más de dos años de intimidar e imponer sanciones comerciales a Canadá y México, el presidente Donald Trump obligó a los dos vecinos de Estados Unidos a que aceptaran sustituir el TLCAN de 25 años de antigüedad por un tratado comercial de su conveniencia.
Estaba previsto que el pacto de Trump, creado para actualizar el antiguo tratado y estimular una mayor producción manufacturera en Estados Unidos, restaurara la claridad y previsibilidad de las normas que rigen el intercambio de Estados Unidos con Canadá y México, el cual alcanza 1,4 billones de dólares anuales.
La tranquilidad no duro mucho.
Menos de un mes después de la entrada en vigor el 1 de julio del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el gobierno de Trump tiene previsto reimponer el domingo un impuesto de 10% a las importaciones de aluminio canadiense, generando tensiones entre ambos aliados.
Trump acusa a Canadá de inundar el mercado estadounidense con aluminio bruto no procesado. La Asociación de Aluminio, que representa a compañías estadounidenses y extranjeras del sector y se opone a los aranceles, respondió que el incremento en los envíos de aluminio bruto canadiense a Estados Unidos está dentro de las normas históricas y refleja el aumento en la producción de una fundidora canadiense que estuvo cerrada por una disputa laboral.
“Nuestra esperanza es que el gobierno reconsidere esta decisión”, dijo en entrevista Kirsten Hillman, la embajadora canadiense en Estados Unidos. En represalia, los canadienses se disponen a imponer aranceles al aluminio y otros productos estadounidenses.
Los aranceles reimpuestos por Trump elevarán los costos de las empresas automovilísticas y de otros fabricantes estadounidenses que utilizan aluminio importado en sus productos. Como resultado, dijo Hillman, “va a ser más caro comprar un coche o una camioneta o partes para su vehículo”.
En 2018, Trump impuso aranceles a las importaciones de aluminio, incluyendo al de Canadá. Alegó que las importaciones amenazaban con hacer quebrar a los productores estadounidenses de aluminio, poniendo en riesgo el acceso de las fuerzas armadas de Estados Unidos al metal en tiempos de guerra. Para justificar los aranceles, Trump invocó la pocas veces utilizada Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962 y declaró a las importaciones de aluminio una amenaza para la seguridad nacional.
Los detractores aseguran que los aranceles hacen poco para atender el mayor problema que enfrenta la industria del aluminio: una sobreproducción masiva de China que ha inundado los mercados globales y provocado un descenso en los precios. El país asiático casi no resultó afectado por los aranceles de Trump porque sus exportaciones de aluminio ya estaban restringidas debido a sanciones comerciales previas de Estados Unidos.
El año pasado Trump accedió a cancelar los aranceles para Canadá y México con el fin de contribuir a que se concretara el T-MEC.
Pero dos productores estadounidenses de aluminio —Century Aluminum y Magnitude 7 Metals— se habían quejado incluso antes de que el T-MEC entrara en vigor que Canadá estaba aprovechando la cancelación de los aranceles para inundar Estados Unidos con aluminio. Un nuevo grupo comercial que los representa, la Asociación Principal del Aluminio de Estados Unidos, afirma que las importaciones de aluminio bruto de Canadá aumentaron 37% en el segundo trimestre de 2020 en comparación con el mismo periodo de 2019.
Por ello, Trump optó por reimponer los aranceles al aluminio canadiense en conformidad con los preceptos de la seguridad nacional previstos en la Sección 232.
“Para colmo, eso se está haciendo considerando que Canadá representa una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos”, afirmó Hillman. Efectivos de ambos países han peleado hombro a hombro como aliados en conflictos que van desde la Primera Guerra Mundial a Afganistán.
Hillman y otros detractores consideran improbable que los aranceles beneficien a los productores estadounidenses. En su lugar, afirman, otros países simplemente reemplazarán las importaciones canadienses.
Entre los posibles beneficiarios figura Glencore, la empresa global de comercio de materias primas con sede en Suiza que también tiene una amplia participación accionaria en Century Aluminum y que este año adquirió aluminio ruso por 16.300 millones de dólares.
Glencore declinó hacer comentarios.
La Asociación Principal del Aluminio de Estados Unidos rechazó el argumento de que los aranceles al aluminio canadiense podrían terminar estimulando las importaciones procedentes de países como Rusia y no beneficiar a los productores estadounidenses.
“Los canadienses están ignorando los hechos y buscando crear una distracción”, indicó el grupo en un comunicado. Canadá, dijo, había aceptado no inundar el mercado estadounidense con aluminio bruto. “Canadá incumplió sus compromisos y el incremento ocurrió directamente a expensas de empleos estadounidenses”.
La industria del aluminio emplea menos de 60.000 personas en Estados Unidos. La economista Christine McDaniel, del Centro Mercatus de la Universidad George Mason, calcula que las industrias que consumen aluminio y que probablemente resulten perjudicadas por los costos mayores derivados de los aranceles emplean a 10,7 millones, es decir aproximadamente 180 trabajadores por cada uno que labora en el aluminio.