Carlos Bardem: "Hay que conocer lo que origina el racismo"
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Hace más de cinco años, cuando comenzó a escribir su novela “Mongo blanco” sobre un negrero español, Carlos Bardem sentía la necesidad de desmenuzar la atrocidad que fue esta explotación en el siglo XIX. Hoy, ante la fuerza que cobró el movimiento Black Lives Matter, su lectura se vuelve apremiante.
“Qué tremendo que es la actualidad que tiene lo que cuenta”, dijo el actor e historiador español en una entrevista reciente por videollamada desde Pamplona. “Para entender esa herida supurante y nunca curada en nuestra sociedades que es el racismo, hay que conocer lo que origina el racismo”.
Para Bardem, el racismo es “una construcción intelectual y ficcional” que se inculca en los niños para permitir la explotación, que permite incluso erigir estatuas de hombres que hicieron su riqueza aprovechando la esclavitud.
“Yo particularmente soy muy partidario de que derriben estatuas”, dijo. “Son aparatos de propaganda, entonces cuando ese relato ya no satisface a la mayoría de la población, las estatuas deben ser, si no derribables y revisables, resignificadas”.
“Mongo blanco”, galardonada con el Premio Espartaco a la mejor novela histórica 2019, llega a México y Latinoamérica a través del Fondo de Cultura Económica.
Su protagonista, Pedro Blanco, es un personaje que genera rechazo debido a su maldad, pero que se perfecciona y triunfa en un sistema que lo necesita y le proporciona las herramientas para hacerlo. Es un hombre de su tiempo, cuando los esclavos eran tratados como si fueran objetos. Como ejemplo, Bardem incluye anuncios verdaderos de un periódico en La Habana que traía una sección para intercambio de bienes: podían cambiarse muebles o animales por esclavos.
Al comienzo de los capítulos también hay recuadros con artículos del Reglamento General de Esclavos promulgado por el Capitán General de la Isla de Cuba, Jerónimo Valdez, en 1842, que indica qué se les debe dar de comer o vestir (una prenda al año) y establece límites para que no trabajen “más de 16 horas seguidas” en la época más calurosa del año.
“Este reglamento que ahora nosotros lo leemos y decimos ‘¿pero qué barbaridad es esta?’ en su época fue considerado peligrosamente progresista por las élites esclavistas cubanas y llevaron a la destitución de este capitán”, dijo Bardem.
Pero a pesar de su lado oscuro, la vida de Blanco es también asombrosa. Un día estaba en África sometiendo esclavos, otro en fiestas en el palacio, otro buscando esclavos fugitivos en la sierra de Cuba, o escapando de la armada británica en barcos.
Bardem, quien dedicó dos años y medio a documentarse, considera su novela sobre todo de aventura, un género con el que creció, pero adaptado a la actualidad.
“Para una humanidad que ha visto Auschwitz, ha visto Hiroshima y Nagasaki, ha visto el genocidio de Ruanda y ve todos los días a los migrantes morir ahogados en el Mediterráneo”, dijo. “Quería proporcionarle a la lectora o al lector una experiencia sensorial completa de todas esas atrocidades (de la esclavitud), porque creo que la humanidad de ahora no acepta ya idealizaciones románticas de nada”.
En el caso de los lectores latinoamericanos, será especialmente ilustrativa sobre una parte de la historia de la colonia que muchas veces es relatada sin la perspectiva de quienes seguían viniendo de España a hacer las Américas, pues la vida de Blanco comienza unos 30 años antes de que empezaran las luchas independentistas en el continente.
“Para el público latinoamericano puede ser muy interesante porque sí te va a dar esa pieza de ese puzzle que a lo mejor no tienen. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué pensaban los de allí?”, dijo. “Estoy feliz de que llegue a México y Latinoamérica con el Fondo de Cultura Económica porque creo que es de alguna manera cumplir el destino natural de este libro y de este personaje”.
Blanco paga en vida sus atrocidades y vive esclavizado por la locura que desarrolla en la vejez, en un manicomio casi medieval donde tiene un grillete. Sólo se apiada de él un protopsiquiatra, el joven doctor Castells, quien encuentra los restos de humanidad que le quedan y desea conocer su historia, sus porqués.
“Me sirve para que ese doctor le haga al protagonista las preguntas que tú o yo le haríamos si tuviéramos la oportunidad de sentarnos frente a un negrero feroz del siglo XIX”, dijo el también autor de “Durango perdido”, “Muertes ejemplares” y “Alacrán enamorado”. “De alguna manera, Castells es el lector”.
Como actor, Bardem está por comenzar su primer “rodaje COVID-19” y recientemente estrenó en Amazon Prime la serie “Inés del alma mía”, basada en la novela homónima de Isabel Allende, en la que interpreta al conquistador de Perú, Diego de Almagro.
La esclavitud, señaló, sigue existiendo en el siglo XXI, ya sean incidentes literales de trabajadores explotados, como trata de blancas, o en una versión diluida.
“Hay un componente muy fuerte hacia el esclavismo en la precariedad”, dijo Bardem. “Cuando mantienes a grandes capas de población, a nuestros jóvenes, en esto no creo que España sea muy distinto de México, enlazando un contrato basura con otro y con salarios que no les permitirán nunca salir de la pobreza. Eso es una forma moderna de esclavitud”.