Coronavirus: Piden rendición de cuentas en Bérgamo y Brescia

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ROMA (AP) — Todo empezó con un grupo de familias acongojadas que decidieron llorar a familiares fallecidos por el coronavirus a través de la internet: Un grupo de Facebook en el que parientes de personas a las que se les negaron funerales por las estrictas medidas para contener la propagación del virus compartían fotos, recuerdos y su dolor por el hecho de que sus seres queridos murieron solos.

Este foro virtual para expresar angustia y condolencias pasó a ser una influyente organización que ofrece testimonios y pruebas a fiscales que tratan de determinar si se cometió algún delito en el manejo de la pandemia del COVID-19 que generó tantas muertes en Italia.

Miembros del grupo de Facebook Noi Denunceremo (Nosotros Denuciaremos) y de una agrupación sin fines de lucro hicieron el lunes 100 nuevas presentaciones ante la fiscalía de Bérgamo que investiga el brote, que se suman a otras 50 del mes pasado.

Luciendo tapabocas con el logo de la agrupación frente a los tribunales, el cofundador de Nosotros Denunciaremos Stefano Fusco dijo el lunes que en las presentaciones no se denuncian delitos específicos.

“Simplemente contamos nuestras historias y les pedimos a los fiscales que investiguen lo que pasó aquí y por qué... hubo semejante masacre”, manifestó.

Las presentaciones y las publicaciones en Facebook contienen historias viscerales de la devastación causada por el coronavirus: Madres y padres que son llevados en ambulancias y cuyos hijos no los vuelven a ver; esfuerzos desesperados por encontrar camas en las unidades de cuidados intensivos y tanques de oxígeno; hospitales tan desbordados que en sus esfuerzos por salvar vidas se olvidaban de los parientes de los fallecidos.

“El sistema no resistió, tuvo que elegir entre a quién salvaba y a quién no”, dijo Diego Federici, de 35 años. Su madre y su padre eran personas saludables y fallecieron ambos en un lapso de cuatro días en marzo.

Federici cree que sus padres no recibieron tratamiento adecuado. Dice que su madre estuvo básicamente sedada hasta que falleció y luego su cadáver fue trasportado hasta Bolonia, a 250 kilómetros (155 millas), para ser cremado, porque los crematorios y cementerios de Bérgamo estaban repletos.

“Hay muchos interrogantes, muchas cosas que no se hicieron bien”, dijo en una entrevista telefónica.

Reportados por hijos e hijas, viudos y viudas, la mayoría de los casos que presentó Nosotros Denunciaremos se relacionan con muertes en las provincias lombardas de Bérgamo y Brescia, donde estalló el brote a fines de febrero. Las dos provincias fueron la zona cero de la pandemia en Europa y entre ambas registraron aproximadamente una cuarta parte de las 35.000 muertes que hubo en Italia por el COVID-19.

Los expertos creen que las cifras reales pueden ser mucho más altas, en Italia y en todos lados, debido a que no se le hicieron pruebas a todo el mundo.

“Sabemos que hubo 35.000 muertos, no pueden tapar todo como lamentablemente se hizo con otras tragedias en Italia”, dijo Fusco, quien creó Nosotros Denunciaremos junto con su padre tras la muerte del patriarca de la familia, Antonio, el 11 de marzo.

Muchos miembros de la agrupación dicen que las autoridades regionales y nacionales no aislaron las zonas afectadas por el virus en Bérgamo y Brescia tempranamente y eso permitió que se propagase por toda la región de Lombardía y abrumase el sistema de salud, dando lugar finalmente a la primera cuarentena declarada en Occidente.

Fiscales de Bérgamo ya interrogaron al primer ministro Giuseppe Conte, a los ministros de salud y del interior, a miembros del gobierno regional y a líderes empresariales de Lombardía. También hablaron con miembros de Nosotros Denunciaremos cuyas publicaciones ayudaron a disponer la investigación. No se han radicado cargos por ahora y no está claro si alguna vez los habrá.

Pero junto con las presentaciones del lunes, Nosotros Denunciaremos envió una carta en la que pide a la Comisión Europea y a la Corte Europea de Derechos Humanos que supervise las investigaciones en Italia, aduciendo que se podrían haber cometido crímenes contra la humanidad y que se violó el derecho a la vida y a la dignidad de la ciudadanía en Italia.

La abogada de la agrupación Consuelo Locati, cuyo padre falleció por el virus, habla de dos decretos regionales que según ella contribuyeron a las muertes: Uno del 8 de marzo que permitió que las personas que se recuperaban del COVID-19 fuesen alojadas en residencias para ancianos y otro del 23 de marzo que básicamente decía a los médicos de la Lombardía que tratasen por teléfono, no en persona, a personas que se sospechaba tenían el virus.

La directiva de tratar por teléfono violó el derecho constitucional de los pacientes a recibir atención médica adecuada, según Locati. Muchos familiares de las víctimas del virus dicen que durante el peor momento de la pandemia, sus médicos de familia estaban enfermos ellos mismos o se negaron a tratar en persona. Locati sostiene que, de hecho, el gobierno regional, que tenía problemas para suministrar equipo protector al personal médico, les impidió hacerlo.

“Esta prohibición de visitar las casas figura en muchas denuncias y testimonios: El médico que no quiere o no puede salir, el médico que receta antibióticos por teléfono...”, afirmó.

El resultado de esto fue que los pacientes fallecieron en sus casas o esperaron demasiado tiempo para ir a un hospital, adonde llegaron demasiado enfermos como para ser salvados, expresó Locati.

“Pudieron haber ido antes. Un médico nos dijo: ‘Debieron haberlo traído antes’”, declaró Sharon Potta, cuyo padre de 51 años falleció y quien estuvo en el tribunal el lunes durante la presentación de casos.

Porra dijo que las ambulancias se negaron a ir a su casa cuando su padre se enfermó y que la familia no pudo salir por la cuarentena. “¿Qué podíamos hacer?”, preguntó.

El gobierno de Lombardía ha defendido su manejo de la pandemia, destacando el desempeño heroico de médicos y enfermeras y la cantidad de camas en las unidades de cuidados intensivos que añadieron. Al mismo tiempo, no obstante, reconocieron algunas fallas.

El gobernador Attilio Fontana creó una comisión de cinco expertos para que analice “lo que no funcionó tan bien y lo que funcionó bien”.

“Estamos dispuestos a admitir errores, si es que los hubo”, dijo el funcionario en una conferencia de prensa el 29 de junio, agregando que hay que hay que tomar en cuenta que “nos encontramos en medio de un cataclismo que nadie podía prever”.

Stefano Fusco dijo que jamás pensó que su grupo de Facebook pudiese crecer tanto y tan rápidamente. “Lo creamos pensando que podríamos reunir tal vez 1.000 personas, pero en las primeras 24 horas teníamos 5.000 miembros”, comentó. En una semana había 14.000 y actualmente tiene 60.000 miembros.

La agrupación pide que no se hable de política y que no se acuse a nadie directamente de infracción alguna.

Tal vez lo más notable de la iniciativa es que todas las publicaciones son muy parecidas y generan la solidaridad de una cantidad de extraños, muchos de los cuales vivieron experiencias similares.

Ludovica Bertucci escribió hace poco acerca de la muerte de su padre, sus abuelos y un tío, y se preguntó si alguien tenía la culpa. “Me asusta responder”, señaló. “Me asusta descubrir que si alguien hubiese tomado otra decisión, tal vez mi estupendo padre estaría aquí conmigo, igual que todos los demás”.

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