Ópera de Santa Fe se hace virtual en tiempos de coronavirus
ALBUQUERQUE, Nuevo México, EE.UU. (AP) — El ejecutivo tecnológico Peter Batty ha hecho un viaje al desierto de Nuevo México casi cada verano desde 1996 para ver ópera en uno de los escenarios más famosos de Estados Unidos.
Esta año no podrá hacerlo.
En vez de hacer picnic en el estacionamiento de la Ópera de Santa Fe, él y su esposa celebraron su aniversario y la noche inaugural de la ópera en su balcón en el centro de Denver. Se sirvieron canapés y champagne mientras la función se transmitía online.
La famosa ópera ofrece una serie de funciones virtuales después de verse obligada a cancelar la temporada por la pandemia de coronavirus. Los eventos de los sábados por la noche buscan celebrar las cinco óperas originalmente programadas que se habrían presentado este verano, incluyendo el estreno mundial de “M. Butterfly” de Huang Ruo y David Henry Hwang.
Robert Meya, el director general de la ópera, dijo que el mensaje es sencillo: vístanse elegantes, abran una botella y acompáñenos desde casa.
Meya espera que la iniciativa digital pueda dar felicidad a la comunidad en lo que han sido tiempos bastante difíciles. Dijo que el proyecto también le da a personas de todas partes del mundo un asiento en primera fila para ver algo del talento que habría estado en este escenario al aire libre.
Unas 20.000 personas se conectaron a través de redes sociales para ver el primer episodio el viernes 3 de julio, cuando la aclamada mezzosoprano originaria de Nuevo México Susan Graham estuvo como invitada mientras que Joshua Hopkins dio vida a “El barbero de Sevilla” de Rossini.
“Estamos celebrando todo lo que todavía es posible y todavía es hermoso aquí en la Ópera de Santa Fe”, dijo Graham para quienes veían desde sus salas y patios.
Sin una temporada regular, la ópera enfrenta un déficit de 10 millones de dólares en ingresos, lo que ha hecho que sus directivos aprovechen el dinero de rescate federal y donaciones lo más posible.
La ópera había vendido cerca de 5 millones de dólares en boletos antes de que comenzara la pandemia y tuvo que reembolsar cerca de la mitad. Algunos prefirieron guardar sus boletos para futuros años y otros más los donaron a la ópera para ayudar a compensar al personal temporal. Hubo donadores que ayudaron a igualar esas aportaciones.
La ópera es una de las organizaciones de Estados Unidos que recibió préstamos bajo el programa del gobierno federal Paycheck Protection, que es parte del esfuerzo para recuperar a la economía devastada por cierres e incertidumbre. El gobierno apoya con 659.000 millones de dólares en préstamos a bajo interés que los solicitantes pueden usar para cubrir su nómina, renta y gastos similares.
La Ópera de Santa Fe recibió un préstamo de 2 millones de dólares que ha servido para mantener a varias decenas de trabajadores de tiempo completo y proporcionar algo de compensación a cerca de la mitad de los 700 empleados temporales, dijo Meya.
En un año regular, el presupuesto operativo de la ópera es de cerca de 25 millones de dólares, de los cuales cerca de 40% proviene de ventas de boletos, mientras que las donaciones suman otro 40%.
“Será bastante difícil superar esto, pero sabemos que lo vamos a lograr”, dijo Meya a The Associated Press en una entrevista. “Siempre hemos tenido presupuestos equilibrados en el pasado en la Ópera de Santa Fe y vamos a hacer todo lo que esté en nuestro poder para tratar de lograr esto nuevamente este año”.
En años recientes la ópera ha presentado producciones sobre el surgimiento de la era nuclear en el Nuevo México de la década de 1940 y un estreno mundial de una ópera con toques techno sobre el cofundador de Apple Steve Jobs. La juez de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsberg es una de sus asistentes regulares.
Batty se resistió a comprar boletos para las funciones de este año en Santa Fe mientras la pandemia empeoró. Ya tenía boletos para la temporada en la Ópera de Colorado, que también se vio obligada a cancelar su gala anual y la última producción de la temporada en primavera.
Batty se sintió desilusionado pero no sorprendido por las cancelaciones, ante los temores por los riesgos de salud le pareció que fue lo correcto. La primera vez que asistió a la Ópera de Santa Fe fue en 1985 cuando era un estudiante británico de intercambio. Escuchó que ir a la ópera era “algo interesante que hacer” así que le dio una oportunidad.
“Fue una experiencia maravillosa”, dijo sobre hacer picnic en el estacionamiento, impregnarse de la atmósfera y sentarse bajo las estrellas durante la función. “Esperamos que todo regrese el próximo año”.
Hasta entonces Meya dijo que espera que los episodios del sábado por la noche ofrezcan una sanación espiritual para contrarrestar la cancelación de la temporada de ópera y de otros tantos eventos culturales en el mundo.
Las funciones virtuales ya han generado un “momento luminoso” para Meya.
“Dios, deberíamos hacer esto cada temporada, incluso cuando tengamos temporada”, dijo. “Deberíamos incluir más este tipo de programas para que podamos pasar la voz y construir nuestro público”.