Qué hacer con espacios que ocupaban monumentos derribados
TIERRA AMARILLA, Nuevo México, EE.UU. (AP) — La polvorienta localidad de Tierra Amarilla se encuentra al pie de las montañas Sangre de Cristo. Hace cinco décadas, esta comunidad pobre del norte de Nuevo México fue escenario de uno de los enfrentamientos más violentos en la historia de la lucha por los derechos civiles cuando hacendados mexicano-estadounidenses armados tomaron los tribunales en el marco de una disputa sobre concesiones de tierras. La toma estremeció al país y ayudó a generar el movimiento chicano.
Hoy no hay nada que recuerde ese momento histórico, excepto por unos grafitis en una gasolinera abandonada y una oración en un poste indicador. No hay manifestaciones artísticas alusivas al episodio por ningún lado.
A medida que caen monumentos y estatuas en todo el país, activistas y municipalidades deben decidir qué hacer con los espacios que homenajeaban a figuras asociadas con generales de la Confederación y con los conquistadores españoles. Debaten asimismo cómo recordar a personajes y eventos de la lucha por los derechos civiles en sitios donde fueron olvidados.
La oportunidad de dar otro significado a estos espacios alienta un nuevo debate: ¿Qué historia debe homenajear Estados Unidos y por qué? ¿Hay que ocupar esos podios vacíos?
Algunos activistas dicen que figuras como la finada representante Barbara Jordan o la activista Dolores Huerta, defensora de los derechos de los mexicano-estadounidenses, deberían reemplazar las estatuas derribadas. Otros proponen al sargento Miguel Trujillo Sr., miembro del Pueblo Isleta que peleó en la Segunda Guerra Mundial y reclamó ante los tribunales el derecho de los pueblos originarios a votar en Nuevo México, o al esclavo que se convirtió en abolicionista Olaudah Equiano. Christy Symington, escultora que vive en Londres, ya tiene una imagen de Equiano que muchos piden que sea reproducida en espacios vacíos.
“Por momentos pienso que deben dejar los pedestales sin nada arriba”, expresó el reverendo Robo W. Lee, pastor de la Iglesia Unifour de Newton, Carolina del Norte, y descendiente del general confederado Robert E. Lee, que ahora se opone a los monumentos a la Confederación, como se denominó a los estados esclavistas del sur que perdieron la guerra civil de 1861-1865. “Creo que (los pedestales) son muy lindos. Dejémoslos así”, propuso Lee.
Brett Chapmand, abogado de Tulsa, Oklahoma, descendiente de Oso de Pie, un jefe de la tribu ponca y defensor de los derechos civiles, dijo que le gustaría que las estatuas derribadas fuesen reemplazadas por otras de luchadores sociales poco conocidos. “Hay tanta gente que podemos homenajear, demostrando que hemos superado la opresión”, comentó. “Sería una oportunidad de aprender y reflexionar”.
El sábado unos manifestantes de Baltimore derribaron una estatua de Cristóbal Colón y la tiraron a las aguas del puerto. Fue uno de numerosos incidentes similares en los que estatuas de los confederados y de los españoles son derribadas por manifestantes o retiradas por las autoridades municipales.
El movimiento revisionista la emprendió asimismo contra estatuas de los presidentes George Washington y Ulysses S. Grant, que fueron dañadas.
No todos los revisionistas están de acuerdo con esto. Thomas Chatterton Williams, autor de “Self-Portrait in Black and White” (Autorretrato en blanco y negro), dijo que entiende la necesidad de retirar los monumentos a la Confederación, pero no el vandalismo de estatuas que homenajean a los padres de la patria y a los héroes de la guerra civil del norte, el bando antiesclavista que ganó.
“La imagen de turbas que derriban estatuas de Ulysses S. Grant es inquietante”, dijo Williams. “Hay que comprender el contexto (de la historia). Eliminar a estas figuras de la escena pública no me parece bien”.
Vanessa Fonseca-Chávez, profesora adjunta de inglés en la Universidad Estatal de Arizona y autora de un libro de próxima publicación, “Colonial Legacies in Chicana/o Literature and Culture: Looking Through the Kaleidoscope” (Legado colonial en la literatura chicana: Una mirada a través de un caleidoscopio), dijo que se podría homenajear a gente que no es muy conocida.
“¿Qué hay de la gente que vive y que hizo de este lugar lo que es hoy?”, preguntó Fonseca-Chávez. “No una persona famosa. Lo que somos. Creo que sería un gran progreso”.
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El reportero de la Associated Press Russell Contreras es parte del equipo de la AP que cubre noticias sobre raza y etnicidad. Está en http://twitter.com/russcontreras