Nicaragüenses buscan llegar a su país desde Guatemala
CIUDAD DE GUATEMALA (AP) — Unos 45 nicaragüenses que llevan más de cuatro meses varados en Guatemala intentaban el miércoles pasar a Honduras para regresar a su país en medio de las restricciones de movilidad por la pandemia del coronavirus.
El grupo, en el que va una niña de 3 años, logró reunir el dinero para alquilar dos autobuses en los que se dirigía a la frontera con Honduras desde la capital guatemalteca. Al llegar al puesto migratorio fronterizo Guatemala les autorizó salir, pero las autoridades hondureñas no les permitieron ingresar.
“Honduras exige un permiso que está proporcionando Nicaragua para darles ingreso y que puedan continuar el transito hacia su país”, dijo Alejandra Mena del Instituto Guatemalteco de Migración.
Sayra Laguna, medallista olímpica centroamericana de judo y sambo de 32 años, que está en el grupo, explicó vía telefónica a The Associated Press que llegó a Guatemala en enero escapando de la difícil situación económica en su país.
“Vamos a intentar salir por la frontera de Corinto. Vamos a llegar a Migración y pedir clemencia, vamos a explicar qué nos está pasando”, dijo la deportista. El grupo no tiene visas migratorias y a varios se les venció el permiso para entrar a Guatemala, que dura tres meses.
Por la tarde los nicaragüenses llegaron a la frontera con Honduras en Corinto y esperaron unas horas, pero les fue negado el ingreso a ese país. Por ello decidieron quedarse en la calle, frente a un local comercial, donde pasarán la noche, dijo Laguna, a la espera de que su situación se resuelva el jueves.
Laguna relató que tuvo problemas con el gobierno de Daniel Ortega luego de que en una premiación en 2018 extendió en el podio un cartel en el que le dedicó su galardón a “Dios, a mi país y a los chavalos (jóvenes) que murieron en el 19 de abril”, dijo. Ese día comenzaron en Nicaragua una serie de manifestaciones contra la reforma al seguro social que fueron sofocadas con violencia por la policía y fuerzas paramilitares.
La represión dejó 328 muertos, 2.000 heridos y más de 700 detenidos, así como unos 80.000 desplazados y exiliados, según datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Laguna dijo que después del hecho debió renunciar a su trabajo para el gobierno sandinista.
Al llegar a Guatemala logró conseguir trabajo como instructora en un gimnasio, pero tras el estallido de la pandemia el local cerró, por lo que terminó haciendo labores de limpieza en casas particulares.
Laguna explicó que busca regresar a su país para estar con sus familiares, varios de los cuales se encuentran enfermos, algunos con COVID-19.
Dijo que a otros de los integrantes del grupo -entre los que hay profesionales, estudiantes y trabajadores- la pandemia los tomó por sorpresa en Guatemala, pero no residen en el país.
Según Laguna, la decisión de emprender el regreso por su cuenta fue tomada luego de que la embajada de Nicaragua no respondió a su pedido de que les otorgaran un salvoconducto.