Un monumento a la Confederación está protegido por su tamaño
STONE MOUNTAIN, Georgia, EE.UU. (AP) — Algunas estatuas del pasado esclavista de Estados Unidos han sido derribadas por manifestantes, otras por autoridades estatales o municipales. Pero el monumento a la Confederación más grande que se haya creado —figuras colosales talladas en la roca de una montaña en Georgia— podría sobrevivir.
La gran escultura de Stone Mountain que muestra a los generales Robert E. Lee y Stonewall Jackson y el presidente Jefferson Davis cuenta con protección especial bajo la ley de Georgia.
Y aún si se autorizara su demolición, el tamaño mismo del monumento presenta problemas graves. La talla mide 58 metros de ancho por 90 metros de altura. Una vieja foto muestra a un trabajador en un andamio apenas por debajo del mentón de Lee y que apenas llega a su nariz.
Durante las protestas recientes contra el racismo, han caído numerosos monumentos a la Confederación y estatuas de dueños de esclavos. Stone Mountain no ha pasado inadvertida.
Después de organizar una protesta de miles en la vecina Atlanta, Zoe Bambara, de 19 años, realizó otra el 4 de junio con un grupo pequeño —le autorizaron a reunir a no más de 25 personas— en el parque estatal donde la escultura atrae a millones desde hace décadas.
“La Confederación no es un homenaje al sur: es un homenaje a la supremacía blanca”, dijo Bambara. “La gente en esa montaña me odiaba. No me conocía, pero nos odiaban a mí y a mis antepasados. Duele ver que se rinda homenaje y se levanten monumentos a esa gente”.
Con todo, Bambara reconoce que no sabe qué se debería hacer con un monumento tan enorme, concebido unos 50 años después de la Guerra Civil y terminado apenas en 1972.
Los creadores de la escultura usaron dinamita para separar enormes bloques de granito de la montaña y tallaron las figuras a mano con sopletes.
Borrar la talla sería peligroso, caro y tomaría mucho tiempo. Se podrían realizar explosiones controladas con TNT introducido en agujeros taladrados en la piedra, dijo Ben Bentkowski, presidente de la Sociedad Geológica de Atlanta.
“Con la logística, teniendo en cuenta la seguridad, sospecho que se necesitaría un presupuesto de más de 1 millón de dólares”, dijo Bentkowski. “Se necesitaría un seguro, pagar sueldos por trabajo peligroso. Podría tomar un año o más”.
A esto se suma un importante obstáculo legal.
Cuando la legislatura de Georgia aprobó en 2001 modificar la bandera estatal dominada desde 1956 por el estandarte de guerra de la Confederación, la ley incluyó un artículo para preservar la escultura de Stone Mountain.
La ley dice que “el monumento a los héroes de los Estados Confederados de América tallado en la cara de Stone Mountain jamás será alterado, removido, ocultado u oscurecido en forma alguna”.
Ryan Gravel, un planificador urbano en Atlanta, observó que la ley no ordena mantener el monumento y sugirió que se deje actuar a la naturaleza, permitir que crezca la vegetación en las grietas de la escultura.
Otras ideas —como erigir un campanario en la cima de la montaña en honor a Martin Luther King— no han obtenido apoyo. Y los proyectos demócratas de derogar ese artículo de la ley no han encontrado eco en una legislatura dominada por los republicanos.
Preguntado si Stone Mountain aún merece protección especial, el gobernador republicano Brian Kemp se negó a dar una respuesta directa a los periodistas el 26 de junio.
“Como he dicho muchas veces, no podemos escondernos de nuestra historia”, dijo Kemp, y seguidamente destacó que acaba de sancionar una nueva ley sobre crímenes de odio racial que consideró un paso importante en la lucha contra el racismo.